Dos barcos y un solo puerto


Tenemos la Estación Marítima más moderna de todo el Mediterráneo. Hoy ha llegado un «presunto crucero» y ya nadie le ha hecho caso. Estamos tan enfrascados con las diversas actuaciones  judiciales que ya a nadie le importa que venga a vernos un crucero más. Hoy había temporal de poniente y los barcos deben atracar en la zona de carga, en la parte trasera del puerto, en donde atraca el barco que llena nuestra ciudad de contenedores de mercancías.

Tenemos dos estaciones marítimas, una vieja que quieren tirar abajo porque dicen que está desvencijada, y otra nueva que costó lo que tres, pero que solo puede albergar un barco cada vez. El asunto es que cuando llega un barco distinto a los habituales, y Acciona tiene preferencia en la Estación Marítima, que no tiene nombre, debe atracar en un muelle que ni siquiera tiene pasarela para pasajeros, aunque van a construir una que va a costar mucho dinero y que no sabemos a dónde llegará, porque el edificio antiguo va a ser demolido para que quepan más contenedores. En días pasados se anunció la suspensión de la visita de otro crucero y tampoco le importó a nadie. Ya no recordamos ni el nombre.

Cuando hay «fuerte temporal de poniente», que no tienen un nombre tan bélico como «el fuerte viento de levante», los barcos deben atracar en el muelle de carga, que tiene mayor calado y protege mejor de las corrientes.

Es solo una imagen y un comentario, de un crucero completamente ignorado. El ciudadano de Melilla ya vive sobresaltado. El lunes había muchos coches oficiales en la puerta del Ayuntamiento y ya nadie pensaba que podía tratarse de una visita protocolaria. Todo el que pasaba por allí tenía la sensación de que iban a llevarse a alguien detenido.

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5 comentarios en “Dos barcos y un solo puerto

  1. Buenisimo el titular de esta entrada. Da para una película.
    Lo que apuntas al final, sobre los coches a las puertas del Palacio de la Asamblea es una realidad.
    Y nadie dimite. Las ratas, en esta ocasión, no abandonan el barco.

Acostúmbrate a sufrir con paciencia las contrariedades, a escuchar en silencio lo que desagrada, a estar sosegado entre los turbulentos y a permanecer tranquilo entre el estrépito del mundo.

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