Huertas, fronteras y defensa nacional


Servidumbre de paso y las puertas al campo

La Ley 8/1975 sobre Zonas de Interés para la Defensa Nacional, y todos sus desarrollos posteriores hasta 1989, dicen: En las zonas próximas de seguridad no podrán realizarse, sin autorización del Ministro correspondiente, obras, trabajos, instalaciones y actividades de clase alguna. No obstante, será facultad de las autoridades regionales autorizar los aprovechamientos agrícolas o forestales, así como las excavaciones o movimientos de tierras y construcción de cercas o setos, casetas o barracones de carácter temporal e instalaciones de líneas telegráficas, telefónicas y de transporte de energía eléctrica, siempre que inequívocamente no obstaculicen las finalidades militares de la propia zona.

Las obras de mera conservación de las edificaciones o instalaciones ya existentes o previamente autorizadas no requerirán autorización. Cuando las autorizaciones que prevén este artículo y el doce sean solicitadas para obras o servicios públicos, se aplicará lo dispuesto en el último párrafo del artículo sexto de esta Ley.

Todo esto está en vigor. En Melilla existe una gran cantidad de territorio en la que no puede construirse, ni edificarse nada, salvo con las autorización del Ministerio de Defensa, que es lo mismo que decir el Estado. Sin embargo, muchas de esas fincas o terrenos están en manos de particulares, aunque todas están calificadas como terrenos rústicos y de uso agrario. No pueden sufrir ningún tipo de alteración o cambio de uso.

Tras el confinamiento, muchos melillenses salieron a pasear por «el sendero verde» que recorre la denominada como «pista de carros». Hay huertas que pueden ser atravesadas por sendas y caminos tradicionales, que en nada alteran la vida ni las propiedades de la zona. Es el poco campo que le queda a Melilla, y que no puede tener otro uso, ni puede especularse con él. Es una zona interesante la de las Huertas del Real, desde una visión histórica, botánica y geológica.

Quien quiera tener cierto contacto con la naturaleza, aprender botánica y zoología, e incluso algo de geología, podía adentrarse en esos terrenos. Lo escribimos en «pasado» porque de repente está apareciendo señales autógrafas de «prohibido el paso», «propiedad privada», o directamente se cierran las servidumbres de paso con montículos de arena o con troncos secos de árboles. ¿Qué ocurre en esas zonas? No lo sabemos, tampoco nos importa, pero al Estado sí. En las últimas ocasiones y paseos ya se producían ciertas aproximaciones intimidatorias.

Proliferan los almacenamientos de áridos y los desmontes. Se cierra el acceso a barrancos y a los cauces de los arroyos, e incluso a la parte posterior del fuerte de La Purísima o de la Guerra de Margallo, sin respetar las servidumbres de paso. El Estado debe hacer valer sus derechos frente a estas actuaciones y estudiarlas de modo pormenorizado. Hay tres zonas, la de las Huertas del Real, la del Fuerte de la Purísima, y la de la parte baja del Aeropuerto y el cauce y el barranco de Alfonso XIII, en donde proliferan los anuncios de prohibición paso, sin que se entienda muy bien el porqué.

Desconocíamos todos esos entresijos de la Ley 8/1975 y su desarrollo en el RD 374/1989. Escribimos ayer que nos lo contaron hace unos 10 años, pero con un alcance y sentido más limitado. Lo guardamos como algo pendiente y que algún día cobraría su importancia. Al menos 1/4 del territorio melillense está en situación de no edificabilidad. Hay fincas que superan los 26.000 y 30.000 m2 . Alguna de ellas está registrada en 1792.

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