Hacía tiempo que no acudíamos al Acto Institucional del Día de Melilla. En la Plaza de Armas ha ganado en espacio y visibilidad, pero sigue perdiendo contenido y apoyos. No había representantes de la oposición. No hay mas cera para echarla a arder. Es el rescoldo de la llama que un día prendiera el que fuera concejal del Partido Nacionalista de Melilla, Amalio Jiménez, con su noche de las luces. En 1991 el Partido Popular de Ignacio Velázquez ganó las elecciones en minoría, y Amalio Jiménez puso como condición la celebración del 17 de septiembre como día festivo. Hasta ese momento, la fecha no pasaba de la categoría de efeméride. También es lógico, porque no es segura la fecha del desembarco, conquista, y ocupación de los restos de la Malila musulmana, abandonada y quemada ante la inminente llegada de los castellanos. Nunca hubo fenicios antes que nosotros, solo mauritanos o bereberes, sometidos eso sí, al imperio dominante del momento. Los fenicios no forjaron imperio alguno, solo puertos o bases comerciales.
Melilla se conquista como ciudad ducal de la Casa de Medina Sidonia, y lo que facilitó ese hecho es el Tratado de Tordesillas de 1494. Se le siguen buscando vueltas a la historia para no contar las cosas tal y como fueron. La proyección del vídeo de la máquina del tiempo es un ejercicio sorprendente pro saltar sobre la verdad histórica, sin caer en la leyenda y la invención. Solo en junio de 1556, Melilla pasó a pertenecer a la Corona de España.
Al día de Melilla le sigue faltando el motivo, el contenido y el interés común, por encima del hecho histórico, que puede tener interés o no, en ser el día que represente a la ciudad. Toda conquista tiene su conquistador, el nebuloso e infortunado Pedro de Estopiñán, y su resistente. El de Melilla es Sidi Ouarich, morisco hispano llegado a la plaza tras la conquista de Granada en 1492, y que se estableció en una de las cuevas de la ciudad vieja como anacoreta. Allí predicó sin éxito alguno, que la caída del reino musulmán de Granada se debía a los muchos pecados cometidos, y alertó de la inminente llegada de los castellanos. La leyenda dice que perdió la vida luchando contra los conquistadores, y que fue enterrado en el morabito del Cerro de Santiago, en donde existía también una mezquita. El asentamiento definitivo de los castellanos, y su expansión con los fuertes exteriores, provocó que los lugareños sintieran miedo y trasladaran sus restos hasta el cerro del valle de Farhana, que pasó a tomar su nombre. Hay un artículo publicado en la revista de la UNED, que contemplaba la posibilidad de que Sidi Ouariach fuese reconocido como uno de los patrones de Melillla. Fue una propuesta atrevida en su momento, y que podría tener su sentido histórico. Como siempre, la verdad está ahí fuera, esperando que alguien la cuente y la tenga en consideración.
Las autoridades actuales no son atrevidas, ni tampoco aquellos que integran o componen la «intelectualidad oficial». Todos siguen aferrados a viejo tótem, sin atreverse a buscar algo nuevo.
Nota:https://elalminardemelilla.com/2012/09/18/melilla-1497-a-2012/