Las pruebas del incendio de Melilla


Al otro lado del pasadizo

Lo descubrimos hace mucho tiempo (https://elalminardemelilla.com/2011/07/19/el-arco-de-herradura-de-la-plaza-de-armas/) , porque alguien nos invitó a pasar dentro y dimos cumplida noticia, porque compartimos todo. Luego sellaron la zona, pero nosotros seguimos vigilando, es lo que siempre hacemos. Hace poco mostramos la parte baja del pasadizo (https://elalminardemelilla.com/2013/09/23/la-puerta-y-el-arco-del-hornabeque/) , ya limpio y despejado de escombros. No creo que nadie pensase que no íbamos a ir al otro lado, porque siempre buscamos el otro lado, y sobre todo cuando sabemos donde está. Nada desaparece del todo, siempre queda algo escondido, incrustado dentro de otra cosa, pero permanece. La Melilla musulmana desapareció en más de un 90%, pero sabemos que algo queda, que lo ocultan. Unos tienen una labor y nosotros tenemos la nuestra, que es mostrar todo lo que podemos.

Noticia de un incendio

En los tiempos modernos, el rey de España, envión una escuadra para conquistarla, pero antes de que llegaran, tuvieron noticia sus habitantes y pidieron ayuda al rey de Fez, el cual, estando  entonces ocupado en la guerra con los pueblos de Tamesna, envió un ligero ejército y los habitantes, habiendo sido muy bien informados sobre la grandeza de la armada de los españoles y, desconfiando en poder contener el asalto, evacuaron la ciudad y, con sus cosas, huyeron a los montes de Buthoia.  El capitán del rey de Fez, viendo lo sucedido, bien por hacer agravio a los de la ciudad o por desprecio a los cristianos, puso fuego a las casas, quemando la ciudad. Juan León el africano. Venecia, año 1550.

Es la cita más irrebatible acerca de la conquista de Melilla en 1497, la descripción de los motivos y las causas del incendio de la ciudad y la razón de su abandono. Pese a la claridad meridiana de la cita, siguen sin reproducirla de modo completo y empeñados en la fracasada negociación con los alguaciles traidores en 1494. como fundamento de la conquista. Sin embargo,  las pruebas del incendio estaban ahí (https://elalminardemelilla.com/2011/12/02/las-huellas-del-incendio-de-melilla/), también lo escribimos, las vimos y las fotografiamos. Cuando excavaron y alteraron la Plaza de Armas para siempre, todo el suelo estaba lleno las cenizas del incendio. Que nadie aprecie en esto el menor signo de vanidad. Llevamos escribiendo de todo mucho tiempo, aunque nunca, hasta ahora, habíamos visto una huella tan clara del lejano incendio.

La verdad también  está al otro lado

La madera que cubre la techumbre de ese pasadizo es muy antigua, podría tener tres siglos de antigüedad como mínimo. Estaríamos muy cerca de los techos de la ciudad musulmana que se encontraron los españoles. La muralla de caliza amarilla es un signo irrefutable (https://elalminardemelilla.com/2011/11/03/la-muralla-de-caliza-amarilla/) , pero no les gusta ese color y lo eliminaron en la Batería Real, pero también lo fotografiamos y lo mostramos. Esta es una entrada de entradas. Es una entrada desde el otro lado del pasadizo. Somos lo que somos, pero alguien tiene que serlo.

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La muralla islámica de Melilla


 

          Mixtificada con cemento el resto de muralla más antiguo

     Este resto de muralla estaba empotrado dentro de la muralla española de Melilla.Quedó a la vista cuando se derrumbó la muralla de La Florentina en 1996. Apareció por sorpresa y como siempre que eso ocurre, no saben qué decir. Aquí estuvo ubicado el antiguo museo Amazigh de Melilla, el que creara Ignacio Velázquez. De este resto de muralla sólo acertaron a decir que era: «prehispánico», cuando prehispánico es todo, desde 1497 hasta los tiempos de Adán y Eva.

          Era un trozo de muralla islámica o musulmana, lo que se prefiera, ocurría que aparecía en un lugar y en un tiempo inesperado, y en una zona en donde se había jurado, y nos habíamos creído casi todos, que todo lo allí existente pertenecía al 100% a las construcciones españolas. Tras liquidar el Museo Amazigh, todo quedó en estado de abandono, hasta que lo denuncié el 1 de febrero de 2010, en los periódicos locales. Entonces retiraron los restos arqueológicos, crearon el centro de interpretación arqueológica y decidieron convertir este espacio, en una sala de exposiciones. Pero la muralla seguía sobrando y no importando a nadie. Yo sé que hay cosas que prefieren que se desmoronen.

           El caso, es que casi dos años después, esta muralla de caliza amarilla, da unos mil años de antigüedad, ha estado apunto de desmoronarse, desde luego ha perdido masa con respecto a las fotos de 2010, y antes de que se viniese abajo y provocase «un escándalo» han procedido a intervenirla, esto es, a cubrirla con cemento y a cubrirla con yeso. Un despropósito más, que sumar a los que se están produciendo en nuestro patrimonio monumental. El silencio cómplice es cada vez mayor y más espeso.

La muralla de caliza amarilla


         Tenemos localizados tres segmentos de la muralla de caliza amarilla (Florentina, parque Lobera y plaza de Armas), dos están enterrados y solo uno a la luz, el primero mencionado. Había otro segmento más, estaba en las laminadas escalinatas de acceso a la Batería Real, pero fue picado a conciencia y eliminado sin consideración y sin criterio científico alguno. Las fotos que realicé en diciembre de  2010, muestran claramente la diferente composición de la muralla, e incluso los restos de la argamasa original. Diferente composición significa diferente periodo de construcción.  Esto prueba realmente que el baluarte y el caballero de La Concepción se construyeron sobre la antigua alcazaba árabe, e incluso ésta sobre algún resto de construcción anterior.  Así que cuando se escribía: «se afirma sin pruebas que el baluarte de La Concepción se construyó sobre una edificación anterior de origen árabe…….», se estaba haciendo esa afirmación más acorde con los deseos de un origen hispano inmaculado, que con la evolución histórica de la fortificación de Melilla.

         Había otro segmento mucho más grande de muralla de caliza amarilla, según me comentaron  los operarios que trabajaban en la reinterpretación  de Melilla La Vieja, pero la orden fue igualmente taxativa: «pasarla por la piqueta». Las fotografías lo muestran claramente. Aquí había algo anterior, que no era hispano, y que quedó empotrado dentro de las fortificaciones que se construyeron a partir de  1525, cuando el Rey Carlos I ordenó el repliegue de los castellanos hacia el peñón rocoso, abandonando La Alafía o Plaza de Armas, por considerarse demasiado insegura.

                Las Crónicas de la conquista de Melilla, nunca publicadas en la ciudad y que no están en ningún archivo o biblioteca, hablan de que se trajeron: «gran cantidad de maestros para reedificar», no para construir o hacer nuevo.