El mes de diciembre concentra una doble celebración para el sacerdote y obispo emérito de Málaga Ramón Buxarrais. El día 12 es el aniversario de su nacimiento, 90 años cumplidos, y también el día 17 es la fecha en la que fue ordenado sacerdote en 1955, efeméride de la que ya se cumplen 64 años. Para un sacerdote resulta más señalada esta 2ª fecha que la primera, al menos en el caso de monseñor Buxarrais.
Así pues, podemos ya dividir su vida en etapas muy diferenciadas, la 1ª sería entre su nacimiento en Sta. Perpetua de Moguda en 1929 y 1955, fecha de su ordenación sacerdotal. La 2ª abarcaría desde esta fecha hasta 1971, año en que fue nombrado obispo de Zamora, con lo que concluyó su tiempo como sacerdote, la situación que más aprecia. A lo largo de dos décadas ejerció la labor episcopal, y en la que se catapultó a la fama mediática como obispo de la diócesis de Málaga (1973-1991) tras arremeter con contundencia contra el lujo, la dilapidación y la ostentación de la clase alta de Marbella, que era conocida como la Jet-set.
Sin embargo y de modo sorpresivo, un día decidió seguir la interpelación evangélica: «Deja todo lo que tienes y sígueme», renunciando a la mitra episcopal y recuperando su actividad como simple párroco en el Centro Asistencial de Melilla, en el que se mantuvo durante 26 años, entre 1991 y 2017. En todo este tiempo siempre buscó escapar de la soledad, aunque siempre le acababa alcanzando. En el año 2011, la repentina marcha de la Hijas de la Caridad de Melilla, le volvió a dejar solo en las dependencias que ocupara en la también conocida como Gota de Leche. Por este motivo, volvió a oficiar misa diaria y pública de lunes a sábados, además de la siempre muy concurrida misa dominical.
Hemos escrito mucho acerca de su persona y actividades, unas conocidas y otras no, e invariablemente, tras cada artículo, su comentario era invariablemente el mismo: «Me retratas siempre mejor de lo que soy». Él nunca quiso vivir tanto y deseaba estar en Melilla hasta el último día, pero como decía en otras muchas ocasiones: «los tiempos de Dios no son los nuestros».
Quizá hay ciertas cosas que no quería haber visto, pero está claro que ese mismo Dios le quiere como testimonio de otras cosas. En todo este tiempo siempre ha querido decir y expresar mediante libros, artículos, entrevistas, exactamente lo que ha dicho, mientras que ha callado cosas (de las que ha sido testigo) y de las que no ha dicho nada a nadie. No ha dejado de ser sacerdote ni ha podido dejar de ser obispo, aunque emérito.
El padre Ramón Buxarrais, como se le conocía en la ciudad, se encuentra en Málaga desde octubre de 2017, tras sufrir un infarto de miocardio. Ha sido y es un gran valedor y lector del Alminar, al que siempre apoyó. Atesoramos el mayor banco de fotografías suyas del último decenio. El Adviento es su tiempo preferido.