El Sexto Mandamiento


Impresiones frente a la caída del Bisbe de Solsona

El asunto presenta tantos ángulos, que es imposible acometerlos todos en un solo artículo, y a la vez dar respuesta satisfactoria a lo sucedido. Si ha ocurrido lo que nos tememos, entonces lo que precisa el de momento obispo emérito Xavier Novell Gomá (1969), es que se rece por él de modo intenso. Al menos para los que se consideren fieles de la Iglesia Católica. Antes que condenas o juicios, oración y mucha.

Hay muchos datos que merecen atención en este caso, que ha llenado de zozobra a la feligresía católica. El primero sería la vertiginosa carrera de alguien que es nombrado como obispo de la Diócesis de Solsona, tan solo con 41 años. Eso es enigmático, salvo que su segundo apellido tenga alguna relación de parentesco, con el emblemático cardenal de la Cruzada franquista, y también catalán, Isidro Gomá (1869-1940). Hay sagas familiares en las tres profesiones más antiguas del mundo; magistraturas en el sentido político, jueces y sacerdotes.

No es que esto nos escandalice, en absoluto, pero en estas profesiones mencionadas, hay una autoexigencia de comportamiento ético y de referencia moral. Por eso causa tanta zozobra en la sociedad que un juez prevarique, que un político se lucre, o que un sacerdote de alto rango, sucumba ante la lujuria. Su deber es evitar en lo posible, la infestación mundana. Son profesiones vocacionales y la ciudadanía les exige un comportamiento a la altura de lo que representan.

¿Un problema de la Iglesia de Roma?

Que sepamos, todos estos problemas de pederastia y abusos sexuales por parte del clero, solo se circunscriben al ámbito de la Iglesia de Roma. No existen, que se conozca, sucesos semejantes y a gran escala en la Iglesia ortodoxa oriental, 70 veces 7 santa, y 70 veces 7 perseguida y martirizada. Este es el pecado de Roma, y por decirlo así de claro, Girolamo Savonarola, Giordano Bruno y otros muchos, fueron pasto de las llamas, en las hogueras inquisitoriales.

El «escándalo» del ya ex obispo de Solsona (las provincias eclesiásticas no coinciden con las civiles) llega en el peor momento posible. La Iglesia de Roma está acosada por turbios asuntos financieros y tenebrosas prácticas de depredación sexual, extendidas a lo largo del tiempo. Escribimos, en el inicio de su proclamación , que el pontificado de Francisco I se significaría por una sola piedra de toque, esto es, si se atrevería a disolver la siniestra y poderosa orden de Marcial Maciel. No lo ha hecho y por ello, la iglesia se encuentra en caída libre.

Podríamos citar mil ejemplos y textos tanto de la Biblia como de los Evangelios, pero no hace falta, porque al final de todo, prevalece el libre albedrío y la responsabilidad individual de los actos. No vale escudarse en quién lo nombró y el porqué, o en las no muy claras intenciones de la catequista y escritora porno. Al final ha sido él, que condenaba con dureza cualquier práctica libidinosa, el que ha dado el paso al frente hacia el abismo. Ha pulverizado su carrera eclesial, y sus 11 años como obispo, en un solo mes de incendio y de lujuria.

La infestación y posesión diabólica

¿Está poseído el ex bisbe Novell? Es imposible saberlo, pero sí pueden distinguirse las clarísimas trazas de las maniobras del diablo, que se ha cobrado una notable victoria en la cabeza de un obispo, y frente a toda la feligresía católica romana. En la iglesia ortodoxa no supondrá este incidente más que una breve nota a pie de página. Para la Iglesia Oriental, la Romana está en manos del diablo desde hace muchos siglos. Para los orientales, Roma paga sus excesos y sus pecados seculares y de la que solo esperan su caída, es más, la consideran condenada y sin salvación posible. Pero esto también lo afirmó Lutero, aunque hoy día su Iglesia reformada se asemeje a un self service, en la que los pecados se auto perdonan.

En El Alminar seguimos de cerca estas cuestiones, y tenemos como manuales de lectura y aprendizaje, los libros del ya fallecido sacerdote y exorcista Gabrielle Amorth (16/09/2016). Para el padre Gabrielle, el que más peligro corre es siempre el exorcista, y el Bisbe de Solsona lo era. «El humo del diablo entra por cualquier rendija», afirmó el Papa Pablo VI, aunque en este caso, parece que le han abierto la puerta de par en par.

Parece, por lo leído estos días, que el propio Xavier Novell pasó del interés teológico a la más pura pasión por la demonología. Y aquí apareció la joven escritora de erotismo satánico, como la nueva Salomé, frente al Bisbe. Pero en esta ocasión no era la cabeza del Bautista la que estaba en juego, sino la suya propia.

No se puede tentar al diablo, mucho menos jugar con él o abrirle la puerta. Tampoco mencionarle por su nombre o llamarle, porque es infinitamente más poderoso que cualquier mortal. Solo por debajo del Eterno y de san Miguel, el arcángel que lo derrotó tras la rebelión celestial. Una de las principales plazas de París está dedicada a San Miguel, y en Melilla tenemos al menos una calle, pero no sé si alguna imagen protectora dentro de las iglesias.

En la Diócesis de Solsona, sumida en el desaliento, ha fallado todo. Exponerse, es aventurarse a caer y el bisbe Novell lo ha hecho y mucho. Un solo instante de descuido y estás perdido, pero a su vez, también es una magnífica señal y advertencia.

Hemos conocido sacerdotes de vocación y también de oficio. Muchos para los que el celibato no es una cuestión importante. Los sacerdotes pueden casarse tanto en la iglesia oriental como en la anglicana. Sin embargo sí hemos visto a muchos sacerdotes, enredados e indefensos, en las redes que tejen los fieles y el clericalismo tienden a su alrededor. No es pues una cuestión relacionada con el celibato, sino más bien el haber subestimado la potencia del enemigo invisible de la Iglesia, al que el propio apóstol Pedro, denominó como «señor de este mundo».

Aquí, en este caso, lo que está en cuestión es la propia supervivencia de la iglesia de Pedro, muy batida por el diablo y los servidores de lo oscuro, y si seguirá siendo un referente para el tercer milenio o los inmediatos siglos. Al obispo de Solsona, le queda en su condición, lo que tarde en pronunciarse la Congregación para la Doctrina de la Fe, ex Santo Oficio.

Fotografías de la Diócesis de Solsona

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