Día de Melilla, 2012


        La maldición de la conquista de Melilla

                         Un Consejero honesto,  Martín Galindo, dice a los Reyes Católicos aquello que debe decir y no lo que esperan oír, formuló la maldición de Melilla de una manera precisa en 1494: Melilla es una ciudad rodeada de moros alárabes, que antes será carnicería de cristianos  que población de ellos. La contundencia de la afirmación hace desistir a Los Católicos del empeño de conquistar la ciudad, tal y como había sido establecido en el Tratado de Tordesillas en ese mismo año. Martín Galindo dijo esto tras visitar la ciudad y su entorno en el año 1494. Será el único que escapará a la maldición por negarse a participar en la conquista de la ciudad. No ocurrirá lo mismo con todos aquellos que de una manera u otra participasen en el hecho de la Conquista o la propiciasen en algún modo, como los alguaciles traidores. A todos les alcanzará la muerte en un plazo no superior a diez años.

            En 1504 fallecerá la propia Reina Isabel, que felicitó al III Duque de Medina Sidonia por la conquista de Melilla, calificándola como “muy querida”. Tres años antes, en 1501 murió en combate en la Serranía de Ronda el insigne Secretario Real Francisco Ramírez de Madrid, apodado “el artillero”, quien viajó a Melilla en uno de los viajes de reconocimiento junto a Pedro de Estopiñan, y del que dicen diseñó el operativo de la conquista militar. En 1505 morirá de extraña y no aclarado manera el propio conquistador de Melilla, Pedro de Estopiñán. Juan de Guzmán, III Duque de Medina Sidonia y de quien se dice que pudo comandar la expedición de conquista, falleció en 1507. Cristóbal Colón, el almirante de la Mar Océana, murió en Valladolid en 1506. Cristóbal Colón opinó y desaconsejó la conquista de la ciudad, añadiendo que retrasaría los viajes a América. Al final se plegó a los deseos de la Reina Católica y accedió a que parte de la flota española participase en la conquista de la ciudad norteafricana.

        El fin de los alguaciles traidores y de su linaje en España

               Un grupo de pobladores de Melilla, entre los que estaba el propio caíd de la ciudad,  entabló contacto con las autoridades de Castilla para ceder o facilitar la conquista de la antigua ciudad omeya. Enterados los habitantes de este intento de traición, se sublevaron y expulsaron de la ciudad a los alguaciles traidores. Pese a todo, ellos se presentaron a Los Reyes Católicos y pidieron lo suyo, que se les entregó en forma de terrenos en las inmediaciones de Torrox y de La Axarquía. Tras la primera sublevación de La Alpujarra y de todos los territorios moriscos a principios del siglo XVI (1501-1505), los alguaciles traidores y sus familias, que adoptaron el apellido de Melila o Melulo (los de Melilla), fueron despojados de sus tierras. Algunos prefirieron el regreso voluntario a Marruecos, otros fueron directamente expulsados. Los que quedaron en España perdieron todas las propiedades que habían obtenido por “su traición”. El fin total del linaje de los Melila se produciría en la última y definitiva sublevación de la población morisca, a finales del siglo XVI. Allí destacó entre todos, según el relato de Hurtado de Mendoza, el general Melulo, quien al final no tuvo más remedio que acabar defendiendo a los de su Fe y los de su etnia.

            2012, de Pedro de Estopiñán a Juan José Imbroda

            La legitimidad histórica y política asiste al Presidente Imbroda, 515 años después de la conquista de Melilla, tanto a él, como a todos los que le han precedido en el cargo. La línea de soberanía histórica de España no ha sido interrumpida desde entonces. Sin embargo, la historia de Melilla es esta, la que hemos contado en estos dos días. La conmemoración de la conquista es un invento histórico del franquismo. Melilla no va a dejar de ser española porque se traslade la celebración de día. Tampoco vamos a perder un ápice de los derechos  históricos que Melilla ha consolidado a lo largo de los siglos.

        Hay otra fecha, la del 7 de junio de 1556, que comienza a abrirse paso, fecha en que Melilla de modo real y efectivo se incorporó a la Corona de España. Llevo reivindicándola en solitario desde hace una década. Buscar una fecha que sirva para el futuro de Melilla exige el consenso y el debate de todos. El 17 de septiembre es una fecha del pasado. Mientras se mantenga, Coalición por Melilla no puede asistir a la misma, pues han hecho de esa postura una cuestión de identidad,  y mientras CpM no acuda, el 17 de septiembre pierde casi todo su sentido. Siempre hay otro modo de ver las cosas, siempre hay dos caminos a seguir. Veremos si se deciden por el que suponga un futuro amplio para todos. Si piensan más en el porvenir de los melillenses que en el futuro propio.

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14 comentarios en “Día de Melilla, 2012

  1. Está claro que es tan española o más que cualquier ciudad de la península, por si alguien aún alberga la más mínima duda.
    Quedará alguna familia en algún lugar que conserve ese apellido Melila o Melulo?

    • No sólo la opinión de «alguaciles traidores» es arbitraria y sólo una opinión más sobre la interpretación de la historia, creo además que es absolutamente equivocada, aunque respetable como todas las que se den de un hecho histórico.

      Respecto al final del linaje Melilla, trágico y expulsado, es absolutamente falso , los descendientes existimos, estamos orgullosos de descender de él y somos personas que procuramos honrar la memoria de nuestros antepasados y portar con dignidad los valores que durante generaciones nos fueron transmitidos, es nuestra obligación , nuestro deber, y no creo que hoy día muchos de los que vierten opiniones no contrastadas, puedan demostrar su genealogía desde hace más de 500 años, donde en cada generación sus miembros han procurado ser cadena de transmisíon de valores y buenas maneras.

      Carlos Domínguez Varela, descenfiente de Juan López de Melillla.

    • Efectivamente el apellido de » Melilla» existe, y pertenece una señora llamada Severina Melilla Diaz ,que reside en la península.
      Carlos Dominguez Varela dice que desciende de dicha familia, pero comprobamos que no ostenta dicho apellido.
      Cuando fundaron Montevideo -Uruguay- , entre las primeras tierras repartidas le fueron adjudicadas una buena parte de ellas a un apellidado «Melilla» que en principio se suponía que ese nombre le venia de haber luchado en aquellas primeras guerras rifeñas. Estos terrenos que los dedicó al cultivo y al pasto, a su muerte, los herederos lo vendieron. A estos terrenos que formaron una barriada por lo extenso que era, se le aplicó el nombre de “Melilla” y sigue formando parte del conjunto de la poblacion de Montevideo.

  2. Cuando hace un par de años presentaron el libro sobre los «alguaciles» de Melilla fueron invitados unos descendientes de esta familia.

  3. Parece que los españoles siempre tenemos que estar pidiendo disculpas de nuestras victorias. Pasa en Granada, con el dia de la toma de la ciudad cada dos de enero… Se sienten indignadisimos!!! siempre en su papel de llorones, siempre en su papel de victimas, que tanto aprovechan aqui en la peninsula. «Pobrecitos moritos, que los españoles son muy racistas»… preguntale a un marroqui por un gitano o un negro. A ver quien demuestra mas racismo.

    Eso si, nosotros no podemos celebrar las efemerides que nos de la gana, porque se enfadan, pero ellos no tienen problemas en hacer lo mismo con sus victorias:
    http://melillacampaade1909.blogspot.com.es/2009/12/los-vecinos-del-barranco-del-lobo.html

    Ellos si pueden tener sus recuerdos y celebraciones de actos donde mataron a 10.000 soldados en Annual, de los cuales 3.000 fueron ASESINADOS a sangre fria despues de haberse rendido.

    Lo de siempre, ellos si, nosotros no, por si se enfadan. Pues a mi me parece bien el 17 de septiembre para celebrar que la civilización llego a esa parte de Africa, cuando en los alrededores de la ciudad, aun no ha llegado, 500 años despues.

    saludos

  4. Hacía mucho calor en la pequeña plaza de Estopiñán. El público, en torno a 500 personas, estaba demasiado concrentrado. No había espacio para moverse con desenvoltura y aunque se entienden las razones por las que se celebra allí, la ausencia de espacio físico le resta vistosidad al Acto Institucional. La plaza de Melilla La Vieja recibe la luz del sol a lo largo de todo el día y la piedra retiene mucho el calor. En las primeras horas del crepúsculo y con la humedad del levante, aquello era una pequeña sauna. Se desmayó una de las soldados de la Compañía de Mar. No se podían hacer fotos distintas o buscar nuevos encuadres con comodidad.

  5. Son buenas las fotos, quizás ha faltado la de la tribuna. Me he quedado con las ganas de ver al equipo de gobierno con sus modelitos y ocupando lugares privilegiados. Esto como en los conciertos, ellos bien acomodados, el pueblo llano a sufrir las inclemencias del terreno y del espacio.

  6. No podía moverme, estaba aprisionado en las inmediaciones de las escaleras de acceso a la plaza de Estopiñán. El libro que le han regalado es el último que ha editado «la nomenclatura», procedente de la digitalización del Archivo de Simancas. Paga el Estado y el Ministerio de Cultura de González Sinde, osea todos, y editan ellos y engordan sus insaciables curriculums, que nunca ven suficientemente llenos.

  7. No hablo de los que se quedaron y fueron forzados a la conversión. Mi relato se interrumpe ahí. Escribo solo de los que intentaron entregar la ciudad a los Reyes Católicos mediante la traición. Eacribo de como luego, la mayor parte de ellos regresaron al norte de Marruecos tras las guerras moriscas. Nunca he puesto en tela de juicio la honestidad de los que se quedaron. Quien afirme eso, es que no entiende lo que escribo.

  8. Dedicado a Enrique Delgado

    En las primeras décadas del siglo XVIII, al poco tiempo de la fundación de Montevideo, los campos que se extendían entre los arroyos Pantanoso y Las Piedras y los ríos de la Plata y Santa Lucía pasaron a ser conocidos como la “Estancia del Cerro” o “Estancia de la Caballada del Rey”. Esta era un área de dominio fiscal, que tenía como objetivo principal la cría y el mantenimiento de los vacunos y equinos utilizados por las fuerzas colonizadoras.
    A esas tierras pertenece la actual zona de Melilla. Su nombre se debe a Juan Delgado Melilla, un integrante del segundo contingente de canarios que llegó para poblar Montevideo.
    Melilla fue agraciado con un solar de doscientas varas en el reparto de tierras
    ejecutado por Pedro Millán y Pedro de Fuentes en 1730, y se asentó en la parte norte de la “Estancia de la Caballada del Rey”. En 1769, luego de su muerte, los hijos de Melilla vendieron estas tierras a la esposa del gobernador, la Mariscala Doña María Francisca de Alzáybar. Finalmente los campos fueron heredados por su nieto, el Brigadier General Manuel Oribe, a través de su hermana Margarita. Al finalizar la Guerra Grande y luego de la muerte de Oribe en 1858, sus tres hijos realizaron las primeras divisiones del campo de Melilla. De allí resultaron los fraccionamientos de Seré en 1921, de Azarola en 1925 y de Buxareo Oribe en 1927, que implicaron el establecimiento de cientos de nuevas chacras.
    En lo sucesivo el proceso de subdivisión continuó desarrollándose, surgiendo varios establecimientos fundamentales para la zona. El nacimiento de numerosas chacras fue componiendo el perfil productivo y agrícola que la caracteriza actualmente.
    Junto con los fraccionamientos de tierras comenzó el proceso poblacional de Melilla.
    Gran parte de sus primeros habitantes, provenientes de la zona aledaña de Peñarol Viejo, era de origen italiano.
    En el transcurso del siglo XIX se desarrollaron diferentes establecimientos cabañeros, que desempeñaron un papel fundamental en la mejora de las razas del ganado producido en el Uruguay. No obstante, a partir del último cuarto de ese siglo, esas actividades fueron sustituidas por la agricultura, incluida la viticultura, que predomina hasta la actualidad.
    A pesar del paso del tiempo Melilla ha mantenido su carácter agrícola productivo.
    Más allá de estas actividades, se han desarrollado otras iniciativas, algunas que no han perdurado en el tiempo -caso de la floricultura- y otras que se mantienen, como la elaboración de variados productos artesanales y la instalación o adaptación de grandes locales para la realización de fiestas y otros eventos. Esto ha modificado en parte la fisonomía de la localidad, así como también la instalación de nuevos vecinos que, ajenos a la tradicional producción agrícola, han elegido Melilla como su lugar de residencia o descanso.
    Realización: Centro Municipal de Fotografía
    Textos e investigación: Mauricio Bruno – Alexandra Nóvoa
    Fotografía: Carlos Contrera

  9. Los historiadores franquistas reinventan el pasado de Melilla. Antes jamás nadie se había preocupado de saber en qué fecha llegaron los españoles a la ciudad. El 17 de septiembre nunca ha sido el día de Melilla, entre otras cosas porque nadie llegó aquí en esa fecha. O estaban ya, o llegaron después.

  10. Pingback: 17 de septiembre de 2016, el día M | El Alminar de Melilla

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