En el estanque marciano


La vida bacteriana

Antes que nada estaban el agua y el lodo original, y en ellos surgió la vida, en forma de bacterias. Cuando se dice que se busca agua (congelada) en otros planetas, o más allá de del Sistema Solar, en porque dentro de ella pueden existir bacterias, o vida, aunque sea en estado de congelación. En el espacio exterior reina el frío absoluto, salvo en los planetas que tengan una estrella cerca, pero no demasiado.

Hoy se investiga sobre las bacterias y sus propiedades, como barrera para los destrozos que se han hecho en el planeta en los dos últimos siglos. Las bacterias se adaptan a todo tipo de situaciones, e incluso pueden regenerar su entorno. En las inmediaciones de la central nuclear de Chernobyl, se han encontrado hongos inmunes a la radiación, o que incluso la aprovechan para desarrollarse. La vida microbiana no se extingue nunca, siempre encuentra un modo de salir adelante.

El cansancio y el desánimo se está extendiendo por una ciudad, que estaba en estado de abandono y de desidia completa. El parón forzoso impuesto por la pandemia, y la actividad ralentizada durante tantos meses, hace que la entropía (la tendencia natural de cualquier sistema hacia el desorden) esté ganando terreno por todos lados, en cualquier circunstancia.

Este lugar, que en principio no vamos a identificar, es el ejemplo de la mayor batalla perdida de la gestión de la ciudad, en los últimos 20 años, o quizá más. En su momento había vida, no microbiana, en formas más evolucionadas, como peces y ranas. Las aves entraban hasta el lugar para alimentarse o acicalar su plumaje. Era una lugar de reposo, antes de que la noche las obligase a volver a sus nidos. Ahora no hay nada, solo bacterias, que también es vida, pero en otra fase.

Todo resulta extraño en este lugar, los colores, las algas crecientes, la inmovilidad absoluta, nada. Luego los helicópteros volvieron a sobrevolar la ciudad.

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