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Ascensor Melilla La Vieja
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Cartel ascensor cerrado
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Torre de Las Cabras
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Torre, zona superior
El ascensor de Melilla La Vieja vuelve a estar cerrado
El pasado domingo paseaba por Melilla La Vieja, cuando un extraño cartel de «cerrado por motivos de seguridad» llamó mi atención. No interrumpí la cadencia del paseo, ni saqué mi siempre presta cámara de fotos (la más rápida de todo el Oeste), porque pensé: «Si algo se ha estropeado en Melilla, dentro de cinco días seguirá igual». No había prisa ninguna en fotografiar el cartel ni enterarse de los motivos. El que el motivo del cierre del ascensor fuese por «motivos de seguridad», tampoco me extrañó demasiado, porque en nuestra ciudad empieza a no extrañar nada. Ya no es noticia que este ascensor vuelva a estar cerrado. Sin embargo el ascensor está en perfectas condiciones. Lo que falla es la torre. Últimamente se están viniendo abajo demasiadas torres.
La llamo Torre de Las Cabras porque el verdadero «Torreón» se hundió hace casi un siglo. La muralla de La Florentina y lo que quedaba de la antigua torre se volvió a hundir con ocasión de las reformas para el V Centenario de Melilla, y lo que se reconstruyó constituye una de las mayores falsificaciones históricas de la ciudad. En la actualidad, y tras muchos cambios de rumbo, es el Centro de Interpretación de la Ciudad Vieja. En realidad aquello ya no es nada salvo el ascensor y es de eso de lo que nos vamos a ocupar.
La Torre con goteras
La entrada más antigua sobre una torre escrita en El Alminar data de enero de 2012, cuando la oscilación térmica y el frío intenso de las noches, quebró la torre de un parque infantil (https://elalminardemelilla.com/2012/01/11/la-torre-herida-por-el-rayo/) , fracturando su pináculo. Hace apenas un mes escribía sobre una vieja torre de guardia del Parque de Artillería, que ya ha sido completamente desmochada, eliminando el peligro que suponía para los ciudadanos, (https://elalminardemelilla.com/2013/11/06/la-torre-desmochada/).
El pasado 17 de noviembre una intensa lluvia, casi la primera del otoño, llenó de agua la ciudad. La nueva Torre de Las Cabras hizo aguas por todos lados, inundando el ascensor. Ahora mismo hay una parte del Centro de Interpretación que no puede ser visitado. El agua se acumula en la zona superior de la torre y se filtra completa sobre la torre, provocando la inundación del ascensor, provocando un efecto cascada sobre la zona musealizada. Siempre que llueve se estropea el ascensor.
Desde entonces, y aunque la zona está seca, no se permite el paso ni el uso del ascensor. Los técnicos de Fomento deben visitar la torre y emitir su dictamen, sobre si es seguro seguir usando el ascensor o no. Mientras tanto, todo vuelve a estar cerrado y obras de rehabilitación carísimas, siguen dando muy poco resultado. La vanidad humana llevó a inscribir en un panel los nombres de todas las personas que habían colaborado de una u otra manera en la creación del Centro de Interpretación. Hoy todo está cerrado y lleno de humedades. En unos años será sólo un recuerdo.
Esperemos que el ascensor sigue estando en funcionamiento para entonces. Hay problemas mínimos, a los que son incapaces de darles soluciones definitivas. Si estas cosas ocurren cuando sólo caen unas gotas de más, asustar pensar en qué estado quedará todo si algún día un temporal se abate sobre nuestra ciudad. Hay demasiadas torres con problemas en Melilla.