Constantinopla, 1453


Un acontecimiento muy lejano, pero que se sigue celebrando en Estambul. Los días de la conquista se conmemoran tanto en el mundo cristiano occidental, como en el oriente musulmán. Han pasado pues 569 años desde la Caída de Constantinopla, como decimos los greco-romanos. Para los estambulíes es algo diferente, pues aman profundamente su ciudad, surgida de la ruinas de Constantinopla.

El concepto, que acabó convirtiéndose en un derecho, de libertad de culto, es una conquista moderna y europea. Bartolomé I, Patriarca Ecuménico de Constantinopla, vive recluido en el barrio estambulí de Fanar, sede del Patriarcado Ortodoxo. Esta presencia se mantiene ininterrumpida desde el siglo 1453, aunque ya es la única iglesia cristiana en Estambul, que eso sí, está oculta por muros, ya que no puede ser visible desde el exterior. En un principio, la población griega conservó algunas iglesias bizantinas, pero la pérdida de población, la ruina, y la incautación posterior, dejó al Patriarcado reducido a una sola iglesia. Los pogromos de 1955 acabaron con la bimilenaria presencia griega en la ciudad fundada por Constantino. Solo en los países musulmanes históricos (Egipto, Túnez, Marruecos, Siria, Líbano, Irán, Argelia, Iraq), se mantienen poblaciones y cultos diversos. En los países islámicos modernos, esa multiculturalidad no suele existir.

La mayor parte de la iglesias y catedrales bizantinas son hoy mezquitas. Alguna es todavía museo, Santa Irene y San Salvador, y otras desaparecieron en la conquista de la ciudad, o en derrumbes posteriores. Con todo, el saqueo y demolición de Constantinopla en 1453, permitido por Mehmet II, no fue tan brutal como el consentido por el Papa y llevado a cabo por los cruzados cristianos, en 1204. El esplendor bizantino quedó reducido a la nada, y casi todos los tesoros de Bizancio fueron traídos a iglesias y palacios europeos. Los leones de la Plaza de San Marcos en Venecia, fueron saqueados en Constantinopla en la IV Cruzada.

Un día como hoy, Constantinopla paso definitivamente a manos del Imperio Otomano. Mehmet II, el Fatih, se arrepintió de haber entregado la ciudad al saqueo, y ordenó su reconstrucción y engrandecimiento. El esplendoroso Estambul histórico con él. Junto a la primorosa catedral de Santa Sofía, devuelta a la condición de mezquita por el islamista neo-otomano Erdogán, se alza la mezquita del Fatih, el conquistador. Al final, la reutilización de edificios promueve su conservación. La iglesias se convierten en mezquitas, las alcazabas en castillos, o a la inversa.

Fotos: The Hidden Face of Istanbul

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El último día de Constantinopla


En algún momento y lugar siempre se encuentra una puerta abierta, que hasta ese momento estuvo cerrada, quizá durante siglos o una década. En la mañana del 29 de mayo de 1453, la Kerkaporta o kylokerkos, estaba abierta. Era la que comunicaba la murallas exteriores, con el interior de la capital bizantina. Por ella entraron los jenízaros en tropel, cuando en realidad los griegos había ganado la batalla del asedio a Mehmet II, el fatih.

Dejar una puerta abierta en medio de una batalla es una imprudencia muy grave. Hay otras imprudencias históricas, como la de aceptar el regalo envenenado de los griegos, el caballo de Troya, pese a las advertencias de la sacerdotisa Casandra. Ambos errores tuvieron efectos fulminantes sobre el presente de ambas ciudades.

¿Quién fue Homero, qué sabemos de él? Nada, pero en sus dos poemas históricos dejó narrados los hechos más importantes para la historia de aquellos tiempos. Todo bien, al igual que todo mal, alcanzarán su final sin que sea posible evitarlo. La guerra de Troya, vinculada de modo no visible a la historia de este blog, llegó a su final en su undécimo año. A partir de ese momento entró en el terreno de lo legendario. Eso sí, precisó de un relator, Homero, en este caso. No fue esa la suerte de Constantinopla, pues los posibles relatores perecieron en el asalto final. Nadie quiso abandonar la ciudad, y se difuminaron junto a último emperador, Constantino XI Paleólogo, en la niebla de la historia, de aquella mañana.

¿Queremos decir algo con esto? Sí, y ya está escrito, y lo hacemos en el undécimo año. En mayo conmemoramos varios acontecimientos, todos importantes en la historia del Alminar. En 2009, un pintor, dejó abierta la puerta del Gobernador, dos años antes de que este blog fuera creado, por eso escribimos que «antes de que el Alminar existiera, ya era. Desde entonces, parte de nuestra historia quedó unida a ese lugar. Toda historia precisa siempre un narrador, pero ningún final está escrito, ninguno está decidido. Sin embargo, siempre acontece, y tiene una causa, una razón. Tanto como su origen.

Nota:Santa Sofía regresa al culto islámico | El Alminar de Melilla

La transformación de Santa Sofía


           Desde el año 562 la cúpula de Santa Sofía (la Santa Sabiduría de Dios) permanece inalterada. El sultán Mehmet II (Fatih) conquistador de Constantinopla, solo tapó los mosaicos con yeso, pero sin destruirlos. Para su propia honra y descanso eterno construyó una mezquita a escasos metros de la catedral bizantina, la mezquita de Fatih.

            Recep Tayyip Erdogan, Presidente de Turquía, transformará desde hoy el monumento de Santa Sofía en una mezquita más de Estambul, la ciudad con más mezquitas del planeta y también las más espléndidas. La catedral ortodoxa de Constantinopla influyó tanto en todas las construcciones posteriores, que la mayor parte de las mezquitas estambulíes se le parecen. Eso sí, ninguna consiguió superar los 35 metros de la cúpula de Santa Sofía, construida en el siglo VI. El edificio que más se le acercó en dimensiones y esplendor es la mezquita Azul o del Sultán Ahmed, pero sin superarla. La arquitectura cristiana tuvo que esperar hasta el siglo XVI con San Pedro del Vaticano, para poder construir una cúpula más grande y alta que Santa Sofía.

       Lo que va a hacer a partir de hoy el presidente Erdogan, equivaldría a tapar con lona el mihrab de Córdoba y proyectar sobre él una imagen de Cristo o la Virgen María. Las reformas para iniciar el culto islámico incluyen la instalación de una lona retráctil que tapará la cúpula de la antigua catedral cristiana griega, para impedir que Cristo Pantrocrátor y la Theótokos estén por encima de los fieles musulmanes. También se tapará al arcángel san Gabriel y a la emperatriz Zoe, a la que estos días se califica como prostituta, por parte de algunos creyentes exaltados.

        El problema, según narra Tugba Tanyeri-Erdemir en su cuenta de Twitter, es que se están perforando los muros de las ventanas sobre los que se asienta la cúpula, lo que añadirá peso a sus apoyos, para permitir la instalación de la lona retráctil, manejada por control remoto y cableado eléctrico. Se supone que el material será ignífugo y anti humedad, pero se corre el riesgo, de que en un plazo no muy lejano, todo acabe en incendios, como en las catedrales de Notre Dame y Nantes. Recep Erdogan está poniendo en riesgo el monumento, como denuncian muchos ciudadanos estambulíes.

          El 24 de julio de 2020 es el día en el que 86 años después, Santa Sofía será devuelta al culto islámico, del que fue retirada por una decisión del fundador del Estado turco Mustafá Kemal Atatürk. Casi un siglo después, no queda en Estambul casi nadie que conociera a Santa Sofia como mezquita. Lo que tuvo sentido en Mehmet II y la conquista, no lo tiene con Erdogan, que no busca el motivo religioso sino el político. Aun así, Santa Sofía permaneció mil años como catedral cristiana (532-1453) y esa es una condición que no perderá, por mucho que se transforme el monumento, porque fue construida como tal, y eso también es algo que le recuerdan en las redes sociales al presidente Erdogan. También se cubrirán con alfombras de rezo, toda la superficie de la basílica.

           Aproximadamente unas 500 personas accederán hoy al edificio bizantino, a la antigua gran catedral de Santa Sofía, en una acción que coronará al presidente Erdogan casi como un antiguo emperador bizantino, o en una imagen que otros comparan con el también extinto sultanato otomano. Los temores son que esta acción física provoque la ruina del monumento del siglo VI, y quizá también simbolice el declive del poder del propio presidente turco. El debate sigue muy encendido. Aquí solo dejamos constancia de ello.

 

 

 

 

 

Derrumbe en las murallas de Constantinopla


 

Una noticia lejana en Estambul

      De repente hemos dejado de recibir noticias del mundo, y las agencias que antes reportaban cualquier suceso local para convertirlo en un asunto mundial, han enmudecido. Ya no hay guerras, ni atentados, ni se desbordan ríos, ni caen autobuses. Ya no hay nada, salvo la pandemia. Hay un secuestro de la información mundial, pero ahora es más notorio que antes.

          Las primitivas murallas de Constantinopla fueron levantadas por Constantino, sin embargo, el doble amurallamiento de color blanco y rojo fue erigido por Teodosio II el calígrafo, en el siglo V y permitieron a la ciudad resistir a casi todos los asaltos, salvo el cristiano de 1204, y el definitivo del sultán otomano Mehmet II en mayo de 1453, por el que recibió el título de fatih o conquistador. El impresionante sistema defensivo es también conocido como «el muro griego».

         A los estambulíes no les gusta que se llameConstantinopla a su capital histórica, de la que se sienten muy orgullosos. La antigua capital bizantina, o nueva Roma, apenas comprende un sector pequeño de lo que hoy es la ciudad de Estambul, uno de los motores económicos de la economía turca, dada la gran afluencia de visitantes que recibe, aunque a partir de ahora todo cambiará.

           El pasado día 3 de mayo, una de las torres de la muralla de Teodosio, colapsó y se derrumbó, y con ella la parte asociada del muro griego, perfectamente identificable en una foto aérea. La noticia apenas ha salido rebasado las fronteras del ámbito cultural de la República de Turquía, pero que, según nuestra idea, veremos reflejada en los medios europeos, tras la publicación en El Alminar.

            Las agencias de noticias Gabam y Anodolu Agency, han comunicado la noticia y publicado fotografías que compartimos, y que hemos conocido gracias a The Hidden Face of Istanbul. En otra situación, el derrumbe de la torre hubiese llenado páginas de periódicos y programas de noticias. Hay que resaltar, que el gobierno de Turquía cuida como uno de sus más preciados tesoros al legado bizantino, presente en gran parte del territorio turco, del cual, de modo indudable, Estambul es la más preciada joya.

 

 

Blanquerna


          Siempre es ocasión y tiempo de hablar de Constantinopla, aunque a los estambulíes no les guste ese nombre, entre otras cosas porque consideran que la antigua capital del Imperio Bizantino comprende solo una pequeña área de la actual Estambul, según cuenta el Nobel turco Orhan Pamuk.

                   Desde que Musta Kemal Ataürk, fundara el Estado Turco y acabara con el Imperio Otomano, Turquía se tomó muy en serio la laicidad del Estado y acabó con el culto en la basílica de Santa Sofía, convirtiéndola en museo. Las restauraciones y excavaciones prosiguen, y hoy por hoy, la capital cultural turca es uno de sus principales motores económicos. Los turistas y viajeros  acuden a Istanbul, atraídos por su esplendor y por el eco inextinguible de la antigua Constantinopla. No queda mucho de la capital bizantina, pero lo que queda es esplendoroso.

                    Los árabes nunca conocieron a los romanos, por tanto la palabra «rumíes» se refiere a los bizantinos o griegos y nunca a los occidentales. La hégira se inicia casi un siglo y medio después de la caída de Roma. Las influencias arquitectónicas bizantinas y orientales en las construcciones  musulmanas son notorias. La vistosa mezcla del color rojo y blanco en las dovelas de la mezquita de Córdoba tienen un origen, Constantinopla. Las todavía impresionantes murallas de Teodosio, todas las basílicas bizantinas (hoy mezquitas, y el palacio de Blanquerna, Tekfur en su nombre turco, están construidos con ladrillos y piedras rojas y blancas.

                      Melilla y el edificio que recuerda a Blanquerna

            Poco a poco van desapareciendo los edificios singulares de Melilla, cada día, casi sin darnos cuenta, en el encadenamiento de derribos que se suceden uno tras otros. Desaparecen adornos, rejas, forjados, pasamanos, escaleras y suelos hidráulicos. El catálogo de Edificios Protegidos de Melilla es en realidad una guía de derribos. Hay una persona que conviene recordar y que intentó luchar contra esa cadencia y fue Julio Bassets Rutllant (qepd.)

            Romanos, bizantinos, orientales y árabes fueron grandes maestros en la construcción con ladrillo. La presencia de este material sirve para identificar su procedencia, en construcciones de uso histórico continuado. La gran construcción de ladrillo rojo en España es el acueducto de Los Milagros en Mérida. En Melilla existe todavía un edificio que utiliza en su fachada el ladrillo y la piedra blanca, está situado en la calle del general Polavieja. Es una fachada muy bonita y equilibrada, a la vez que sencilla, y que evoca claramente al antiguo palacio bizantino. ¿Quién lo construyó, en qué año?. No lo sabemos, porque no solo se están perdiendo los edificios, sino también su memoria. Traemos aquí las fotografías, por si todo desaparece un   día.

           El Palacio de Blanquerna era la residencia de los emperadores bizantinos en la última etapa de la ciudad de Constantinopla. El único edificio sobreviviente recibe también el nombre de palacio de los Porfirogenetas. La República de Turquía realiza continuas excavaciones y restauraciones en toda el área que constituyó la antigua capital del Imperio Bizantino.  Melilla es una ciudad que buscaba tener un poco de todas, asemejarse un poco a todas.

Notas: Fotografías de Caner Cangül (https://www.canercangul.com/)