Refugio, deterioro, hambre
La miseria es un estado en el que la persona no solo carece de recursos básicos para la subsistencia, sino que además no tiene modo de obtener esos recursos. En el capitalismo considerado como sistema económico triunfante, hemos visto que se puede ser pobre aun teniendo trabajo. El escalón siguiente sería el de la miseria y la condición de miserables.
El hambre es una sensación o estado (no hemos encontrado una definición satisfactoria) que puede llevar al ser humano a la locura. Durante los 1000 días del asedio nazi a la ciudad de San Petersburgo (Leningrado), el hambre condujo a muchas personas a la locura, y al canibalismo. Los episodios documentados de canibalismo en Leningrado (1941-1944) es uno de los más estremecedores que pueden leerse.
Un millar de personas puede estar vagando por la ciudad en situación de miseria, entre mendigos, personas sin hogar, rebuscadores de basura y menores no acompañados. El impacto de este tipo de población deja una huella diaria en la ciudad.
Hay que buscar refugio y para ello vale cualquier edificio abandonado, canalizaciones del arroyo mezquita, setos en los parques y jardines, puentes y locales abandonados. Este conjunto de población difícilmente evaluable, pasa hambre, se encuentras en condiciones higiénicas cercanas medievales, y realiza todas sus necesidades fisiológicas en cualquier lugar a cubierto. Hay algunos rincones en los parques de la ciudad en los que el hedor resulta insoportable. El riesgo de infecciones y de trasmisión de enfermedades es notoriamente alto. Las lluvias y los torrentes llevan todo ese material orgánico, que se produce a diario, desde los cauces de los arroyos de Melilla, hasta la misma playa y bahía de la ciudad.
La desidia y la entropía han cabalgado desbocadas en la ciudad a lo largo de la última década. Se tardarán años en detener ese deterioro y en poder ver atisbos o evidencias del cambio de rumbo. En solo un año, el antiguo y primigenio local del Burger King, ofrece un estado de abandono absoluto. Ha sido asaltado y se han robado materiales en su interior. Lo mismo ocurre con el restaurante Los Salazones, objeto de saqueo y abandono, aunque ya está completamente tabicado y clausurado. Nada aguanta en la ciudad más de un año de cierre.
Ha llegado el frío y la humedad implacable. Hay que buscar refugio en donde sea, como sea y de cualquier modo.