Una boda en la carpa


El lugar de las fiestas

Imaginamos una pasarela sobre un río infectado de cocodrilos. Es estrecha pero suficiente. Sólo hay que mirar al frente y no cometer errores. La mujer de Lot miró hacia atrás y le alcanzó el estallido que destruyó a las ciudades de la Pentápolis. Estaba avisada. Esa es la situación. Un error y se está fuera. En la política no hay amigos ni parientes. Estas son las reglas durante el tiempo en el que se desempeñan cargos públicos, ya sean los electos, o los de 2ª línea, también conocidos como de confianza. En el asunto de la boda en la carpa, con los datos conocidos, no parece haber afectados integrantes del gobierno de la ciudad.

Como concejala encargada del oficio civil de la ceremonia acudió Dunia Almansouri Umpierrez, vicepresidenta de La Asamblea y Consejera de Hacienda, en uso de sus atribuciones y deberes legales. No permaneció allí, ni consta la presencia festiva de algún otro miembro del gobierno (salvo prueba en contra). En cuanto a la Vicepresidenta de la Asamblea nada puede reprochársele, porque las bodas no están prohibidas durante el Estado de Alarma. En este nuevo ataque al gobierno, hay una torcida intencionalidad en su origen, porque no se menciona la no prohibición de la celebración. No fue un acto ilegal o clandestino, como decenas de fiestas que sí se celebraron, pero no era conveniente, porque estábamos en el periodo de mayores restricciones, y en el día más vigilado, el 31 de diciembre. Era una celebración inadecuada en casi todos los sentidos, tratándose además, de una cargo de confianza del Gobierno de Melilla, y que comprometió, de modo tangencial, a una de las políticas más reputadas y veteranas de la ciudad.

Cuestiones sobre la carpa1

El Real Decreto 929/2020 de 25 de octubre, por el que se decreta el Estado de Alarma dice lo siguiente: Existe evidencia de que el contacto social, en espacios tanto abiertos como cerrados en los que no se guardan las debidas medidas de distanciamiento y prevención, conlleva un alto riesgo de transmisión del virus. En este sentido, la experiencia de meses anteriores confirma cómo la adopción de medidas restrictivas en ciertos establecimientos y actividades tiene un impacto directo en la reducción drástica de los brotes epidémicos y los casos asociados vinculados a tales contextos.

Una de cada cuatro personas se contagia en encuentros sociales ya sea privados o públicos: Sin embargo, respecto a los principales focos de contagio actual, el estudio de los brotes notificados por las comunidades autónomas revela que son los encuentros familiares y sociales, bien en el ámbito privado o público el principal entorno en el que se producen agrupaciones de casos, suponiendo casi un tercio de los brotes e implicando más de una cuarta parte de los casos. Esta evidencia de los contagios, es la que lleva al Gobierno de España a limitar los contactos familiares durante las fiestas navideñas en un máximo de 6, y a limitar de modo sensible el aforo en los establecimientos de hostelería. El desarrollo de este escalón corresponde a las Autonomías y ayuntamientos: Tanto las limitaciones a la permanencia de grupos de personas, como las referidas a la entrada y salida de territorios serán eficaces en el territorio de cada comunidad autónoma o ciudad con Estatuto de autonomía cuando la autoridad competente delegada respectiva lo determine, la cual también podrá modular, flexibilizar y suspender la aplicación de estas medidas.

Los puntos oscuros

Si algo queda claro en toda la normativa consultada y de todos los reglamentos de comunidades autónomas, es que el número máximo de personas en un convite de bodas no puede pasar de 100 si la celebración es exterior, ni de 50 si se trata de interiores superiores a los 500 m2 . No se puede citar el aforo del local en tiempos de normalidad, como hace Latif el Fahmi, en su cuenta de Twitter, porque el aforo máximo está regulado en su máximo, por el Decreto del Estado de Alarma antes mencionado. No existe un lugar más al aire libre que un campo de fútbol, y sin embargo no se permite el acceso a los estadios. Esto nos daría una cifra de 160 personas, a todas luces excesiva, que no se alcanzó ni siquiera el Día de Melilla.

Sin embargo, el afectado, en vez de caminar por la senda de las disculpas y de las explicaciones, escoge el de la amenaza velada y el de la descalificación. Esto sí va contra toda norma de actuación pública, y lejos de zanjar el asunto, lo eleva de categoría. No ha existido ninguna conspiración de servicios secretos, pues los vídeos fueron subidos a las redes sociales por los propios invitados, que son los únicos que suelen hacer fotografías en las bodas.

Lo que sí está rigurosamente prohibido durante las celebraciones son los bailes, pues todos los reglamentos especifican que los asistentes deben permanecer en sus mesas todo el tiempo. Ahora falta saber el número total de asistentes, si existió un registro nominal, y también la fecha en la que fue encargado el evento, porque determinará el grado de conciencia sobre el mismo. Lo que también es obligatorio, en este tipo de celebraciones, legales y permitidas por el Decreto de Estado de Alarma, es la firma y autorización de la autoridad competente, que debe tener conocimiento de la misma.

Habrá pues que dar explicaciones, y eso en una Democracia no supone humillación alguna. Esto determinará en qué estrato de responsabilidad se sitúa este gran enredo.

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