Las islas Chafarinas


                No suelen verse tan nítidas casi nunca. Están a unos 50 kms. de Melilla y por lo general suele haber mucha bruma. Es normal ver casi siempre, en días de poniente, el enorme promontorio de la isla del Congreso, la primera  por la derecha. La única habitada es la de Isabel II, la que está en el centro y en la que se distinguen unas edificaciones de color blanco. La isla del Rey es un planchón, situado a la izquierda de la fotografía. La tarde de los terremotos gemelos (dos de Magnitud 4,8), tenía una visibilidad perfecta, tanto, que desde la explanada de Rostrogordo se distinguía perfectamente las islas que sirvieron de «gulag», en la España de los espadones. Hoy solo las protege una pequeña guarnición militar. Estuvieron habitadas hasta 1960, desde su conquista en 1848 por el General Serrano.

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Francisco de Cossío, desterrado en Chafarinas


       Francisco de Cossío, un periodista segoviano en el «Gulag español»

     El conjunto de las Islas Chafarinas (Congreso, Isabell II y del Rey), fue durante algunas décadas el «archipiélago gulag» español. Por la única  isla habitada, la de Isabel II,  han pasado decenas de conocidos nombres de la historia española, en calidad de desterrados o de presidiarios. Uno de ellos fue el indomable periodista del Norte de Castilla, Francisco de Cossío, que dejó la experiencia de su estancia en el islote en un libro titulado «París-Chafarinas, 4 expatriados-cuatro desterrados». El libro, casi desconocido en nuestra ciudad, narra las experiencias de destierro o expatriación de Miguel de Unamuno, Vicente Blasco Ibañez , del infante Jaime de Borbón y la suya propia, solo que él, a diferencias de los otros ilustres represaliados, no estuvo en París, sino en «las islas del Muluya» o Chafarinas, como las conocemos los españoles desde que fueran conquistadas por el general Serrano en 1848.

       Es claro que hay libro que se olvidan o quieren olvidarse, y éste es uno de ellos. En la historiografía oficalista de Melilla hay poco espacio para la verdad histórica, y sí mucho para el rifeñismo colonialista o para la épica romántica de la guerra. Es una paradoja y también un síntoma, que las aportaciones de aire fresco sobre nuestra historia pasada y no reconocida, provengan de plumas no históricas, sino aficionadas, como las del historiador aficionado y amigo Carlos Esquembri, que dedica la mayor parte de su artículo , insertado en una publicación sobre la historia de las islas, a la presencia de los desterrados y presos en este pequeño archipiélago. En la bibliografía melillense no suele aparecer este libro. La razón es clara: o no se conoce el relato, o no quiere conocerse. Sabiendo que «la nomenclatura» lo conoce todo, nos inclinamos por la segunda de las opciones.

         Francisco de Cossío, periodista español nacido en Sepúlveda, (Segovia), fue desterrado a las Islas Chafarinas en la mitad de la década de 1920, cuando todavía era una isla habitada, casi con una única calle. La orden gubernativa de destierro le fue comunicada en Valadolid, de donde partió primero hacia Madrid y luego hacia Málaga, localidad desde la que fue trasladado a Melilla, en espera del barco que le conduciría hasta la isla de Isabel II.

      La descripción de la vida de desterrado, y de los personajes que allí conoce es muy interesante, entre otros al legendario Muley Mustafá Raisuni, otrora pesadilla del ejército colonial español, del que dice: «Viene a mí sonriendo, y me saluda con esas reverencias inimitables, que solo pueden describir los moros, y que son como la esencia de la elegancia». Son 60 páginas de un pequeño relato en el que condensa toda la esencia de la isla y de la política española del momento. Al poco de estar allí, llegarán otros ilustres desterrados, el profesor Jiménez de Assua, el abogado y escritor Arturo Casanueva, y el estudiante Salvador María Vila.

           Sobre la conquista de los islotes escribe: «Los fundamentos de la ocupación deben dormir en los pesados tomos del Diario de Sesiones del Congreso, y quizá alguien los conozca». La isla del Congreso, la más grande y visible de todas, es descrita de esta manera por Francisco de Cossio: «Hoy esta isla no tiene razón de ser, y si el mar se la tragase, haría un favor a las otras dos. La isla del Congreso da demasiada importancia al archipiélago, y en realidad no sirve para nada».

Nota:http://www.escritorescantabros.com/escritor/cossio-y-martinez-fortun-francisco-de.html

Imágenes de noviembre


     Han sucedido muchos cosas en noviembre. Algunas inesperadas. Es tiempo de reflexión y de descanso. Noviembre suele deparar imágenes hermosas en la ciudad. El aire suele ser nítido, aunque frío, lo que permite una visión clara y lejana. La luz es todavía es potente. tres meses consecutivos por encima de las 20.000 visitas, lo que ha sucedido en 6 de los 11 meses transcurridos. Sin embargo, el invierno y sus tinieblas están próximas. Todo puede cambiar o no, pero es necesario detenerse. Lo que deba recogerse, ya está sembrado. Haber llegado hasta aquí era un logro impensable en los remotos orígenes del Alminar. Hace ya más de un mes que superamos el millón de visitas. Es buen momento para detenerse, con imágenes, para que quien quiera se inspire en ellas de la manera que le apetezca. Lo que nunca habíamos visto, lo hemos visto ahora. El Alminar es palabra y también imagen.

Los abastecedores de Los Peñones


Melilla y los helicópteros

    Desde hace unos años, los melillenses nos hemos acostumbrado a la presencia de los helicópteros de vigilancia fronteriza, pero antes que ellos, los helicópteros del Ejército del Aire, llevaban desempeñando de manera constante, aunque ruidosa, la labor de abastecimiento a Los Peñones e islotes de soberanía española en el Norte de África (Vélez de La Gomera, Alhucemas e Islas Chafarinas).  Hasta la década de 1990, la mayor parte del suministro se realizaba con los barcos de la Compañía de Mar, la unidad más antigua de las Fuerzas Armadas españolas. Uno deseos barcos, ya desaparecido, era el Mayoral. Las más alejadas de tierra, con respecto a la costa, son las Islas Chafarinas, o islas del Muluya en su nomenclatura marroquí. El Peñón de Velez de La Gomera está unido a tierra por un istmo. El abastecimiento por helicóptero es más rápido, y permite realizar un mayor número de viajes, aunque exige condiciones climatológicas casi perfectas, sobre todo, la ausencia de viento.

           Nos hemos acostumbrado a los aviones, a verlos despegar, aterrizar y volar, de modo que casi todos entiende como vuelan. No sucede lo mismo con los helicópteros. Su despegue y aterrizaje sigue teniendo un poder hipnótico, e incluso su vuelo es algo más complejo que el de los aviones. La base de los helicópteros o helipuerto, está situada en el monte de Mª Cristina. Hoy hemos visto a éste despegar desde su base terrestre, y hemos estado incluso mucho más cerca de ellos. En días de poniente, las Islas Chafarinas son perfectamente visibles desde Melilla.

  Nota: ¿Por qué vuela un helicóptero?. http://elmundodelhelicoptero.blogspot.com.es/2009/06/por-que-vuela-un-helicoptero.html

Peñones e islotes españoles


                  La cuestión de una soberanía cuestionada

    Los peñones e islotes españoles que acompañan a las ciudades de Ceuta y Melilla en la soberanía española en el Norte de África, han tenido una historia dispar, no homogénea y no siempre vinculadas a ambas ciudades. No siempre aparecen con sus nombres en los tratados firmados entre España y Marruecos, incluso en algunas ocasiones  aparecen unos y en otras no. Un ejemplo que sí aparece mencionado expresamente en el Tratado del Protectorado Español sobre Marruecos, es el islote de Perejil. El resto, incluídas las ciudades norteafricanas aparecerán siempre mencionadas como plazas de soberanía, los peñones o los presidios menores.

                Isla de Perejil (Layla): Fue conquistada por Portugal en 1415, junto con Ceuta, pasando definitivamente a España en 1581. Ceuta la considera como parte de su territorio, sin embargo, tras las protestas de Marruecos no fueron incluidas en el Estatuto de Autonomía de la Ciudad de Ceuta. Es un islote reivindicado por Marruecos.

                Peñón de Alhucemas e islotes: Fue cedido por el sultán marroquí Muley Abdalá a la Corona de España en 1560, para facilitar la defensa de las costas frente al poderío naval del Imperio Otomano. Pasó por diferentes estados de ocupación y abandono, hasta que en 1673 lo ocupase definitivamente el Rey español Carlos II, el hechizado, últimoAustria español.

                 Isla de Alborán: Fue conquistada por los españoles en la batalla del Mar de Alborán, que dió nombre a la isla, en 1540, frente a la flota de guerra turca.

                Islas Chafarinas: Son las más comprometidas desde el punto de vista histórico, pues fueron ocupadas por España en 1848, frente a las protestas del sultanato marroquí*.

                Peñón de Vélez de La Gomera: Ocupado por España en 1508 y perdido nuevamente en 1522. El 6 de septimebre de 1564, una flota española de 93 galeras y 60 buques menores, volvió a conquistarlo para España, a la que pertenece desde esa fecha. Las Cortes de 1872 iniciaron un Comisión para proponer su abandono, cesión a Marruecos o incluso su voladura. Al final, tras un golpe de Estado, se abandonó cualquier proyecto de cesión.

                Un problema soberano  (Los cascotes del Imperio)

        Áaí se titula el artículo firmado por Mónica Ceberio, Ignacio Cembrero y Miguel González en el diario El Pais. Contaban con la opinión de militares que no hicieron público su nombre y que dudaban de la posibilidad  de mantener los peñones en manos españolas.

            El problema de la inmigración y su ausencia en La Constitución.

             Los peñones e islotes son España pero de otra manera. El hecho es que sus nombre no figuran en el texto Constitucional, lo que abre la vía de la especulación. El acceso de los inmigrante subsaharianos a los islotes de Mar y Tierra, e incluso a las Islas Chafarinas, ha puesto en cuestión la actuacion de España. Unos dicen que si los peñones e islotes son territorio nacional, entonces el Gobierno de España no debió, en ningún caso, deshacerse de ellos enviándolos a Marruecos. Los defensores de la cuestionable acción gubernativo añaden que se cumplió el Acuerdo sobre Inmigración con Marruecos, porque si los islotes son fronteras españolas, sí pueden ser devuelto al país del que proceden, pues existe un apartado que permite la devolución inmediata desde la misma frrontera.

             Todas las cuestiones están abiertas, desde la legalidad o no de la acción del Gobierno de España, hasta la cuestión de la soberanía de todos los islotes y peñones.

             PD: Sólo la Constitución de la II República española, en su capitulo 8º, definía como parte integrante del Territorio Nacional a las plazas de soberanía y todos los peñones e islas de la costa norteafricana. La Constitución de 1979 no los menciona ni inlcuye como parte del territorio nacional.

            * Maximo Cajal: Ceuta, Melilla, Olivenza y Gibraltar. ¿Dónde acaba España?. Cap. 5- La frontera sur

            Nota: (http://politica.elpais.com/politica/2012/09/07/actualidad/

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