Se oculta, se destruye, se tapa


Es el triple lema de la investigación histórica en la ciudad, de la que ya decimos, que ni a un lado ni a otro interesa a nadie. Hay unas ideas preconcebidas y con ellas se llegará hasta el final, sea cual sea.

Conocíamos historias del pasado de las que nunca más se supo. Sabemos que lo que hemos podido sacar a la luz pública es apenas una tercera parte de lo hallado, porque las órdenes eran muy estrictas. Ninguna mirada extraña podía consentirse. Aún así hemos podido mirar mucho, contando siempre con los colaboradores del blog, y con quien siempre te dejaba mirar, pero solo una vez, porque luego analizaban minuciosamente las fotografías para localizar la posición desde las que fueron hechas. El francotirador debe cambiar constantemente de posición, no puede repetir un lugar y tiene que aprovechar su ocasión, porque se descubre en cada disparo fotográfico.

En esta ocasión, ya la última, habían cerrado el agujero de la valla por la que habíamos pasado las veces anteriores, porque no se puede allanar ningún lugar, pero si hay un hueco se pasa y se camina por la zona. La obligación es fotografiar, no tocar nada y salir sin ser notado.

Rusadir, Alafía y los siglos oscuros

En esta ocasión hemos seguido y documentando fotográficamente todo el proceso, desde el principio hasta el final. Hemos recorrido todo el camino desde el Alfa, hasta su Omega. El desinterés investigador está relacionando con las siglos oscuros. Lo que existiese sobre el peñón calcáreo de la Ciudad Vieja, fue reutilizado por los romanos hasta el año 284 DC, cuando el emperador Diocleciano ordenó el abandono casi completo de la Mauritania Tingitana. En erosión y abandono permaneció hasta el siglo X, cuando la ciudad de Melilla es fundada por Abderramán III en 926. De este modo del siglo X al XV todo es islámico y bereber, y desde los tres años finales del mismo siglo XV al XXI todo es historia española. Esas cuentas están muy claras.

El primer reino conocido y establecido sobre los que hoy conocemos como Marruecos fueron los Mauri*, siglo IV AC., aunque sin llegar a saber cuál era su nombre real, pues todos ellos fueron descritos y nombrados por las potencias dominadoras, ya fuese cartagineses, romanos, árabes, o solo comerciales como los fenicios. Estos últimos trasegaron por el Mediterráneo entre los siglos XII y IV AC., pues como tales desaparecieron bajo el dominio persa en 332 aC. Todo lo que se busca está relacionado con esos ocho siglos oscuros.

El desinterés histórico sobre Melilla

Enrique Gozalbes (2018) escribió el único libro riguroso sobre esa ciudad antigua, en Aportaciones a la Historia de Melilla en la antigüedad. En el libro establecía dos parámetros básicos, el primero la fuerte presencia del elemento indígena en toda la comarca, y la ausencia significativa de restos, debido a la remoción de todo el material existente, en las sucesivas reedificaciones, sobre todo en la etapa musulmana califal y tras la conquista española. Las guerras y la explanación del territorio tras el acuerdo de 1860, hicieron el resto. Hay muy pocos lugares en los que buscar, pero todavía existen. Eso sí, hay que hacerlo con criterios científicos y por especialistas en diferentes periodos históricos.

En estos años hemos aprendido, que cuando lo encontrado no interesa, no se emite información alguna. De haberse hallado una hebilla de un soldado de Estopiñán, un fragmento de plato romano o una pequeña moneda cartaginesa, se hubiese ofrecido una rueda de prensa a la altura de los hallazgos en Egipto. Pero el silencio ha sido absoluto, salvo al principio, pues creó expectativas que luego no se cumplieron. Se ha encontrado mucha cerámica medieval (siglos X al XV)

Las primeras fotografías las realizamos en el mes de enero. Un colaborador nos animó a pasar por allí. Las últimas son de hace dos días, pues otro colaborador no advirtió de que se acercaba el final.

Principio y fin, alfa y omega. Todo y nada.

Nota:https://elalminardemelilla.com/2020/07/21/alafia-el-yacimiento-desaparecido/; https://elalminardemelilla.com/2018/07/21/la-ultima-nota-de-enrique-gozalbes/

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La última nota de Enrique Gozalbes


 

               Enrique Gozalbes Cravioto, era y es el único autor de un libro sobre historia antigua de Melilla, imprescindible para todo aquel que quiera adentrarse en el pasado histórico de la ciudad con rigor científico, y alejado de leyendas de difícil demostración. La ciudad antigua de Rusadir se publicó en 1991, bajo el patronazgo de la entonces Fundación Municipal Sociocultural y del también incipiente Servicio de Publicaciones de la ciudad.

                La destrucción, las guerras, la voladura de la colina de San Lorenzo, y la reutilización constante de materiales, arruinaron para siempre la posibilidad de averiguar cuál era el urbanismo de partida del primitivo asentamiento de Russadir. Lo mismo ocurrió en otras zonas y colinas de la ciudad. Todo el posible material arqueológico para su posible estudio fue arrasado sin contemplaciones, para el acelerado desarrollo del  neourbanismo melillense del siglo XX.

                 Quedaba algo, muy poco, en la zona de Sidi Guariach, en una breve incursión realizada en lo que denominamos como «La colina del silex» *. La exploración coincidió con la reedición de Los Apuntes de prehistoria Norte-Marroquí de Angelo Ghirelli, a cargo de Enrique Gozalbes, y bajo el patrocinio de la Consejería de Cultura y del Archivo General de Ceuta.

                  A cuenta de esta exploración, me puse en contacto con Enrique Gozalbes, y le hice llegar las fotografías  y comentarios. Con la humildad y sencillez de los sabios atendió y opinó sobre lo «explorado», con atentas y académicas respuestas. El artículo sobre la colina del sílex fue publicado el penúltimo día de enero de 2018.  Pasados dos meses, el 9 de abril,  recibí un correo suyo en el que me comunicaba que había aspectos interesantes en aquel reportaje que quería comentarme. Tras las consiguientes respuestas, el pasado 19 de mayo recibí esta última comunicación suya:   Hola Enrique: muchas gracias por el interés. Pero es una contrariedad que en bastante tiempo no podré volver por Melilla. Cuando lo pueda hacer no dude que volveré a contactar con usted. Un cordial saludo, Enrique Gozalbes

            El pasado 13 de julio, el director del Archivo de Ceuta, JL Gómez Barceló, comunicaba a través de su página el prematuro fallecimiento del profesor Gozalbes Cravioto. Queda ya aquí, en El Alminar, su recuerdo y ese interés por algo que ya no podremos saber en la colina del sílex, pero que llamó su atención. Que descanse en paz

               Nota:https://elalminardemelilla.com/2018/01/30/la-colina-del-silex-en-melilla/

 

La ciudad antigua de Rusadir


                   

                       El Gobernador 2017: basuras púnicas

       La Ciudad Antigua de Rusadir es el único libro publicado acerca de la posible historia antigua de Rusadir. Escrito por el catedrático Enrique Gozalbes Cravioto, que intenta desde el estudio científico de la historia, una aproximación al pasado de Melilla, alejado de los mitos y leyendas con los que se ha construido la historia de la ciudad. Además, Enrique Gozalbes es uno de los mayores especialistas en historia antigua y medieval. Hace poco, descubrió una antigua mezquita utilizada como cortijo en la localidad malacitana de Antequera.

        La historia de Rusadir es imposible de relatarse sin relación con su entorno. Esto quiere decir que si en algún momento llegaron los fenicios a esta costa, es porque existían asentamientos autóctonos, indígenas, o mauritanos en la terminología romana. Los fenicios iniciaban relaciones comerciales con poblaciones ya existentes, nunca sobre la nada. Quien pretenda hallar a fenicios, romanos o griegos, encontrará siempre huellas de las poblaciones bereberes.

        Melilla es un territorio muy movido, batido por la guerra,  y por las constantes reconstrucciones. Otro elemento importante es la reutilización de materiales, por lo que resulta muy dificultoso, si no imposible,  encontrar restos fenicios o púnicos puros, como parece ser la pretensión.

         Hay zonas no holladas, y siempre en dirección hacia el 4º recinto, hacia el cerro del parque Lobera. Para buscar y excavar hay dos caminos, uno es seguir una idea preconcebida y descartar todo lo demás, barriéndolo del mapa y enterrándolo en el caso de que no ofrezca el resultado apetecido. Esto es lo que ha sido el triple lema hasta la fecha (se oculta, se destruye, se tapa). Melilla está llena de restos bereberes descartados y ocultos bajo el pavimento de la Plaza de Armas, dentro de las murallas, bajo el suelo del «museo arqueológico», bajo los chalets de la Alcazaba, o enterrados en el parque Lobera.. El único planteamiento admisible es el de buscar, excavar, y sacar a la luz todo lo que se encuentre, sea lo que sea. Todo lo demás es hurtar la verdadera historia a la investigación y al futuro. Quedará bonito, pero no dejará de ser una falsificación histórica.

         Hay una norma escrita que dice que una vez que se abre un yacimiento, hay que completar la excavación. En caso contrario, los agentes ambientales alteran el yacimiento y sus conclusiones son inservibles. El Gobernador está abandonado desde 2111. En 2017 su estado es el que se ve. No esperábamos volver aquí, no pensábamos volver a escribir sobre esto, no esperábamos ver esto, en este estado. En cualquier lugar, estas fotografías provocarían ceses fulminantes y un vuelco en el modo de afrontar la cultura y el pasado en la ciudad. ¿Dónde está todo el material desenterrado, cómo se clasifica, qué se piensa hacer con él, quién se está haciendo cargo de esas miles de piezas?.

           Se podría decir de todo, pero estas imágenes valen más que cualquier argumento que si diga. Total, ¿para qué?.

            Nota:https://elalminardemelilla.com/2011/07/25/yacimiento-del-gobernador/