Epílogo del Modernismo en Melilla


Principio y fin de «la manzana de oro» del Real

La penúltima vecina del edificio de planta baja de la calle Cataluña, la gran manzana del modernismo obrero del barrio del Real, se fue de allí en octubre de 2011. Ya existía este blog para dar testimonio de ello, igual que todavía existe para contar la marcha del último vecino, el que vivía en el número 3 de la calle de Pontevedra. Con él, una década después, se puede dar por finiquitado este conjunto de pequeñas viviendas, agrupadas en un parcela única de 1205 m2, con lindes en las calles Mar Chica e Infanta Cristina.

Con las nuevas técnicas de edificación y la edificabilidad permitida en el Real, la superficie habitable se multiplicará por 5, con sus bajos comerciales, garajes y/9 aparcamientos. Quizá se saquen moldes de las 7 caras, que se han mantenido vigilantes durante 100 años, o quizá no. Pero da igual. El barrio del Real ha perdido casi todo lo que le dio su carácter y especificidad urbana, salvo unos pocos restos, que podrán conservarse o no.

Una década después de la creación del Alminar (la defensa del trazo modernista en los barrios de Melilla fue uno de nuestros hilos constructores) damos por perdida esta batalla. Hemos visto caer demasiados edificios durante estos 10 años. El barrio del Tesorillo es ya un almacén de zapatería, y el barrio del Real ya no se distingue, en la faceta arquitectónica, de su localidad vecina de Beni-Enzar. Seguiremos dando cuenta y testimonio. Fotografiaremos lo que podamos o lo que de tiempo, pero nada más. Nuestra categoría específica, la de «Modern-ruinismo», seguirá activa, acumulando datos, hechos y fechas.

Las 7 caras dejaran pronto de vigilarnos, se construirá un bloque gigantesco que aumentará la densidad de población del barrio, sin que se cree ninguna nueva zona de servicios para el barrio, ni aparcamientos, ni nada colectivo. Algunos seguirán viviendo en la ilusión del Real peatonalizado. Ahí mismo, delante de nuestras narices, en la calle Valencia, tiraron un edificio con la firma de Enrique Nieto, y nadie movió un solo dedo. Sin embargo todo está aquí escrito, para dar testimonio de lo sucedido, o de lo perpetrado, que tanto da. Una década de advertencias, y muy pocos, o casi ningún resultado.

Cada mes, cada semana, pasábamos por la esquina del vecino resistente, temiendo que algún día lo veríamos tabicado, como hoy mismo. Punto y final. El modernismo en Melilla ya solo es una marca. En los barrios desaparecerá todo, pero ya advertimos de que: «nada de lo que se construya, durará tanto como lo derribado». Y se volverá a empezar, allá por el año 2100, que también llegará.

Nota: https://elalminardemelilla.com/2011/10/08/la-desaparicion-del-viejo-real/

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