En recuerdo de las víctimas del atentado de Madrid-Alcalá
El 11 de marzo de 2004, a partir de las 7h 37´, tres trenes de cercanías procedentes de Alcalá de Henares y otras ciudades del area metropolitana de Madrid, empiezan a estallar en las estaciones de las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia. Los muertos ascienden a 191 y los heridos sobrepasan los 1500. Es el mayor atentado de la historia contemporánea en suelo europeo. España vive los últimos días de la campaña electoral, con el presidente más hosco de la historia del país.
España había quedado señalada en el mapa mundial por su apoyo a la segunda y definitiva Guerra del Golfo en 2001. José María Aznar secundó junto a Tony Blair Y George Bush junior, en la injustificada agresión de la Comunidad Internacional contra Iraq, aunque contase con el aval y beneplácito de la ONU, y que contó con un amplio y casi unánime rechazo social en España y en el mundo enter.
El brutal atentando arruinaba las expectativas electorales del Partido Popular y por eso decidieron no contar la verdad a los españoles, e instalarse en la mentira. Una organización o grupo terrorista, al igual que un asesino en serie, siguen unos patrones que permiten identificar o atribuir un asesinato mucho antes de que lo reivindiquen o sean detenidos. El 6 de febrero de 2004 cuarenta y nueve personas murieron y casi 300 resultaron heridas en un atentado perpetrado por «bandidos independentistas chechenos», al explotar una bomba dentro de un vagón del metro que se acercaba a la estación Pavelétskaya.
Era un atentado de claro tipo «checheno» y aunque en un primer momento había que barajar todas las posibilidades, muy pronto quedó claro para los expertos y analistas del terrorismo nacional e internacional, que la organización terrorista ETA no estaba relacionada con el atentado. Pese a que todo conducía hacia el «terrorismo islamista», el gobierno de José Mª Aznar insistió en la doble vía y vinculación de los atentados de Madrid. En la era de internet ya no se puede mentir y ocultar la información sin ser descubierto y quedar en evidencia, que es lo que ocurrió con el entonces gobierno de España. Por este motivo pagaron su actitud con una clamorosa derrota electoral, sin que ha día de hoy hayan sido capaces de reconocer su error, o pedir perdón, como queda claro en el todavía muy resentido José Mª Aznar.
La teoría de la colaboración conjunta de los islamistas, ETA e incluso de algunos elementos del Ministerio del Interior es una prueba de hasta dónde puede llegar la indignidad argumental en la política española, antes que asumir un error, o una dirección equivocada de la política Exterior de España. Un asesino en serie, un grupo terrorista nunca comparte un asesinato o un atentado. Una colaboración así resulta imposible.
Esta idea cobró forma en un libro titulado Yo acuso, publicado en 2009, del periodista Pedro José Ramírez, ex director de Diario 16 y El Mundo, que también muestra hasta qué simas puede caer el ejercicio del periodismo, cuando se pone al servicio de un partido o del poder político, sea cual sea su cariz.
El caso es que las 191 víctimas mortales y los mas de 1500 heridos quedaron sin un reconocimiento adecuado y colectivo. Todavía hoy persiste la división entre los grupos de víctimas. El sindicato ultraderechista y luego movimiento Manos Limpias ejerció una influencia funesta en toda esta teoría de la supuesta conspiración múlltiple entre grupos terroristas que nada tenía que ver entre sí.
Nadie ha dudado de la autoría de los atentados de París, Londres, Bruselas, Estambul, o Barcelona, todas sacudidas por el terrorismo islamista. Todo el mundo ha sido París o cualquiera otra de esas ciudades, pero nadie fue Madrid. Eso irá siempre en el debe del gobierno de José Mª Aznar.