- Bolo calle Talavera
- Bolo calle Pavía
Hace unos meses, en todos los pasos de cebras rebajados y accesibles para personas con discapacidades y limitaciones físicas, aparecieron unos delimitadores con forma de bolo, o de otra cosa menos neutra, que flanqueaban la longitud del paso de peatones. Los hay en el Real, en el centro de la ciudad, y en el barrio de La Victoria, pero la actividad del «picabolos» parece extenderse y limitarse a la vez, al último de los barrios mencionados. Decimos «picabolos», pero no nos pronunciamos sobre el género del mismo, que puede ser tanto masculino como femenino. Es muy curiosa la forma en que aniquila el bolo, por la base, y los roe como si fuese un castor o castora, de modo metódico y dejándolos solo sostenidos por un alambre.
Si fuese solo vandalismo urbano, se limitaría a destruirlos sin más, con una maza o una machota. Es esa forma específica que da el/la «picabolos» a su trabajo, la que sugiere una interpretación «freudiana» de esa extraña demolición. Podría tratarse tanto de un claro resentimiento hacia el claro símbolo fálico con el que parece más próximo, o también una persona excesivamente pudorosa, que piensa abatir una tras otro, a ese obsceno objeto con el que han llenado las calles de Melilla, o de su entorno.
El último que ha sido roído, es el situado en la calle Talavera, frente a la Piscina Municipal. Hay trabajo aquí para los psicólogos.
Nota: https://elalminardemelilla.com/2013/05/18/estampas-ciudadanas/
Casi no admite comentarios, jaja. No he podido evitar reirme con los paralelismos. Muy bueno.