El Centro de Interpretación de la Naturaleza
¿Puede ser interpretada la naturaleza?, ¿podemos conocer sus leyes o es caprichosa e impredecible?. Aquí parece que hay mucho nombre y poco contenido. La obsesión humana por perdurar, por dejar el nombre a los siglos venideros parece no tener límite. En cualquier caso da igual lo que hagamos, porque nadie puede obligar a que la historia le recuerde, y ni siquiera podemos decidir el modo en que seremos recordados, caso de que alguien nos recuerde pasado apenas un siglo. Eso son leyes, que al igual que las de la naturaleza, no pueden ser dominadas, ni predichas.
Muchas veces hemos subido a ver los mapaches, que suelen estar siempre dentro de su casa de madera. Rara vez se dignan a aparecer ante el público, ya sea infantil o adulto. Sin embargo, la otra tarde si hicieron una breve aparición y posaron, apenas unos segundos ante la cámara. Suficiente. Luego proseguí hacia una zona en la que nunca me había fijado o detenido, el denominado Centro de Interpretación de La Naturaleza, que como no podía ser menos, lleva el nombre de un Consejero del Gobierno de Melilla, ya retirado, el ingeniero Ramón Gavilán.
No había quedado nada en pie. Los vendavales de las últimas semanas no ha dejado nada indemne, en un Centro recién inaugurado. Que el viento se lleve un techo mallado entra dentro de lo previsible, pero que derrumbe el enlosado de las paredes parece algo extraño. En cualquier caso, el nombre estaba a salvo. También me dí cuenta que han vuelto a desecar la laguna del Parque Forestal, en apenas un año. La Consejería contra el Medio Ambiente no ha informado de nada al respecto, pero en El Alminar ya sabemos el motivo y lo contaremos, D.m., en unos días. Hay demasiadas cosas que necesitan ser escritas.
Nota: http://laotramelilla.blogspot.com.es/2013/02/han-volado-los-pajaros-de-la-nueva.html