El Alminar contra la corrupción


                      Con las manos en Suiza

       Denunciar sin descanso la práctica corrupta. No aceptar la más mínima contemporización con las mil y una caras de la hidra de la corrupción, que se esconde y ampara de muy diversas maneras, algunas ya aceptadas como normales por la ciudadanía. Cuando el que está enfangado en la corrupción es el tesorero de un partido, lo más normal es pensar que la casi totalidad del mismo está manchado por su práctica. El PSOE ya pasó su purga en la década de 1990 con Filesa, Guillermo Galeote y el otrora todopoderoso, y ahora nuevo rico, Felipe González.

         Ahora le toca el turno al PP, al que han perdido su soberbia, su altanería y su prepotencia. Consiguieron en 2011, que la mayor parte del electorado identificara los problemas de España, con Rodríguez Zapatero y su ineficaz última legislatura. Una campaña de descrédito perfectamente orquestada y 11 millones de personas se lanzaron a votar a «los supuestos salvadores» del Estado. El pueblo llamó al lobo para que cuidara las ovejas, eso sí, el último pastor, Zapatero, se preocupó de que no quedara un solo metro de cerca desde el que defenderse. Once  millones de personas creyeron en un mensaje falso, y votaron un programa oculto, el que presentabala derecha española en noviembre de 2011.

                       Un Gobierno sin autoridad moral 

            Nadie dudaba de que había que hacer cosas y tomar medidas económicas para evitar el hundimiento del Estado, pero se les olvidó una cosa: La ruina económica no la habían provocado los ciudadanos, sino la insaciable voracidad de la banca, y la gestión calamitosa de la clase política, preferentemente  la de la derecha. Las Comunidades y ayuntamientos más arruinados, exceptuando Andalucía, están gestionados por la derecha, en sus diferentes versiones regionales y provinciales, aunque en esto no se salva casi nadie.

             Esperanza Aguirre no ha aguantado ni tres meses con su sueldo de funcionaria del grupo A (no llegaba ni a los 2000€ al mes), y ya ha aceptado un nombramiento en la empresa privada, con un salario que multiplica por 10 al que le correspondía como funcionaria. Ninguno podría vivir con el sueldo asignados a los funcionarios españoles, cuya media se sitúa en torno a los 1200€. La media patrimonial de un político español, que lleve más de una década en el ejercicio de un cargo (diputado, senador, alcalde), puede situarse en torno a los 600.000€, según se deduce de las declaraciones que han presentado.  Un trabajador español no alcanzará una cifra así en toda su vida laboral, si es que llega a concluirla.

         Estos son los dirigentes que semana tras semana imponen, con su mayoría absoluta, sin negociar nada con nadie, un hachazo tras otro a los derechos laborales, sociales y sanitarios de la sociedad española. Fraccionan y despedazan todo, para conceder servicios públicos y sanitarios, a empresas amigas, o de las que ellos mismos han formado parte en algún momento.

         Hasta hace 4 años, nadie quería ser funcionario o trabajador del Estado. Todos ganaban 5 veces más, como mínimo, en la empresa privada. Ahora parece que son este colectivo, los responsables, causantes y únicos paganos de la crisis, de esta crisis de robo y desfalco al Estado.

          En Democracia, la autoridad moral lo es todo, y este Gobierno ya no la tiene, para absolutamente nada. Da igual que haya cinco o cincuenta que no hayan cogido sobres. Están atrapados en el océano de la corrupción.

Notas:  (1) –  https://elalminardemelilla.com/2012/03/20/el-efecto-domino-2/

        (2) – https://elalminardemelilla.com/2012/10/14/la-corrupcion-en-roma-en-el-siglo-i-ac/