Melilla está rodeada de un cinturón poblacional de 1 millón de personas. Cualquier previsión o plan de futuro para la ciudad tiene que tener en cuenta esta circunstancia. Lo que ocurre es que ni siquiera pueden imaginar ese futuro. Quien mire desde un punto alto, el entorno físico que rodea a Melilla, puede comprobar que la urbanización va ganando terreno a lo que antes solo era campo, y para apreciar este cambio basta con comparar fotografías de las dos últimas décadas. El futuro de la ciudad pasa, de modo ineludible por afianzar una relación estable con un entorno cada vez más poblado.
Melilla seguirá existiendo a lo largo del presente siglo, pero nadie puede siquiera imaginar cómo será la ciudad en su Sexto Centenario, en el año 2097. Tampoco lo intentan. La política cortoplacista se ha asentado en la ciudad y la gestión autonómica está solo enfocada a salir del paso. El hospital universitario tendría que estar ya inaugurado, al menos en sus áreas básicas, porque la población propia de la ciudad sigue creciendo, y también la del entorno. Cuando se ponga en marcha, dentro de otros cinco años, ya irá por detrás de la situación social en la que se inaugure. Al menos quedan dos años para concluir la obra física.
Lo mismo podría decirse de la quimérica y propagandística ampliación del puerto, que sería una realidad durante el gobierno de Rajoy, según decía la falaz promesa electoral de 2011. La realidad es que a Mariano Rajoy ya solo le queda el presente año en el gobierno, y no ha visitado la ciudad como Presidente, tal y como prometió. Esto es lo que habría que recordarle en una visita. La tan importante política de gestos ha quedado evaporada.
La frontera de Melilla está en una situación inadmisible, y la carretera de circunvalación cerrada tres días a la semana. Desde Farhana a Mari Guari hay dos kms de coches pegados parachoques contra parachoques, a razón de 200 vehículos por cada kilómetro. Los ciudadanos de Melilla estamos encerrados sin posibilidad de salir ni de tener una comunicación normal con nuestro entorno.
Mientras tanto, Marruecos no deja pasar una oportunidad para desarrollar, dentro de sus posibilidades, el entorno que rodea a la ciudad, desde el aeropuerto de Monte Arruit, hasta la nueva zona portuaria de Bouyafar. Sobre la meseta de Zoco el Had, destacan dos enormes depósitos, visibles desde Melilla, y que parecen ser de agua. El predominio de las rocas calcáreas y volcánicas del Cabo Tres Forcas no permiten la construcción de embalses, y el rápido aumento de la población obliga a atender la demanda de agua. Los viejos pozos y manantiales ya no son suficientes, y no pueden atender las crecientes necesidades de una población en constante aumento.