Lo que el ojo no ve


El ángel de las calles

En días pasados vimos caminar a una mujer invidente por la renovada calle del general Chacel, la misma en la que hace unos días alguien ordenó retirar un quiosco de venta de cupones de la ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles), porque molestaba a la visión de no sabemos qué fachada. Este es otro de los temas que no habíamos tratado hasta ahora en El Alminar. En este décimo y trascendental año, seguimos saldando cuentas con asuntos en los que no nos habíamos detenido hasta ahora.

Fue el blog amigo de La Otra Melilla, el que nos hizo fijarnos en la cantidad de obstáculos existentes, en las remozadas y peatonalizadas vías del centro de la ciudad, y en las muchas incongruencias existentes. Hay una frase muy común entre nosotros/as, cuando ocurre algún accidente, el exclamar: «si no pasa nada más es porque..» Ese es el ángel de la calles. Con frecuencia lo noticiable es que no ocurra nada, cuando lo normal debería ser lo contrario. Aun así, hay muchas caídas de peatones en las calles de Melilla, y siempre recordamos que se puede y debe denunciar al Ayuntamiento, con el correspondiente parte de lesiones, porque es el responsable de que si hay obras, estas estén convenientemente señalizadas, y con los debidos pasos alternativos.

Estas calles peatonalizadas o semi, son las que tienen el resto de las capitales españolas, pero desde hace 10 años como mínimo. Este es el retraso que llevamos. Volvemos a insistir en que se centra todo en la movilidad del que puede moverse en cualquier tipo de vehículo, y no se atiende debidamente a aquellos que por diversas razones, entra en el amplio grupo de las discapacidades, ya sean temporales y definitivas.

Invidentes en Melilla: Ciudad de peatones

La discapacidad visual es un handicap de primera magnitud para moverse en una ciudad. Los/as invidentes deben memorizar recorridos, calculando el número de pasos y los giros a realizar, para poder desenvolverse por las calles. En día pasados contemplamos como una mujer invidente recorría la calle del general Chacel, guiada por el sendero podotáctil y su bastón. Lo que no sabemos todavía, es cómo pudo salir de él y atravesar la maraña de maceteros y obstáculos diversos, para continuar su recorrido hacia la calle del general Marina. Fue un milagro o el ángel de las calles.

El 17 de febrero de 2020 (a un mes del confinamiento) un varón invidente alojado en la Gota de Leche, intentaba recorrer el pequeño tramo de la acera hasta el primer banco de la avenida del general Aizpuru. Se desenvolvió bastante bien hasta el paso de cebra, pero fue incapaz de acceder por el inaccesible acceso al paseo elevado de Aizpuru. Al final precisó de nuestra ayuda. Tenía bien memorizado el sendero, pero existía un obstáculo infranqueable.

Todas las obras realizadas en el centro de los 6 millones de euros, están dirigidas hacia la movilidad de aquellos que todavía pueden desenvolverse sin dificultad algunas, para el resto, todo es un camino constate de obstáculos viales. ¿Cuáles son las principales barreras que identifica la ONCE para las personas invidentes?. La principal es la plataforma única, por la que se ha apostado decididamente en nuestra ciudad, porque las bicicletas y patinetes eléctricos no hacen ruido. En la calle Marqués de los Vélez, en donde acecha el carril de bicicletas, es uno de los mayores peligros para las personas con discapacidades visuales.

Hay obstáculos que los perros guías no saben resolver. El resto serían las papeleras, el alineamiento de farolas, señales y postes, los desniveles en las mismas vías peatonalizadas, como los vierteaguas. El entorpecimiento de los bordes de los edificios que deben estás siempre despejados, la obstaculización del propio sendero podotáctil. Las arquetas por las que se puede colar un bastón, el mal estado de las aceras, la acumulación de tapas de todo tipo. La ausencia de señales acústicas en los semáforos, los bolos anti-intrusión de vehículos en los pasos de cebra, o la deficiente alineación de los bordillos con la calzada.

Son muchos los ciudadanos y ciudadanas que se caen a diario en nuestras calles, incluso en el mismo Alminar, probamos de esa medicina, en penúltimo día de febrero, en un bordillazo en la calle del cardenal Cisneros. En Melilla hay solo un barniz de sostenibilidad urbana.

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