Las luces de Las Culturas


Es Navidad, es cierto, pero también es Januká, porque por causa del mismo Cristo, que era judío (este es un hecho que tiende a obviarse) el calendario litúrgico cristiano coincidirá, ad aeternum, con las celebraciones hebreas. Además, resulta que el Yahvé bíblico, es el padre de Cristo, Jeshúa de Nazaret. Hace pocas fechas también fue el Diwali o festividad hindú de las luces. La tradición musulmana también encienden velas, y quien no lo sepa nada más tiene que acercarse a Mulay Idriss, la ciudad santa de Marruecos, para comprobarlo. El árbol o abeto navideño, representa a la Europa protestante, o evangélica, cultura y creencia a la que pertenece casi mayoritariamente, la comunidad gitana de Melilla.

Todas las culturas tienen su propia luz, podríamos extendernos todo lo que quisiéramos sobre este hecho, pero la realidad es que, la suma de todas las luces de las todas culturas, producen algo diferente, más intenso y con mayor gama de colores. Hasta la proclamación de La Constitución en 1978, no se permitía ninguna otra manifestación religiosa o cultural, que no fuese la cristiana católica, ni siquiera la protestante o la ortodoxa. Lo que no se está acostumbrado es a observar y participar de todas esas expresiones (culturales o religiosas) en el mismo parámetro de igualdad.

Asombra ver como, específicos y beligerantes segmentos sociales, imaginan agravios a la religión católica en donde no existen. La suma de los elementos que definen a las culturas melillenses en la plaza de Menéndez Pelayo es una idea novedosa, con la que se puede o no estar de acuerdo, pero no calificarla de agravio. Eso es mala fe, como decía Sartre, y esa actitud correo la convivencia, que es lo especifico de Melilla, y lo que nos define como algo diferente, que necesita estímulos, aportaciones e ideas, y no palos en la rueda del carro, que por cierto es el símbolo de la comunidad gitana.

Quienes se proclaman afectados por el agravio, no pisan una sola iglesia en todas las navidades, para conmemorar el Adviento, que es lo que se celebra. Ni siquiera podrán excusarse diciendo que están cerrados los templos, porque el que quiere, tiene horario para ir. El símbolo de la Navidad es la estrella de Belén (está presente en la plaza) y no la cruz. Algunos desconocen incluso lo que defienden.

Melilla, la ciudad de Las Culturas

Muchas ciudades españolas muestran orgullosas sus juderías, aljamas y alcazabas, restos de un pasado común, pero el el que faltan sus integrantes. Son monumentos vacíos, no hay comunidades que les den soporte. Los judíos fueron expulsados de España en 1492 (el mayor error de la historia española) y los moriscos en 1614 (el segundo mayor error histórico). Mientras tanto, la historia de Melilla es inversa, pues tanto rifeños como judíos fueron llegando a la ciudad en la 2ª mitad del siglo XIX, cuando fueron expulsados de Marruecos en el primer caso, y tras los Acuerdos de Wad el Rass, en el segundo. Nuestra ciudad se convirtió en tierra de acogida y no de expulsión. Este sería el camino y la senda a seguir. No hay otra posible. Eso es lo diferente de esta ciudad, que muchos, desde distintos sectores, se empeñan en desbaratar.

La idea de «las luces de las culturas» es buena, pero falta algo más de contenido y vistosidad. Aun así, en un tiempo en el que no se puede congregar a la gente, ni invitar a los actos públicos, la idea sirve, pero resulta escasa. La plaza diseñada por el artista melillense Carlos Baeza, puede convertirse en uno de los centros de la ciudad común, en un escaparate de aquello que queremos. Casi ninguna ciudad española tiene mezquitas y sinagogas activas, junto a las iglesias católicas y las evangélicas. Melilla sí.

Hay que exigirles algo más, a los jefes de prensa y a los «altos cargos» que se encargan de estas cuestiones. También al iluminador (que falla todos los años) y que éste se ha olvidado del «Feliz Navidad».

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5 comentarios en “Las luces de Las Culturas

  1. Bálsamo. Un Té tranquilo, luz velada. Gracias.

    El nivel general del espacio público es muy pobre, huele a rancio e invita a muy poco. He visto a la Consejera “luchando” por intentar dar sus explicaciones a quienes no es que no las compartan, es que no quieren escucharlas siquiera para, en su caso, rebatirlas. Todo es arma arrojadiza, bien desde la inconsciencia de que no deja de fracturarse la ciudad, verdadera epidemia en tiempos de tribulaciones, o bien desde la necesidad de recuperar la poltrona perdida a toda costa para poder vengarse “en condiciones”.
    Y si en el guiso está la religión que, no olvidemos, viene de las entrañas y no desde el cerebro, que por más impostado diálogo interreligioso que se quiera vender, cada uno barre para su lado (que no es el de “dios”, de haberlo), pues ya está todo servido.

    Imperdibles las evidencias de que mucho de los agraviadísimos no han pisado una iglesia ni ahora ni quizá en el último lustro al menos jaja.

    Yo, por aportar, hubiera puesto las luces en cuestión el 1 de diciembre, más lejos aún de los “días señalaítos”, que cantara el mago de la guitarra.
    A partir de ahí, en la “Melilla donde no pasa nunca nada”, que haya cambios que den vida y puedan animarnos no deberían ser tan ciegamente censurados. Pero es que para unir a la ciudad y sus ciudadanos no se ha hecho nada en 20 años y vamos por el mismo camino.

    Una última. No sé si se obvia que Jesús, de existir y ciertamente no bajo el imaginario común que ni siquiera coincide con todos los posibles relatos, era judío. La cristiandad tuvo necesidad de reforzar que tanto él como todos los apóstoles eran galileos, para dejar solo a Judas, que también era judío. Cosas del márquetin. Pero no, obviamente era judío.

    • Lo siento Icono. Repasando los interiores del Alminar, he visto este comentario perdido en la carpeta de Spam. Diciembre está resultando un mes complicado, y he tardado más de la cuenta en revisar los buzones. Quedas rescatado. Muy interesante, como siempre. Gracias por seguir acercándote hasta aquí.

  2. La no expulsión de los moriscos hubiera hecho que en vez de unos Balcanes en Europa hubieran dos. De momento nadie me ha podido dar argumentos para que cambie de opinión.

Acostúmbrate a sufrir con paciencia las contrariedades, a escuchar en silencio lo que desagrada, a estar sosegado entre los turbulentos y a permanecer tranquilo entre el estrépito del mundo.

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