La tina del parque forestal


          En la mañana del día 25 de enero, después del terremoto, se hacía difícil volver a las casas. Las réplicas no cesaban y cada uno hizo lo que creyó más conveniente, dada la ausencia de «instrucciones oficiales». Así pues, cada uno hizo acopio de la información acumulada y actuó como mejor supo o pudo. Uno de los lugares más seguros, en esa soleada mañana (siempre se ha oído decir que los terremotos están asociados al calor), era el parque forestal. Allí todo está despejado, se puede llegar andando y se fue llenado de gente a lo largo de la mañana.

          El problema de pasear, o de regresar a un lugar determinado hace algún tipo, es que se observa la lenta decadencia a la que está sometido todo en Melilla, por la desidia en la gestión. El templete de estilo nazarí está muy deteriorado, y la pequeña tina central, que en algún momento debió ser una pequeña fuente ornamental, se encontraba en un estado algo lamentable.

           Un mirlo buscaba alimento en el suelo, lo que suele ser una buena señal. El que las aves estén tranquilas.

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