El día del crucero


El turista accidental

El crucero Riviera atracaba hoy en el puerto de Melilla, en una ruta por el Mediterráneo y Marruecos, rompiendo el bloqueo de visitas exteriores a nuestra ciudad desde el inicio de la pandemia. El siguiente, el Amera, llegará desde el puerto de Castellón. En todos los lugares visitados han sido objeto de atención informativa. En el mes de septiembre, el Amera estuvo en ruta por el mar del Norte y el Cantábrico, haciendo escala en Santander, en donde fueron recibidos por el presidente de la Comunidad de Cantabria.

Los cruceros son oportunidades de promoción y proyección de una ciudad, porque los pasajeros llegan en régimen de «pensión completa». Todo lo más que tomarán, según el momento de la llegada, será un café o un refresco. En el pasado, si un crucero llegaba en un día festivo, o en la hora del mediodía, solía encontrarse con todo cerrado y con muy pocos lugares que visitar.

El binomio turismo y seguridad es obligado e irrenunciable. El turista no puede estar expuesto a riesgo o espectáculo dantesco alguno, en su tránsito por el centro de la ciudad visitada. Hoy, el centro de la ciudad estaba blindado, como en la visita de un ministro o alto cargo del gobierno. En lo que hay que pensar es en qué puede necesitar un «turista accidental» o de crucero, en una visita que dura entre 6 y 8 horas.

Lo que hay que hacer es lo que se ha hecho hoy, tener la ciudad en perfecto estado de revista, como en los cuarteles. Pensar en alguna línea de souvenirs o artículos diferentes a los habituales, y que no se pueden obtener dentro del crucero. Oceania Cruises tiene al menos 8 rutas programadas con escala en Melilla, para los dos próximos años (2022 y 2023). Los desaparecidos Palacio Oriental y Pagoda, constituían algo diferente y único en esta ciudad, junto a las tiendas de marroquinería. Esas serían líneas comerciales a desarrollar si se piensa en un posible futuro turístico. No todo pueden ser casas de juego. El derrumbe de los bazares de lo que fue el Cine Monumental, es una imagen desastrosa para un centro comercial. No todo es peatonalizar. La gente paseaba por las calles sin saber muy bien dónde meterse o qué ver.

Que esta sea una de las líneas a seguir para un posible desarrollo de Melilla, no quiere decir que ya haya que pensar en un muelle para cruceros, un aeropuerto en el mar, la ampliación del puerto o crear una isla desierta frente a la playa de Horcas. Eso sí, nuestra emoción ha sido inmensa al ver a nuestra COA convertida en una lanzadera o shuttle, como la nave Columbia.

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Aeropuerto internacional de Melilla


                           Hacia la ciudad aislada

            Un aeropuerto sin tráfico aéreo cae. Una ciudad aislada no puede crecer o  si quiera mantenerse. Un fin de semana la posibilidad de salir o entrar a Melilla no existe. La apuesta económica de la ciudad ha sido la del comercio fronterizo, la del transporte de mercancías que luego pasan a Marruecos, y eso ha provocado también el aislamiento terrestre. Durante una década se subvencionó a Air Nostrum con más de 1 millón de euros anuales de contrato publicitario que de nada ha servido. En la última década se ha pasado de los 24 vuelos diarios que salían y entraban de la ciudad (Málaga, Madrid, Almería y Granada), a menos de la mitad. Solo estamos conectados con Málaga y Madrid, y la mitad de esta última frecuencia la cubre Air Europa. No hay nada más.

        Hace ya un año que se perdieron de modo completo los enlaces con Almería y Granada, que ya se habían ido deteriorando. Estaban instalados en horarios imposibles para la salida de la ciudad, e inservibles para el retorno, al menos en los fines de semana, que es cuando podría haber mayor demanda. Una gestión adecuada y correcta al menos hubiese mantenido la situación heredada, tanto en destinos como en frecuencias. Si se ha perdido la mitad de los enlaces y reducido a la mitad los todavía existentes, entonces solo puede calificarse como negativa esa gestión.

          Nada queda de Helitt,  de Melilla Airlines, de Ryjet, del barco rápido, de los cruceros y por el camino que vamos antes de finales de año no existirá Armas o Trasmediterránea. La apuesta comercial, como dice el capitán de marina mercante Rafael Rosselló* que denuncia en solitario, sin el apoyo del gobierno de la ciudad, la presunta venta fraudulenta de Trasmediterránea, «la apuesta es por la carga», por el transporte de carga, no por los pasajeros. La quimérica, fantasiosa e irrealizable ampliación del puerto de Melilla estaría enfocada a un megapuerto de transporte de mercancías (que sí dejan dinero), pero no a un superpuerto de pasajeros. A la ciudad no volverán, ni han vuelto lo cruceros.

          Las Islas Canarias dependen de sus comunicaciones y allí el gobierno insular canario sí consiguió seguir manteniendo la existencias de Binter, la filial de Iberia que operaba en Melilla (https://www.bintercanarias.com/).

 Notas:(1) https://elalminardemelilla.com/2016/12/07/de-melilla-al-mundo/ *https://www.elestrechodigital.com/destacado/denuncia-una-presunta-alteracion-las-cotizaciones-acciona/.

 

Dos barcos y un solo puerto


Tenemos la Estación Marítima más moderna de todo el Mediterráneo. Hoy ha llegado un «presunto crucero» y ya nadie le ha hecho caso. Estamos tan enfrascados con las diversas actuaciones  judiciales que ya a nadie le importa que venga a vernos un crucero más. Hoy había temporal de poniente y los barcos deben atracar en la zona de carga, en la parte trasera del puerto, en donde atraca el barco que llena nuestra ciudad de contenedores de mercancías.

Tenemos dos estaciones marítimas, una vieja que quieren tirar abajo porque dicen que está desvencijada, y otra nueva que costó lo que tres, pero que solo puede albergar un barco cada vez. El asunto es que cuando llega un barco distinto a los habituales, y Acciona tiene preferencia en la Estación Marítima, que no tiene nombre, debe atracar en un muelle que ni siquiera tiene pasarela para pasajeros, aunque van a construir una que va a costar mucho dinero y que no sabemos a dónde llegará, porque el edificio antiguo va a ser demolido para que quepan más contenedores. En días pasados se anunció la suspensión de la visita de otro crucero y tampoco le importó a nadie. Ya no recordamos ni el nombre.

Cuando hay «fuerte temporal de poniente», que no tienen un nombre tan bélico como «el fuerte viento de levante», los barcos deben atracar en el muelle de carga, que tiene mayor calado y protege mejor de las corrientes.

Es solo una imagen y un comentario, de un crucero completamente ignorado. El ciudadano de Melilla ya vive sobresaltado. El lunes había muchos coches oficiales en la puerta del Ayuntamiento y ya nadie pensaba que podía tratarse de una visita protocolaria. Todo el que pasaba por allí tenía la sensación de que iban a llevarse a alguien detenido.

Un crucero entre contenedores


        La Estación Marítima de Melilla, la joya de la corona de la crucería, autovía marítima entre el Norte de África y Marsella, a duras penas puede contener a un solo buque. El barco de Armas, la naviera que realiza el trayecto Melilla-Motril, debe volver a maniobrar tras descargar el pasaje y la carga, y atracar en el muelle de carga, el de los contenedores. En Almería, con una estación marítima infinitamente más modesta, pueden atracar simultaneamente cuatro buques de pasajeros y tiene un muelle de carga que no afecta al resto del tráfico portuario. Málaga tiene un muelle solo para cruceros, y el resto del tráfico marítimo desembarca en los atraques normales del puerto.

         Ayer llegó el Prinsemdam y se fueron directos a la zona de contenedores, porque ni siquiera pueden pisar nuestra nueva y flamante Estación de la Mar Oceána, pese a la mareante cantidad de dinero allí invertida. Además, la Autoriodad Portuaria, regida y gobernada por el singular D. Arturo Esteban, ha sido vaciada de cualquier zona de reposo, de ocio, o de compras para los turistas y usuarios. La cafetería-restaurante con magníficas vistas fue eliminada un mes después de que el propio D. Arturo, la ofreciese a los melillenses como zona de recreo para la ciudad. Ahora solo nos espera un mega gimnasio sin taquillas ni zonas de duchas y en donde habrá que pagar para aparcar. Lo único que se puede comprar allí son chucherías y botellas de agua.

                        El embarcadero del mineral

          Dicen los que entienden de esto, que la zona del embarcadero del mineral es la que más calado tiene del Puerto de Melilla. Si no se les hubiese ido la fuerza en proyectos a cual más sorprendente y estrambótico, podría haber sido transformado en un desembarcadero, en un muelle auxiliar para el tráfico marítimo y portuario, de hecho, los barcos de la Armada española suelen atracar allí y algunos otros buques. La lástima es que no sepan concretar ningún proyecto lógico y utilizar lo disponible para el desarrolo de Melilla, para su futuro. Todo se les va en propaganda y en ideas quiméricas. Lo peor es que ni siquiera saben conservar lo existente y como para mostrar esto, lo mejor son las imágenes, aquí están. El crucero entre los contenedores y el cargadero de mineral abandonado. Y esto es el centro de la ciudad.