- Bolo en Paseo de Ronda
- Bolo en Calle Arapiles
El avance del picabolos es lento, pero inexorable. Su extraña labor nos llamó la atención por primera vez en el mes de mayo. Su radio de acción se circunscribe al Barrio de La Victoria. El método de trabajo o sello de autor es siempre el mismo, lo que nos permite atribuirle cada acción. Puede tratarse de una sola persona o pertenecer a «una escuela de picabolos». Estos bolos delimitadores están compuestos de cemento, con una viga de hierro interna que le permite sostenerse sin fragmentarse. En caso contrario resultarían muy frágiles y se partirían con facilidad.
La parte más débil es la de la base, que se agrieta con facilidad. Su fortaleza es aparente, pues tienen un movimiento oscilatorio que le hace sensible a las patadas y golpes. La base se agrieta con facilidad y el siguiente paso es el de conseguir que se desprenda una pequeño fragmento de cemento. Una vez conseguido este objetivo, la labor del picabolos ya resulta sencilla. Volvió a dejar muestras de su trabajo en el mes de septiembre y su labor parecía haberse detenido, sin embargo, hoy hemos detectado su presencia en uno de los pasos de cebra del inicio del Paseo de Ronda, en su intersección con la avenida de La Juventud. En unos días estará completado su trabajo y el bolo aparecerá en su formato clásico, que es el que le está dando fama en el barrio.
Nota: https://elalminardemelilla.com/2013/09/24/el-regreso-del-picabolos/