La pesadumbre de Pedro Sánchez


Cuando tenía un instante de descanso, cuando nadie se fijaba en él, en esos breves segundos, la imagen de Pedro Sánchez era la de la «pesadumbre», que es un estado anímico que lacera el espíritu, cuando la presión de la realidad circundante ya no permite respiro alguno. Agachaba la cabeza, nunca le hemos visto agacharla tanto, en alguien que, hasta la fecha, solía encarar y mira de frente en cualquier situación, de las muy difíciles que se ha atravesado con su gobierno, progresista para algunos y de demasiados zurcidos para otros. Los indudables logros económicos, están quedando en cuestión, o ni siquiera se habla de ellos, frente a una realidad muy adversa. El ajenjo del apoyo de JUNTS, nacioanalistas catalanes, está cubriendo de sabor amargo cualquier acción del gobierno, aunque sea la inauguración, parcial, de un complejo hospitalario en Melilla, que había que poner en marcha, mejor ahora, que no más tarde. El problema no es haber traspasado líneas rojas, sino el haber dicho y escrito que no se iban a traspasar determinadas posiciones.

En este aspecto, el relato de la disgregación de España, sea cierta o no, se está mostrando más eficaz que el de la pacificación territorial, a cambio de ciertas concesiones. Un socialista catalán gobierna en Cataluña, con el nacionalismo en el banquillo, pero el traslado de esa paz política está constantemente perturbado por Puigdemont, esté donde esté. La sensacion que se en cualquier lugar, desde los acólitos hasta los permanentemene airados, es que al ultranacionalismo de JUNTS habría que ponerle algún límite. La Ley de Amnistía para el Procés ha sido declarada constitucional, pero esa verdad ya tampoco vale, porque se ha conseguido que se dude de cualquier hecho, aunque sea evidente. En España todo el mundo sabe que la cuestión de la catalanidad permanecerá ahí, hasta otra ocasión más propicia. Un gobierno elaborar leyes anticonstitucionales, o contra la propia legalidad del Estado. Solo se cree lo que beneficia y da la razón, y se pone en solfa aquello que no conviene o nos refuta.

  Un gobierno lo sabe todo y mucho más su presidente, de ahí la indisimulable pesadumbre de Pedro Sánchez en Melilla, que sólo pudo espantar en los breves minutos de los selfies, cuando el protocolo, que no la seguridad, aflojó sus rígidos brazos. Él sabe perfectamente lo que le espera y conoce la respuesta  a esta situación insostenible. Esta cruz ya pesa demasiado,  y no hay hombros  capaces de ayudar asostenerla, porque nadie quiere el madero de otro, y Simón Cirineo solo apareció una vez. Todo empieza a ser un tormento insoportable, incluso para los ciudadanos. Ni existe una verdad, ni la espera ya nadie, pero el único camino es decirla, mostrarla.

   La estrategia crispada

En junio de 2016, el PP de Mariano Rajoy ganó unas elecciones en precario y sostuvo su gobierno hasta el 1 de junio de 2018, cuando una moción de censura de Pedro Sánchez extramuros, le arrojó fuera del Poder. Pero aquello fue zozobra y esto es pesadumbre.  Zozobra es cuando un barco, o el ánimo, se hunde sin una causa evidente; y la pesadumbre es cuando se sabe cuál es la razón del desastre presente,  pero no se conoce el momento del final, qué será más determinante, ni cuánto durará la agonía. El circo mediático lo domina todo. Los tres grandes crispadores fueron Pablo Casado, tras la caída de Rajoy, Albert Rivera, llegado para crispar y Pablo Iglesias, la crispación permanente. Como gran paradoja decir que los tres personajes políticos están desaparecidos, y en las aguas crispadas el que mejor navega es VOX, que pasó de la inexistencia en 2015, a su mayor y más voluminosa presencia en noviembre de 2019. No abracen confiadamente ese remedio.

  La encrucijada de Pedro Sánchez

No sabemos qué es verdad ni qué mentira,  en toda esta «pestilencia». Personajes terribles  pululan y viven en los pasillos de los partidos políticos. El oleaje político ruge en cualquier parte del mundo, y ante un mar embravecido, al que se oye mejor es al que mejor grita, que puede no ser el capitán del barco. El cántico de las sirenas siempre está presto a confundir. Esperar a que el temporal pase tampoco es ya una opción.

  Buscar puerto seguro, o el abrigo de un cabo. Variar el rumbo, fijar una orientación. El capitán debe subir al puente,  y contar la verdad, dar explicaciones,  de lo divino y de lo humano y pedir la opinión del pueblo,  pero solo tras haber contado la verdad. No sirven más retiros, ni cartas. En esta situación,  lo que está en riesgo es todo. Si cae la arboladura, el barco queda a deriva de las corrientes,  que son las más peligrosas.

  Hemos seguido a Pedro Sánchez en sus tres visitas presidenciales a Melillla. Nunca le habíamos visto en este estado. ! Acuérdate de mí,  cuando esta noche estés en el Paraíso ! Siempre preferir el lado de Dimas, que el de Gestas.

  

     

Pedro Sánchez en la historia de Melilla


   Los hospitales son muy importantes en la historia de Melilla, tanto, que cualquier melillense conoce los nombres de los  hospitales que han sido en la historia de la ciudad ( del Rey, Docker, Cruz Roja, Remonta y ahora el Universitario). Iniciar, y sobre todo culminarlo, hace entrar a un gobierno e incluso a una época, en nuestra historia. Inaugurarlo es un hecho histórico.

  Esto lo que ha ocurrido hoy, 2 de junio, festividad de San Pedro exorcista, actividad muy importante en un país lleno de demonios. La historia del ya vigente Hospital Universitario, recorre toda la existencia del Alminar, de este modesto blog, y atraviesa tres gobiernos, uno de los cuales (el de Mariano Rajoy), lo mantuvo paralizado y en estado de abandono durante casi 8 años. No vale pues,  echar la culpa de la inauguración, a quienes iniciaron las obras,  por presuntos defectos que tuviera el proyecto original, que nunca se han demostrado o puesto sobre la mesa. La infraestructura hospitalaria es imprescindible para Melilla. Este hospital nos integra en la sanidad del siglo XXI, y si se gestiona bien, su vida útil se prolongará hasta el VI Centenario de la ciudad en 2097. Las previsiones de gestión deben trascender con mucho, al propio momento histórico.

  Mandatarios del Estado en Melilla

  Pedro Sánchez ya es el presidente de gobierno que más veces ha visitado la ciudad, tres, con la presente, a la que hay que añadir la de mayo de 2021 (crisis de los 10.000), y la de marzo de 2022, para reiniciar las obras del hospital universitario varado, que ha sido inaugurado hoy mismo, 2 de junio de 2025. El primer presidente que visitó Melilla fue José Canalejas en 1911, acompañado al Rey Alfonso XIII, que también había visitado la ciudad en 1905, para dar comienzo a las obras del Puerto. Es algo más de un siglo de visitas de Estado, y en las que el monarca Alfonso XIII ostenta el haber sido el primer jefe de Estado en visitarnos, y también el que más veces lo ha hecho, tres, como Pedro Sánchez en la Presidencia del Gobierno. Aunque se han sucedido otras muchas obras a lo largo de la historia, estas dos (puerto y hospital), pueden considerarse como las más importantes, tanto en su magnitud, como en los recursos que ofrece a sus habitantes. Con una visita tenemos al Rey Juan Carlos I, y a los presidentes Adolfo Suárez y Rodríguez Zapatero. Debería ser obligada una visitas a las Ciudades Autónomas, al menos una vez por Legislatura, para cada presidente del gobierno de España.

Autoridades, invitados, público

El público, el pueblo, fue alejado del acto de inauguración, permaneciendo fuera del triple vallado del complejo hospitalario, imaginamos por los escándalos que suelen montarse en las visitas del Presidente Sánchez PérezCastejón, en cualquier lugar al que acuda. Apenas pudieron ver los coches y poco más. Los rectores del acto, obviaron que esas «manifestaciones airadas» están organizadas por sectores muy radicalizados de la política española, y que en Melilla no tienen una presencia determinante o articulada. Pedro Sánchez ha estado en el complejo hospitalario el tiempo justo para la recepción, la ruta guiada por el interior del hospital (Laboratorio, área de Tomografía y Resonancia), acto de inauguración de la placa conmemorativa, y discursos rituales. En total una hora y media, acompañado por la Ministra de Sanidad Mónica García, por fin en Melilla, y flanqueado por la Delegada del Gobierno Sabrina Moh y el Presidente de Melilla Juan José Imbroda. No hubo rueda de prensa, no suele haberlas, charlas con autoriades o gestores hospitalarios, ni encuentro con el público. Todo extraordinariamente rápido, en la ciudad más tranquila posible.

El desarrollo de la comitiva

Una comitiva de Estado es un tren que te arrolla. La labor de la prensa es muy ingrata, pese a que es la que da testimonio de todo. Primero hay que acreditarse, mostrar todo el equipaje y realizar una fotografía delante de un responsable de seguridad. Luego se reciben unas clases rápidas sobre como actuar en presencia de las autoridades. Se camina siempre delante de ellos, que no se detienen nunca, y no se entretienen demasiado en mirar las cosas. El tiempo es mínimo, las fotografías se hacen en bloque, y luego se mira para ver que ha salido. Se camina rápido de un lado a otro. La autoridades tienen otra ruta y siempre te las encuentreas de frente. Si ves una buena foto, tienes que hacerla en ese segundo o la has perdido. Suele haber nervios entre los escoltas y agentes de Seguridad del Estado, que establecen líneas imaginarias que no se pueden traspasar. Sus miradas cubre todo el espacio y vigilan los 360º en torno al presidente del Gobierno, o a la autoridad que corresponda. Es imposible pasar de un entorno a otro, por ejemplo del de prensa al de invitados. Todo el mundo parece estar revuelto, pero cada uno está en su sitio. Hoy, se ha podido fotografiar casi a discrección. El presidente Sánchez tenía el tiempo justo, pero no tenía prisa en algunos momentos.

¿Quién hace un hospital?

Las infraestructuras las llevan a cabo, además de los obreros, las líneas segunda y tercera del organigrama del Estado. Son gestores de todo tipo, ya se públicos o privados, secretarios de los ministerios participantes en el desarrollo del hospital. Los responsables del equipamiento, del personal. Existe una pléyade de personas trabajando en todas las áreas imagiables, que hacen posible que estas infraestructuras tomen forman y sirvan al ciudadano. Eso es el Estado. A los recalcitrantes les diremos que este no el hospital de Pedro Sánchez, aunque haya sido quien puso la voluntad política en su conlcusión y al que le ha correspondido inaugurarlo. En la acción política importa, sobre todo, el cómo acaban las cosas. Otros, que ahora se quejan, lo tuvieron paralizado durante casi ocho años, cuando no quedaban más de tres para su finalización.

Conclusión

Melilla y todos sus habitantes, estamos de enhorabuena porque este hospital esté ya en marcha. Se asienta sobre una superficie de 45.000 m2 y una capacidad para 256 camas. Es una infraestructura total, con capacidad para atender casi el 100% de las necesidades médicas de los melillenses. Es una obra visible desde cualquier punto de la ciudad. Su coste ha sido de 150 millones de euros y trabajarán allí más de 1200 personas. Es algo absolutamente necesario para esta ciudad. Una buena noticia. La gestión posterior será otra cuestión, pero necesitamos verdades. Hechos.

Nota:https://elalminardemelilla.com/2015/10/20/hospital-universitario-cronica-de-una-paralizacion/

La «tierra firme» de Pedro Sánchez


   La Larga Marcha es el proceso de retirada estratégica de Mao Zedong y Zhu Enlai y sus «guardias rojos» a través del territorio de China, entre 1934 y 1935, tras el cual se hicieron con el control de parte del territorio chino, y que a la postre les daría el triunfo sobre los nacionalistas de Chiang Kai-Sheck.

 La Larga Marcha de Pedro Sánchez se inicia en 2016, cuando los dueños del partido, entre los que se encontraba Rodríguez Zapatero (que hoy grita airado en los mítines) dirigen una auténtica caza del hombre político contra Pedro Sánchez, al que responsabilizaban de la cosecha de los peores resultados del partido socialista en toda su historia desde la restauración de la Democracia en España. Todo está muy bien descrito en «Había partido: de las primarias a la Moncloa«, de José Félix Tezanos. El Comité Federal del PSOE liquidó a Sánchez a la vista de todos, con pucherazos, con personas escondidas tras las cortinas, con traiciones y deslealtades diversas, y fue arrojado a las tinieblas. Y allí, en un ambiente denso, pronunció su más célebre frase: «Esto no se ha acabado«, versión adaptada del «Volveré» del Terminator. Todos los que le traicionaron iban a pagarlo caro (o están fuera, o mendigan los aplausos de la derecha, como Joaquín Leguina), mientras que los que le fueron leales conforman su núcleo duro, esos en los que siempre confía, y en nadie más.

  En la historia de los partidos políticos de la presente etapa democrática, no se ha visto nada igual. Los que han caído en una conspiración, sucumbieron para siempre. Solo se perdonó a Susana Díaz, y se le ofreció un puesto en el Senado por designación Autonómica. El resto del libro presenta la cuestión de la redefinición de la socialdemocracia o la situación de la democracia en los partidos, pero sin resolverlas. El gran empecedor contra Sánchez es Tomás Gómez, en la Federación Socialista Madrileña, al que acusa de «haber tenido secuestrada a la FSM». Este libro y el Manual de Resistencia son casi el mismo, narran el mismo periodo de hechos, pero el último en primera persona.

       El Partido de Pedro Sánchez

  Durante medio año, apoyado por su familia y un grupo de leales, recorre cada federación socialista y las incorpora a su causa. Las que se le unen voluntariamente son recompensadas, las que le son esquivas, como Andalucía o Madrid serán arrasadas. No quedará ninguno de los viejos nombres. Pedro Sánchez recupera y construye un partido socialista a su imagen y semejanza, como hiciera Felipe González en Suresnes en 1974, sin sombra de traiciones, o al menos eso cree él. Lo único que hermana, incluso ideológicamente a ambos dirigentes, son las siglas. Sólo González es su alter ego en el partido, aunque le profesa un gran respeto. Todo lo demás ha cambiado, incluso las definiciones. En 2017 el apoyo popular a Sánchez era inmenso, aunque eso luego no se tradujera en una representación parlamentaria amplia. La aparición de los nuevos experimentos políticos como Podemos y Ciudadanos (ya extintos o en desintegración final), redujo la fuerza del bipartidismo clásico, que quedó muy mermado. El único que decidirá su final será él mismo, o los votos de la ciudadanía, que aunque no le sostienen lo suficiente, tampoco le disminuyen el grado de apoyo. En el presente año y en solo 2 meses, fue capaz de recuperar 1 millón de votos, con el que frenar el acceso de la ultraderecha de VOX, al gobierno de la nación. Este es su principal objetivo y así lo expresa en su más reciente libro Tierra Firme, título homónimo a una novela de la escritora Matilde Asensi. Aquí sus asesores, redactores o colaboradores, se han apuntado un tanto negativo. El título hubiese mejorado solo con la utilización de una preposición ( en, hasta, desde, por) o cualquier otra. 

Investidura fallida, expulsión del PSOE, moción de censura, la cólera y el Manual de Resistencia

 Curiosamente, porque nadie parece leer los libros de los presidentes, el Manual de Resistencia es todo menos eso. No se dan instrucciones para resistir, ni tampoco se justifica el motivo, Hay muchas dosis de suerte en su trayectoria, de «baraka». Entre el 1 y 2 de marzo de 2016, Pedro Sánchez se somete a una investidura fallida tras su acuerdo con Ciudadanos de Albert Rivera. Podemos cometerá un gran error político y auspiciará la caída de Sánchez votando «no» en la sesión de investidura. En realidad solo buscaban vengarse de Pedro Sánchez, por no haber conseguido relegar a los socialistas a la 2ª fuerza política de la izquierda. De haberse dejado formar ese gobierno, Mariano Rajoy no se habría dado una segunda oportunidad a Rajoy para prolongar su agónico gobierno, lastrado por la corrupción y la sombra de la utilización del Poder público para la persecución de personajes públicos. La aparición de VOX se hubiese retardado y su fuerza electoral mermada.

  Los 85 escaños del partido socialista en 2016 son utilizados en su contra por los conspiradores de octubre. Pedro Sánchez se ve obligado a dejar la Secretaría General, y en un arrebato de cólera renunciará a su acta de diputado. Formulará otra de sus frases célebres «No es no», y abandonará el Congreso para no verse obligado a abstenerse en la investidura de Rajoy. En solo medio año habrá reconquistado su Partido, y se convertirá en el primer presidente del gobierno que ni siquiera es diputado, y que accede al cargo por una moción de censura triunfante, la del 1 de junio. El uno siempre presente en sus grandes acontecimientos personales y políticos.

    En Tierra Firme

  Pedro Sánchez entierra firme a todos sus adversarios, tanto los internos como los externos. Casado, Leguina, Gómez, Iglesias, Rivera, habitan ahora en los círculos del infierno o del purgatorio político. Algunos más esperan engrosar esa lista, como Isabel Díaz Ayuso, a la que accederá en cuanto encuentre un candidato con el que hacerle frente en Madrid. Su línea semi histriónica, empieza a mostrar signos de debilitamioento. La gente prefiere gestión y busca a quienes sean capaces de llevarla a cabo. Lemas como «socialismo o libertad», pueden resultar eficaces, pero no se come, o vive con ellos. Aun así, el caso de Madrid es extraño.

  ¿Qué es Tierra Firme? Son las reflexiones surgidas del susto electoral de las elecciones municipales y autonómicas de Mayo, de 2023. Pedro Sánchez está acostumbrado a vivir en el mismo borde del desfiladero. A formar mayorías de gobierno imposibles, aunque ello le suponga desdecirse o rectificar sus anteriores planteamientos. Esa versatilidad crispa a sus adversarios, entre otras cosas porque no logran su descarrilamiento electoral, ni siquiera en las condiciones más adversas. Uno no debe culpar al otro de variar sus postulados o de ser imprevisible, y esa sí es una de sus principales virtudes, imprescindibles en un político. Su defecto, o el de sus asesores, es no reconocer abiertamente y con prontitud, esos cambios de postulados. Pedro Sánchez apoyó claramente la aplicación del artículo 155 tras el desafío independentista catalán, solo que ahora ha visto la necesidad de aplicar una amnistía política a todos los implicados en la irresponsable acción de Puigdemont (una declaración de independencia que duró un minuto es una charlotada), pero ya la llegará la hora de ajustar esas cuentas.

 Tierra Firme es también la declaración airada contra todas las calumnias de las que se le ha hecho objeto, y de las que sus colaboradores no son capaces de atajar, algo de lo que también se queja. Resulta sorprendente que un Presidente de Gobierno tenga tan poca defensa ante difamaciones gravísimas (traidor a España, sepulturero, asesino, gobierno Frankenstein, relaciones familiares con el narcotráfico, negocios en Marruecos, dictador, golpista, tirano, psicópata, etc). El energumenismo de los gritos en su contra en los actos institucionales es algo que debería ser evitado. No es posible que actos, incluso con la presencia del Jefe del Estado Felipe VI, se vean sometidos y condicionados por esa manifestación de zafiedad extrema. En Manuel de Resistencia manifiesta su sincera sintonía con el Monarca. España puede estar en riesgo, pero por parte de aquellos que intentar desestabilizar incluso el propio entramado constitucional. El primero que escribió sobre la necesidad de una segunda Transición fue José Mª Aznar, y no Podemos, que finalmente acabó participando alegremente del Régimen del 78.

  ¿Qué nos espera? Bronca, la hipérbole y el hipérbaton político (la alteración de los términos y significados). Todo es fascismo o comunismo, golpes de Estado y traiciones a España, la sombra de la liquidación de los Tres Poderes, aunque no sea cierto o muy discutible, o no estén tan separados. El libro es un programa político para el futuro, que se cumplirá o no, dependiendo de los resultados electorales. Tierra Firme no es el libro rojo de Mao. Leídos todos los libros, afirmamos que por lo general, el pueblo sabe muy bien lo que vota, y distingue entre unas elecciones generales, unas autonómicas, europeas o unas municipales. Los partidos suelen plantear una unidad de acción electoral, pero la gente separa perfectamente su voto. Sólo que en un mundo de listas electorales cerradas, los partidos no buscan la eficacia o la competencia personal, sino la adhesión del acólito.

En política no existe la tierra firme. Abunda el lodo fino y las arenas movedizas. En los libros, además del detalle del colchón de Rajoy, y otras anecdotas de bajo calado, no hay detalles que permitan interpretar a la persona.

La losa de Franco sobre España


 

                  Pedro Sánchez desafía a la maldición de la momia

      La inexorable salida del cuerpo momificado de Francisco Franco del Valle de Los Caídos, situaría al presidente Pedro Sánchez al nivel del legendario Howard Carter, o incluso de héroe mítico Indiana Jones. Nadie más se ha atrevido a desafiar a «la momia» del dictador español de un modo tan directo, y a tan escasos días del 20N, jornada de amplias implicaciones políticas e históricas en España. Fue un 20 de noviembre el día señalado por José Luis Rodríguez Zapatero, para las elecciones del años 2011, que no solo supusieron su tumba política, sino también la de todo el Partido Socialista.

      En Melilla, la que fuera Adelantada del franquismo, se sabe todo un poco antes. Por eso en la ciudad existe una vieja leyenda que afirma que: «Quien toque a Franco pierde las elecciones». Tan tremenda afirmación fue realizada por fray Puñales en 1991, tras un primer intento del Partido Socialista de entonces por eliminar su estatua de las calles. La intentona supuso el descalabro electoral municipal del socialismo melillense.  Este es el motivo por el que en 2018, la estatua melillense de Franco es ya la única existente en toda España. La derecha teme tanto a la maldición, que jamás se atreverá a tocar nada que tenga que ver con la figura del dictador Francisco Franco.

                    El Valle de los Caídos y un viejo libro olvidado

         Apenas a una decena de kilómetros del Valle de Los Caídos, en la provincia de Segovia, discurre el río Moros. El valle en el que se ubicaría el futuro Mausoleo franquista de Los Caídos, se llamaba de «Cuelga Moros», tal y como descubre el historiador Daniel Sueiro en La verdadera historia del Valle de los Caídos, publicado en 1976. Aquel nombre, probablemente procedente de los tiempos de La Reconquista, no era el adecuado en unos tiempos en los que la deuda del ejército de Franco con el amigo musulmán, era ampliamente reconocida por su «generosa contribución a la Causa Nacional». Así pues, todo quedó en el más neutro nombre de Cuelgamuros.

        El libro cuenta con el testimonio directo de prisioneros de guerra del ejército de La República, que fueron los que en definitiva construyeron el monumento, para «redimir» las penas impuestas por su defensa de la legalidad vigente. Eran derrotados, pero del gobierno legítimo.

           Uno de esos testimonios es el de Jesús Castelar Canales, soldado de la 132 División, la de Enrique Lister, reflejada en el capítulo 5. En ella se cuenta como Franco solía visitar las obras, sobre todo de noche: «Estábamos subiendo en el ascensor, y sentimos las dos pitadas. Joder, quién será a estas horas. Entonces viene el arquitecto y me dice: ¿No conoce a ese que está ahí al lado?. Pues no, señor, la verdad. Salía del ascensor y estaba aquello. Y ya vi que era Franco».

         Es un monumento descomunal. La cripta, excavada en la roca, es de 262 metros de longitud y 41 de altura en el crucero. Los evangelistas del extremeño Juan de Ávalos, soldado republicano, tienen 18 metros de altura cada uno y el conjunto pesa 20.000 tm, tallados en piedra. Las proporciones son  colosales pero con el único fin de amedrentar. La santa Cruz se levanta 121 metros sobre el cerro y es visible desde Madrid, situado a 50 kilómetros de distancia. Su perfil se eleva sobre el del la sierra de Guadarrama, que le sirve de espaldón. Está calculada para que dure más de 1000 años sin agrietarse o derrumbarse sobre su base.

       No es un lugar de reconciliación, porque no fue así concebido. El decreto de creación habla de albergar a Los Caídos en la Guerra de Liberación. Los restos de soldados republicanos sacados de las fosas, o de civiles víctimas de la represión, fueron llevados allí a la fuerzas, desenterrados en secreto y en su mayoría permanecen sin identificar. Pasados ya casi 60 años desde su inauguración, probablemente no podrán ser identificados.

                          Pedro Sánchez y la tormenta roja

           El 22 de febrero de 2017, Pedro Sánchez incluyó a Melilla en su campaña para la reconquista del PSOE para la izquierda, pero se lo impidió un espectacular tormenta roja, que le dio a Melilla el aspecto de una ciudad marciana. Entonces nos pareció que la tormenta indicaba que no conseguiría su propósito. El error estuvo en no percibir que la tormenta roja podría ser él, o en no ver que éste hombre, hoy ya presidente del Gobierno de España, era capaz de darle la vuelta a los vaticinios más adversos. No se atrevió Felipe González con 202 diputados, ni Zapatero con 169.

          Con solo 85 diputados, Pedro Sánchez, un político indudablemente audaz y que sabe asumir riesgos, ha decidido enfrentarse en solitario a la maldición que pesa sobre la momia del dictador. Tiene menos apoyos de los que nadie ha tenido nunca, pero es algo que nadie ha hecho y que le corresponde a la izquierda. En este caso es el PSOE, único partido político con las mismas siglas que en la etapa republicana. Es una deuda que les corresponde resolver.

          El momento debería ser con anterioridad al 20N. Lo que ocurra después ya se verá. Con las maldiciones también hay que acabar o arriesgarse a hacerles frente. El premio será pasar a la historia. Una vez que salgan de allí los restos del dictador, la influencia malévola del monumento se habrá acabado y ya solo quedará la estatua de Melilla. Quien venza a la maldición, se hará invencible.

        Nota:https://elalminardemelilla.com/2016/11/23/monumento-a-franco-dictador/

 

 

Pedro Sánchez: el regreso a la izquierda


                       La izquierda española, entre Pedro y Pablo

     ¿Puede el socialismo regresar a la izquierda?. Según los manuales marxistas no, pero los partidos comunistas han desaparecido como tales, y el espacio de izquierdas sigue ahí, esperando a quien les represente. En diciembre de 2015, la derecha española alcanzó su suelo electoral, quedando con 115 diputados. Nunca han estado ni estarán tan débiles. El gran error que perseguirá siempre a Podemos y a Pablo Iglesias, es no haber dejado gobernar al Partido Socialista, con el apoyo de Ciudadanos. El objetivo equivocado de Podemos era la destrucción de los socialistas, cuando la lógica política demandaba gobernar con ellos, alcanzar acuerdos, y reducir el poder de la muy beligerante derecha española.

       En las elecciones de junio de 2016 la derecha empezó su recuperación, y la izquierda siguió su lento descenso, en votos y escaños. Cuando el jabalí está herido, o se le remata, en términos políticos, o se levantará y acabará contigo.

        Pablo Iglesias despreció siempre en lo personal a Pedro Sánchez, al que llamaba «el profesor de universidad privada». En la actividad política no debería existir el espacio para la enemistad personal, porque ambos, Pedro y Pablo, conviven, luchan y son mantenidos por el mismo lecho de votantes, que lo que querían es que hubiesen gobernado juntos, en la fórmula que fuese, para desalojar a la derecha del Poder. Ahora siguen en proceso de recuperación y en aumento de la expectativa de votos. Un partido socialista sujeto o vigilado desde la izquierda por una fuerza como Podemos, era lo que demandaba el electorado en diciembre de 2015.

                                           Operación Triunfo socialista

          Melilla, la gestora del partido socialista que preside Gloria Rojas, y la militancia socialista está volcada claramente con Pedro Sánchez, en su intento de llevar al partido socialista de nuevo a la izquierda. No sabemos lo que sucederá en el Congreso socialista de Junio, y más cuando la maquinaria de Ferráz se ponga en marcha y avance como una locomotora diésel contra Pedro Sánchez. El socialista Sánchez ya sabe lo que es ser triturado por el  implacable «rodillo de Ferraz». Una sola palabra de Felipe González y estás perdido. Lo tiene muy difícil, pero peor lo tendremos los españoles y no logra establecerse una alternativa sólida a la derecha. Casi todos los rostros conocidos del socialismo melillense estaban en el salón de Hotel Tryp Melilla-Puerto. Allí pudimos juntar a los dos primeros delegados de gobierno melillenses, Manuel Céspedes y Gregorio Escobar. Ambos sufrieron el duro acoso político de la derecha melillense.

            Lo que digan ahora no es tan importante como lo que hagan después. Melilla necesita un cambio y una alternativa, después de 26 años de gobiernos locales del Partido Popular.