La peseta regresa a Melilla


Una cafetería de Melilla las admite como moneda de pago

        Según los últimos informes del Banco de España, ya extinto en Melilla, los españoles conservamos todavía 1700 millones de euros en pesetas sin cambiar al «funesto euro», el sueño de los economistas europeos que ha acabado en pesadilla. ¿Porqué no se han cambiado todavía esa cantidad de pesetas?. No hay una explicación clara, realmente hay muchas posibles, que van desde el coleccionismo, hasta la nostalgia, pasando por la pura y dura previsión. Nada es seguro en este mundo y mucho menos  si hablamos en términos económicos.

          El caso es que la cafetería Brisamar, sita en el barrio del Industrial, ha colocado un anuncio en el que las admite como moneda de cambio y pago. ¿Se imaginan volver a pagar un cafetito, con una espléndida moneda de 100 pesetas del Generalísimo?. ¡Eso sí que eran 20 duros! y por La Gracia de Dios.

         Solo desde el aspecto monetario, hay que reconocer que el tamaño, el peso y la música de la moneda de 100 pesetas del Generalísimo, no tienen comparación con las equivalentes de S. M. El Rey Juan Carlos, o el billete de del músico Manuela de Falla. La moneda del Dictador tenía su propia música. Un poco de algodón mágico y la envejecida moneda refulge como una Luna Llena. Ni Franco, eso ya lo sabíamos, ni la peseta, han desaparecido de Melilla.

          Este fugaz regreso al pasado nos lo ofrece una cafetería de Melilla. Nuestra ciudad  es una cápsula del tiempo.

         Nota: http://www.invertia.com/noticias/articulo-final.asp?idNoticia=2802199&strGoo=espanoles-conservan-canjear-pesetas&

10 comentarios en “La peseta regresa a Melilla

  1. Lamentablemente el cafelito no se podrá pagar con sólo una moneda de 20 duros… como mínimo con 166 pesestas…. y si nos tomamos una tostada y un zumo… acojona…. de 600 pesestas no baja…
    El euro ha duplicado los precios… pero no los sueldos…

  2. No solo en Melilla existe esta iniciativa. En muchas ciudades de España lo he visto. Y es normal. Todavía hay unos pocos de cientos de millones de pesetas que tiene la gente guardada y con la crisis estan aflorando. No veas nostalgias donde lo que hay es necesidad.

  3. En mis viajes, una costumbre que tengo de siempre, es el de visitar, por los pueblos que recorro, y aquí no hablo de nuestro país, son los mercados llamados por aquí “braderies” y “vide greniers”, en donde la gente se deshace de todo o parte de lo que ha almacenado durante años. También intervienen algunos negociantes que van recogiendo por ciudades y aldeas todo aquello que la gente se deshace por dos perras gordas – entiéndase “quelques centimes” -.

    Como aquí se trata de pesetas, pues os cuento que en una de estas salidas mías me encontré con un enorme montón de monedas de las de paco el gallego. Bueno, os podéis imaginar que compré una buena remesa aunque eso me supuso ir cargado como un “burrito” hasta depositarlas en el coche.

    El vendedor me pidió 20 cents de euros por pieza, que al final se quedaron en quince céntimos con derecho a escoger por mi parte las que deseara. Naturalmente escogi las piezas de cien pesetas, pero también algunas de cincuentas que estaban en muy buen estado. Esta vez fue en un pueblecito de la provincia de Amiens.

    No ha sido la primera ni la ultima vez que encuentro monedas españolas aunque jamas lo fue en tan grande cantidad.

    Si cuento esto es para que quede constancia que las monedas no se encuentra solo en España, sino que la podemos encontrar por todas partes.

    Estoy pensando que para pagar un café, si cuesta un euro veinte, habría que pagar con doscientas pesetas y entonces el café me costaría treinta céntimos de euros, pero la verdad prefiero pagar con euros y seguir utilizando las cien pesetas como tiro al blanco!

  4. Antes con una moneda de 20 duros, podías comprar algunas cosas. Si ibas a un kiosco a comprar, llenabas una bolsa de caramelos. Hoy con un euro, tres o cuatro cosas, nada más. Quė decir de un café, por supuesto que te lo tomabas. Hoy con un euro no tienes para nada.
    Quién no ha guardado monedas antiguas, por nostalgia, tal vez, nos quedamos con algunos ejemplares de aquellas.
    Ay, el Brisamar, cuantos recuerdos..

  5. Cuando yo era niño- mas que lejanos tiempos- una bolsa de caramelos costaba menos de una peseta, pero el salario de un obrero era de diez pesetas o menos!
    Cambio de los tiempos, tiempos que añoramos, unas veces con razones justificadas y otras sin justifcaciones!!!

Replica a Angel Cancelar la respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.