Entrada nº 2200
«En la vida de los emperadores hay un momento que sucede al orgullo por la amplitud desmesurada de los territorios que hemos conquistado, a la melancolía y al alivio de saber que pronto renunciaremos a conocerlos y a comprenderlos, una sensación de vacío que nos acomete una noche con el olor de los elefantes después de la lluvia y de la ceniza de sándalo que se enfría en los braseros». Las ciudades invisibles, Italo Calvino.
Lo escrito permanece para siempre, y ese fue el objetivo que ha cimentado El Alminar, y además acompañando las palabras con imágenes, para que no hubiese malinterpretaciones posibles. Solo se les pedía un relevo ordenado y ni siquiera de eso han sido capaces. Los gritos de «traidor» llenaron el salón de Plenos de Melilla de ambiente tabernario, confundiendo el lugar del ocio con el del oficio. La falta de respeto a la voluntad soberana del Pueblo fue absoluta por parte del gobierno saliente. Un buen final lo es todo, porque el recuerdo se fija sobre todo en ese momento. Lo mejor es que esto que solo nos parecía evidente a los melillenses, ha podido ser contemplado por toda España. Los malos modos, la zafiedad y la grosería en el trato con la oposición, esa otra parte soberana del pueblo, han sido la norma en la acción de gobierno reinante hasta hace dos días
Pasarán los años y todo esto que se ha escrito permanecerá. Ha sido una labor ciclópea que verá sus frutos a partir de ahora, para que cuando llegue el momento en que nadie recuerde, y en el que todo quiera olvidarse, pueda leerse aquí lo que pasó, y ver el estado en que dejaron todo. Cuando empezamos en El Alminar en 2011 existían otros blogs, como Esto no es de película, La otra Melilla, El Informal de Fran, el blog maestro, o al Sur de Alborán. También estaba el diario Norte de África, de Angel Valencia. Luego llegaron El Vigía televisión, Cablemel TV y La Luz. Pasados ocho años estamos solos, aunque eso ya nos lo vaticinaron. Quedan solo dos blogs de todos los citados
En 711 la España visigoda se deshacía en querellas entre facciones rivales de la monarquía visigótica. Todo el norte de África había caído en manos musulmanas. El conde Don Julián era bien un gobernador bizantino o un caudillo visigodo que se había quedado sin Estado al que representar, incluso se llega a pensar que es solo un personaje legendario. No puede resolverse ese enigma. Una de esa facciones solicitó la ayuda de las fuerzas de Muza y Tariq y estos atravesaron el Estrecho. Tras la victoria en la batalla de los campos de la Janda sobre el rey Rodrigo, el poder visigodo desapareció de golpe, y el ejército de Tariq y Muza ocupó toda la península en el lapso de 8 años. El gobernador de Ceuta no traicionó a nadie. Eso es solo una elaboración de la España de la Reconquista, escrita con posterioridad al siglo XI. Sin embargo situarse en esa línea supone descubrirse en una línea de pensamiento muy definida. Más cuando según los cánones clásicos, en Melilla no se ha producido traición alguna.
La fuente del fango
Si por algo quedará definido el poder saliente, será por la obra más absurda de las últimas décadas, como la de colocar una fuente en la desembocadura de un río. El día anterior al Pleno del relevo, o de la libertad (15J) hubo una fuerte tormenta que volvió a inundar la desembocadura del río de Oro. Todo volvió a quedar lleno de fango y lodo. Además, para completar obra técnica, el lecho de la fuente se situó más bajo que el de la plataforma del cauce, con lo que se facilita y llama a la inundación en cualquier circunstancia. Como cubrir un reloj de sol con un techo, como colocar un badajo horizontal.
Es la derrota total frente al lodo. No hay más, esto se ha acabado. Viene el vértigo del vacío. Pasarán dos días, un mes, un año y todo esto será historia o quizá ni eso.
Nota:https://elalminardemelilla.com/2012/08/26/el-estrecho-de-yebel-tariq/