Quien quiera alcanzar el cielo, debe excavar el suelo
Esta máxima debe prevalecer como norma de vida. Quien quiera mantenerse elevado debe saber que tarde o temprano pisará el suelo. Quien crea que esta por encima de cualquier contingencia debe saber que aquello que más se teme, acabará sucediendo. Para no perder nunca el sentido de la realidad, debe pisarse siempre el terreno.
En el Alminar, desde el principio, nos hemos mantenido a ras de suelo, desde cuando nos leían 40, hasta que cuando la media eran 600 visitas diarias. Hemos bajado a las zanjas, nos hemos metido en cuevas, se nos ha pegado el polvo del camino. Nuestros mayores descubrimientos estaban bajo la tierra. Nos hemos ocupado de los vivos y también de los muertos.
Cuando decimos que todo lo que tiene principio también tendrá final, está claro que también es valido para este blog, porque cualquier máxima o consejo, debe ser aplicada primero sobre uno mismo. Ese fue el gran descubrimiento ético de Kant.
Casa del Reloj, a suelo abierto
El perfil orográfico del campo de Melilla era muy distinto al actual. Lo que hoy nos parece un perímetro llano con varias elevaciones, era en el pasado un perfil muy ondulante en claro descenso hacia la línea de costa. Tras lo acuerdos de 1860, y con el ensanche de la ciudad, se desmontaron cerros, se rebajaron perfiles y se explanó todo lo posible, sobre todo por imperativos estratégicos.
Un solar interesante es el recién explanado de la Casa del Reloj, antigua Feria Internacional de Muestras y convento de Adoratrices. Tras el hundimiento y demolición del inmueble, todo ha quedado expedito. Ya han quien recuerda aspectos y datos interesantes. Esta zona está elevada unos pocos metros sobre el nivel del mar (6m). El antiguo nivel del terreno se puede comprobar con un resto de cota algo más elevado que el resto, en donde había un pequeño jardín que ya se ha retirado. Hoy recuerda un amigo del Alminar, Carlos Esquembri, que la primera piedra fue colocada por el Rey Alfonso XIII en enero de 1911. Esto quiere decir que esa pequeña caja con objetos de época, puede aparecer en cualquier momento.
También, y lo hemos mencionado en otro artículo, podría existir un pequeño cementerio de mujeres prostituidas, muertas en extrañas circunstancias, según una leyenda urbana que denominaba al lugar como «la iglesia maldita». A todo esto habría que añadir otro aspecto interesante, y es que a pocos metros de aquí se encontraba el demolido cerro de San Lorenzo. En un vistazo rápido sobre el terreno, hemos identificado un gran pedazo de silex, material neolítico por excelencia. En donde se encuentra silex, hay actividad humanas.
Toda la tierra de Melilla era rica en agua, cerros, y buenas tierras de cultivo, lo que facilitaba el pastoreo y el vida humana. Los mauritanos siempre han habitado esta tierra, por eso vinieron a ella fenicios, cartagineses, romanos y bizantinos. Todos esos pueblos asentaban sus estaciones comerciales solo en aquellos lugares en donde existía población autóctona.