Ubaldina García Díaz, maestra de La República


Enrique Delgado

         Mis recuerdos infantiles de la casa de mis tías en Madrid son siempre los mismos. En la salita, encima del sillón en el que siempre se sentaba mi abuelo paterno Esteban, Delegado de Estadística en Madríd, existía un gran retrato de mi abuela Ubaldina. Yo siempre preguntaba: ¿de qué murió la abuela?. La respuesta de mi abuelo Esteban era invariable, de leucemia.

          Nunca nadie olvidó a la abuela Ubaldina en su familia, su recuerdo estaba siempre presente. Había retratos de ella en toda la casa. Con el tiempo, un  día, mi tía Mª Luisa, que era la que sabía, cambió la información existente: la abuela era maestra en Palencia, directora de su grupo escolar y la habían matado en la guerra. Recuerdo que fue una conmoción para mí y para mi hermano Fernando. No nos dijeron más porque nadie sabía nada, al menos los dos hijos pequeños de Ubaldina, mi padre Fernando y mi tía Mercedes.

       Quien sabia era mi tía Carmen, maestra al igual que su madre, pero jamás contó nada. La otra que sabía era mi tía Luisa, pero llegaba un momento en que ya no podía contar nada más. Su mente estaba traumatizada y bloqueada, porque ella fue la que acompañó a su madre el día del inicio del curso escolar en 1936, el día en que la detuvieron, el día en que la arrancaron del brazo de su madre, el día en que no volvió a verla nunca más.

                     Ubaldina García Díaz, detención y muerte

           Ubaldina García era maestra de la escuela Modesto La Fuente de Palencia. Allí trabajaban la también maestra Sofía Polo y su marido Arturo Sanmartín, inspector de enseñanza primaria y socialista. Desde que estalla la sublevación contra La República el día 18 de julio, Arturo Sanmartín se esconde en los sótanos del colegio. Mi abuela Ubaldina no permite registros en el colegio ni identifica su paradero. Por la noche, según contaba mi tía Luisa, los falangistas disparaban sobre el grupo escolar. Mi otra tía, Carmen, era la única que se atrevía a bajarle comida al sótano. Contaba solo con 18 años.

                  En los primeros días de septiembre, los asesinos  de Falange secuestran a Sofía Polo, la violan y su cadáver aparece desnudo y ultrajado en un parque de Palencia, el día 14 de agosto de 1936. La bestialidad del asesinato conmociona a la capital, pero no doblega el ánimo de mi abuela, que mantiene a su compañero en el recinto del Colegio.

                     El curso se inicia en los primeros días de septiembre y Ubaldina García se hace acompañar por su hija Mª Luisa a la misa de acción de gracias. En la misma calle los falangistas la separan violentamente de su hija y se la llevan al Gobierno Civil de Palencia. Este era el punto en el que mi tía Luisa ya no podía contar nada más. De las gestiones para su «liberación» se encargan el Delegado de Estadística de Palencia, Ciriaco Jurro, mi abuelo Esteban y su hija mayor Carmen.

                  Beato Manuel González, obispo de Palencia

                     Los tres acuden al obispado de Palencia para que el obispo Manuel González interceda por la suerte de Ubaldina García y de otra compañera detenida. Pese a que el Delegado del INE es presidente de la Adoración Nocturna, la reunión es violentísima, y el obispo, fuera de sí, afirma que no hará nada por salvar a ninguna mujer roja, sic. Mis tías siempre recordaron a este obispo como un hombre lleno de odio e ira. Un día en el que se habló sobre este hombre, declarado beato por La Iglesia, mi tía Mercedes le dijo a su hermana mayor, una mujer de extrema religiosidad: acuérdate de lo que este hombre dijo de mamá. Lo que fuese tampoco lo contaron nunca. Ubaldina García Díaz fue paseada por las calles de la capital palentina en una furgoneta de Falange, como si se tratase de un trofeo de caza.

             El día 6 de septiembre de 1936, un camión traslada a algunas presas y presos desde la cárcel de Palencia a la de Burgos. El camión se detiene en las inmediaciones de Quintana del Puente y allí los fusilan a todos, junto a las tapias del cementerio. Desde entonces, mi abuela reposa en una fosa común.

              Visto lo sucedido con su esposa y con su compañera, Arturo Sanmartín ya sabe lo que le espera, realmente lo sabía desde el primer día. El día 13 de septiembre los falangistas debieron entrar en el colegio o él  intentó escaparse, pero lo cazaron de igual manera.  Le dieron el correspondiente paseo en la furgoneta y lo mataron esa misma tarde noche. Esa era la incontenible represión de Franco.

                         La acción de Esteban Delgado

              Esteban Delgado Cidón, ya viudo, se dirige al Registro Civil de Palencia, junto con otros testigos, y obliga, en febrero de 1937, a las autoridades franquistas a reconocer que su esposa fue fusilada, lo que consigue el 6 de febrero de 1937, con su correspondiente inscripción en el Registro Civil. Posteriormente sería trasladado de manera forzosa  a la Delegación del INE en Toledo, de la que se haría cargo  como delegado.

            PD: con mi especial agradecimiento al médico palentino Albano de Juan, que fue el primero en contarme todo.

          Nota: http://maestrasrepublicafeteugt.blogspot.com.es/2011_06_17_archive.html

La derrota de Villalar


 

                El 23 de abril de 1521, en el pueblo de Villalar, se enfrentaron las tropas imperiales de Carlos I y las de la autoproclamada Junta de Comunidades de Castilla, a cuyo frente estaban los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado.  La historia nos cuenta que las tropas del emperador Carlos I no tuvieron dificultades en hacerse con la victoria. Esto sí es cierto, porque es un hecho histórico.

                    Con el paso del tiempo se hizo un mito de todo. Los Comuneros acabaron convertidos en «santos» y la imagen del César Carlos quedó asociada a la del «mal hijo» que encerró a su madre, Juana la Loca, en el castillo de Tordesillas. La historia de la hija de los Reyes Católicos, esposa de Felipe el hermoso y madre del Emperador Carlos I,  acabó siendo falseada y convertida en un mito romántico. Todavía se la venera como la depositaria de las más nobles y rancias de las tradiciones de Castilla, las mismas de las que hicieron bandera Los Comuneros.

                         La historia pone de manifiesto  que quien ganó aquella batalla, Carlos I, en realidad la perdió, y que quienes fueron derrotados, Los Comuneros, a la larga resultaron vencedores, eso sí,  después de muertos.

                                       El otro modo de ver las cosas

                  Si en algún lugar las tradiciones son leyes, ese es Castilla, en donde todo es tan inamovible como las piedras de sus iglesias. Carlos de Gante, al llegar a España y ver el inmovilismo y atraso en que se hallaba con respecto a Europa, encargó un estudio a sus asesores flamencos, sobre las posibles causas. El dictamen fue que la dependencia  española del Vaticano, el tradicionalismo castellano, junto al predomino de la nobleza y la ausencia de un modelo económico moderno, lastraban el posible despegue de España.

                Nada hay más resistente a los cambios que el ser humano. Un rey criado en los Países Bajos, al que se acusaba de no conocer el español, fue rápido pasto del rechazo y de la deformación de su imagen. La realidad es que Carlos I hablaba varios idiomas, aprendió el español con facilidad, mientras que los españoles, casi 500 años después de aquella batalla, seguimos hablando solo uno.

                   Los Comuneros quisieron proclamar regente a su madre, la Reina Juana, quien había dado muestras de estar más sonada que los tambores de la torre del homenaje. Pero todo eso le daba igual al tradicionalismo castellano. El rey extranjero era el malo de aquella película.

                   Villalar de Los Comuneros, la reinvención de un mito

        Viví en Segovia durante los años de La Transición. Asistí al surgimientos del nacionalismo castellano, al surgimiento de la izquierda tradicionalista castellana y a la invención del mito de Villalar. Jamás fui a Villalar. En 1521, en Villalar triunfó el inmovilismo, aunque en apariencia fue derrotado. La nobleza cambió de bando poco antes de la batalla, pasándose al bando de Carlos I, aunque empezara apoyando a Los Comuneros.

                  Carlos de Gante, el César Carlos, sufrió una decepción profunda pese a su victoria sin paliativos, renunciando para siempre a cualquier cambio o modernización del país. En Europa triunfaba el erasmismo y nosotros nos quedamos con La Santa Inquisición (martillo de herejes, espada de Roma y  de Trento). Con el tiempo, sus ausencias de España empezaron a ser constantes y cada vez más prolongadas, convirtiendo años después a su hijo Felipe,  en un regente en la práctica.

                  Todo lo relativo a Villalar, la fundación del Estado castellano y la leyenda de los protomártires castellanos es una invención. En Segovia, encontrar los restos del comunero Juan Bravo, sería comparable al hallazgo de la tumba de Alejandro Magno. Hace ya años, mi hermano Fernando Delgado,  escribió un artículo situando  la posible presencia del cuerpo del comunero segoviano en Muñoveros. El alcalde afirmó que:  ese artículo era lo más grande que se había hecho nunca por el pueblo. El mito sigue en pie. A la leyenda le puso música el Nuevo Mester de Juglaría.

          Nota: el 24 de abril de 1921 fueron ejecutados en Villalar, los comuneros Juan Bravo, Juan de Padilla y Pedro Maldonado, entre otros.

La estrella roja del soldado ruso


 

                La historia anónima del soldado Iván

Iván avanzaba junto a su destacamento de soldados, tenía solo 18 años. La Alemania nazi acababa de invadir la Unión Soviética. Cumplía su servicio militar desde hacía unos meses. Su instrucción, equipo y armamento era mínimo, el de cualquier recluta en tiempos de paz. Nadie estaba preparado para resistir una ofensiva como la desencadenada por el Ejército Alemán en 1941, que además venía apoyado por las temibles divisiones de las SS. En el otoño de 1941 la información de la que disponían los soldados soviéticos era casi nula.

El destacamento de Iván entraban en una aldea aparentemente despoblada, de las que se había quedado en tierra de nadie. Caminaban en filas, flanqueado el camino, con el cuerpo ligeramente encorvado, la cabeza inclinada hacia el suelo. Estaban llenos de miedo. No sabían que podía esperarles. No oyó nada, no sintió nada.

Lo único que podemos saber de él es que murió en Bielorrusia en 1941, que era un soldado soviético, probablemente un varón joven, porque el caso es pequeño. Sabemos, por la trayectoria del impacto,  que falleció en ese mismo instante, que no sufrió o que no fue consciente de su propia muerte. El orificio de entrada de la bala alemana  está en el lado izquierdo, y su salida en el derecho. El agujero de salida es enorme, el estallido de la bóveda craneal fue instantáneo. La trayectoria presenta una suave línea ascendente (de izquierda a derecha), por lo que podemos suponer que Iván caminada ligeramente  agachado, en una postura natural de protección, defensiva, cuando se va en busca de un enemigo que acecha, pero que no se sabe dónde está.

El brutal impacto de la bala le arrojó al suelo de inmediato, los brazos se abrieron recibiendo una muerte a la que no vio, ni sintió llegar. La mano se abrió y soltó el arma. El soldado alemán les estaba esperando. A partir de esa instante, Iván fue el primero en caer, se inició la gran refriega. Probablemente murieron todos o casi todos. Las embocadas, en esos primeros meses de guerra resultaban letales para los soldados rusos. En su casco, puede verse todavía el color verde original de los cascos soviéticos.

Iván fue enterrado allí mismo, juntos con sus compañeros, en una improvisada fosa no muy lejos de Minsk, la capital Bielorrusa. Allí permanecieron hasta que en unas obras sacaron a relucir sus exiguas propiedades, y quizá sus restos mortales y el de sus compañeros. El suelo ruso está protegido por una Ley especial. Nadie puede extraer restos de antiguos combatientes soviéticos sin comunicarlo a las autoridades. Cuando fue encontrado este casco, Bielorrusia ya no pertenecía a la Federación Rusa.

Es una de mis reliquias más preciadas. Iván es uno de los 5. 187. 190 soldados rusos muertos de modo directo en combate, o quizá se  encuentre entre los 4. 455. 620 desaparecidos  o capturados por los alemanes. Su madre recibiría la clásica carta de:  En el día… su hijo Iván… desapareció o fue muerto en combate en.. y así hasta casi 10.000.000 de notificaciones. Ninguna población humana, ha pagado tan cara una victoria, sobre la peor clase de mal que haya existido jamás , sobre La Tierra.

Quién piense que lo ha leído todo en El Alminar, se equivoca gravemente. Quién piense que El Alminar es previsible también yerra. Si repetimos cosas es porque no hay más remedio. Nos da igual que la consigna sea no escribir ni participar aquí.

Alejandro de Macedonia en Afganistán *


En el año 330 aC., Alejandro de Macedonia llegó hasta la ciudad persa de Zadracarta, ciudad próxima a la actual ciudad Iraní de Bender Chah. Las guerras entre persas y griegos venían siendo una constante desde hacía varios siglos, pero nunca un occidental o europeo había llegado tan lejos. Las dos caras de la misma civilización humana, Oriente y Occidente iban a entrar en colisión y mezcla de modo definitivo y precisamente en un escenario de absoluta actualidad en nuestros días, Afganistán, un territorio que guarda como ningún otro, la huella de Alejandro. Nunca serían igual las cosas después del paso de los greco-macedonios por aquellas tierras, que se convertirían desde ese momento, en el obligado punto de destino entre Oriente y Occidente, de modo que quien dominaba Afganistán, dominaba el mundo. Si ambas caras de la civilización estaban en paz, aquellas tierras se convertían en un crisol en el que ambas culturas producían otra nueva, fruto de la mezcla. Sin embargo, en los periodos de conflicto y guerra Afganistán se convertía en un verdadero infierno para aquel que intentase dominarlo.
En cierto sentido, no hay occidental que no sea afgano, ni oriental que no sea griego, pues hubo un tiempo en el que las religiones monoteístas no existían y por tanto tampoco sus visiones excluyentes. O sea, que hubo una época en que los humanos existían antes de Dios y esa fue la época de Alejandro y de su viaje. Un viaje que transformó a todos los que lo hicieron, que produjo la cultura greco-budista (cuyos máximos ejemplos eran los Budas gigantes de Bamiyán) y que transformó el mundo.

                                     330 a.C., en Afganistán.

                  Aria, Bactriana y Aracosia y la región desértica de Gedrosia, compartida con Pakistán bajo el actual nombre de Beluchistán, eran las regiones de aquella parte del mundo en las que Alejandro y los varios miles de griegos que iban con él, pisaban por primera vez. Fue un verdadero viaje de transformación porque (lejos de las cosmogonías teológicas que se impondrían siglos mas tarde, con sus visiones dogmáticas del mundo y en las que no queda ningún margen para la interpretación individual), dos caras del mismo mundo estaban entrando en contacto. Conforme avanzaban en el viaje, Alejandro y muchos de sus hombres, iban adoptando rápidamente hábitos orientales, a la vez, como siempre sucede, que otro grupo también numeroso, se iba reafirmando en sus ideas preexistentes al viaje.
Las tradiciones, la mentalidad tradicional y establecida que no acepta ponerse en contacto con otros modos de vida, con otros modos de ver las cosas, acaban siendo una atadura y una causa generadora de conflictos; y Alejandro en su viaje tuvo muchos, pues algunos de sus compañeros como el general Filotas, acabaron conspirando contra él, bajo la acusación de corromper las costumbres tradicionales macedonias para adoptar “la de los bárbaros”, las orientales. Siempre surgirá ese mismo conflicto, entre el dogma y la tradición, con lo surgido de la mezcla y el contacto.
En octubre del 330 a. C., entraron en Afganistán por la región de Aria la actual provincia de Herat procedentes del vecino Irán, de la ciudad de Zadracarta (Bender Chah), es más, fundaría su primera Alejandría afgana, la de Aria (Herat). Desde allí fueron hacia Frada (Farah) en la región de Zarandj y en donde tuvo lugar la “llamada conspiración del general Filotas”. Pasaron allí el invierno, pues esas regiones son de inviernos prematuros, fríos e intensos y en donde habitan tribus muy celosas de su independencia y refractarias a cualquier poder hegemónico. Abandonaron Frada en diciembre del 330 a. C., con las tropas macedonias ataviadas con el turbante afgano, obligatorio para proteger la cabeza del sol y tras haber sustituido las sandalias griegas por un cierto tipo de botas.
En la región de Aracosia fundó la Alejandría de Aracosia, hoy Kandahar, la ciudad de las mil fuentes y hoy emblema del movimiento Talibán y del Mulá Omar y desde allí siguieron hacia el norte, hasta las estribaciones del Cáucaso (Hindu-Kush) a unos 68 kms del actual emplazamiento de Kabul y en los alrededores de la actual Baghlan, fundó la Alejandría del Cáucaso o del Monte Paropámiso, justo debajo de la roca en la que Zeus encadenó a Prometeo, perfectamente descrita en sus dimensiones por Quinto Curcio, en su “Historia de Alejandro Magno”.
Prometeo estuvo un día encadenado en Afganistán por haber robado el fuego a los dioses para dárselo a los humanos, hecho por el que es conocido como su protector, del género humano, y allí permaneció encadenado hasta que fue liberado por el mismísimo Heracles. Gran parte de la población europea y su cultura proceden de los llamados pueblos indo-iranios.
Alejandro de Macedonia, el grande, fue tras el mito de Heracles y por eso quiso fundar su Alejandría caucásica a los pies de la roca de Prometeo. Como dice Carlos García Gual en “Mitos, viajes y héroes”: “los mitos no tienen una fijeza dogmática, en contraste con la fe requerida por los textos de ciertas religiones frente a los que no se admiten disidencias. En tal sentido la religión antigua era mucho más liberal que la tradición cristiana, musulmana o hebraica “.

                                              El final del viaje

                     En los últimos meses del año 329 aC., abandonaron Afganistán para adentrarse en el territorio de los actuales Uzbiekistán, Tazdhikistán y Kirguistán, en donde una ciudad próxima a la actual Tashkent, todavía lleva el nombre de Iskender (Alejandro en persa), aparte de la Alejandría egipcia y de la turca Iskenderum. En Uzbiekistán fundó la Alejandría Tarmita (Termez), contrajo matrimonio con la princesa Uzbeka Roxana y en la ciudad más emblemática de la zona en Maracanda o Samarcanda ( La gloria del Tamerlán, La perla de la Ruta de La Seda), tuvo lugar uno de los sucesos más trágicos de su vida, cuando diera muerte a su amigo de infancia Clito el Negro, en una discusión provocada por un rito oriental, la proskinessis o prosternación. Este rito, que consiste en saludar a los monarcas orientales con una inclinación total del cuerpo y posterior beso de la mano, sigue provocando recelos en Occidente y se confunde con un signo de humillación, cuando no es más que otra forma de saludo. Para ejemplo de esto baste con decir lo mal interpretado que es ese tipo de gesto, pleitesía, cuando se realiza ante el monarca marroquí.
Dos milenios después ese tipo de saludo sigue provocando conflicto y malas interpretaciones, la misma que le costara a Clito la vida y a Alejandro una de sus más grandes depresiones, pues quiso darse muerte con la misma sarisa (lanza macedonia) con la que había matado a Clito. Después de aquello nunca volvió a exigir ese tipo de saludo a los griegos.
Alejandro volvió a territorio afgano dos años después, a su Alejandría del Cáucaso, en 327 a. C., tras volver a atravesar el Hindu Kush, probablemente por el paso de Salang, que utilizaran los soviéticos en la invasión de Afganistán.
Tras reorganizar allí su ejército, ya de mayoría persa, abandonó Afganistán definitivamente en otoño de ese mismo año y de allí se dirigió a lo que entonces se conocía como India y hoy llamamos Pakistán, siguiendo el trazado que hoy utiliza la vía férrea Kabul-Rawalpindi-Lahore.
En esa ruta conquistó la célebre Roca de Aornos, que Heracles hubo de abandonar sin dominar. Tras dominar Pakistán, bajó desde Peshawar a Karachi por el antiguo curso del Indo.
Según uno de los grandes estudiosos de Alejandro, citado por Antonio Bravo García en su introducción a la Anábasis de Arriano: “Alejandro fue un soñador que persiguió la unión de los pueblos, en su creencia de la unidad de La Humanidad”, pero como decía Flaubert: “eso fue en el tiempo en el que los viejos dioses ya no servían y los nuevos no habían aparecido, fue en el tiempo en el que el hombre estuvo solo”, frente a sí mismo.

Nota: * publicado en El Telegrama de Melilla, el 07/11/2001

La efeméride de Hattin



 Saladino, vencedor de Hattin y conquistador de Jerusalén

             Desde hace tres años, intento, cada 4 de julio, escribir sobre la efeméride de Hattin, o la batalla de Los cuernos de Hattin del año 1187, cuando todo el ejército cristiano del Reino Latino de Jerusalén, con las órdenes del Temple y de los Hospitalarios de San Juan fue exterminado al pie de las lomas volcánicas de Hattin, también conocidas como «los cuernos de Hattin».

Todo el lugar es un secarral, una planicie rodeada de  pequeños montículos y barrancos, en donde por propia voluntad se metió el ejército cristiano. Era una trampa perfecta a la que  Salāh ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb (Saladino), había ido conduciendo al desquiciado rey de Jerusalén Guido de Lousignon, y al sanguinario Maestre del Temple Gerard de Ridefort. En una emboscada anterior a la batalla de Hattin, en Seforia, había perecido del Gran Maestre de los Hospitalarios Roger de Moulins. Todo estaba lleno de negros presagios a los que nadie hizo caso, pero también el destino estaba ya señalado para todos.

Apenas un siglo antes, también en el mes de julio, pero del año 1099, un ejército cristiano al mando del conde Bohemundo, había recuperado la ciudad santa  de Jerusalén (al Kadisiya) para los cristianos, desde la conquista por los árabes del califa Omar I Ibn al- Khattab en 638, y que previamente habían conquistado los persas de Cosroes II en 614. La posesión de la reliquia de la Vera Cruz estaba en medio de todas esas conquistas. El persa Cosroes se apoderó de ella en ese año, aunque  fue recuperada por el emperador de Bizancio Heraclio unos años después.

La reliquia desaparecería definitivamente en la batalla de Hattin en 1187, al menos ese gran pedazo, que encofrado en un relicario,  acompañaba a los ejércitos cristianos en sus batallas en Tierra Santa. Desde entonces, las leyendas sobre su paradero son diversas. Nunca tuvieron los sarracenos un líder tan grande como Saladino, un turco otomano, nunca después han tenido un líder que unificase en modo similar, todas sus distintas tendencia y discrepancias.  Salah al Din, Saladino, tiene un lugar imperecedero en la historia, por se quien recuperó Jerusalén para el Islam. Además está el aspecto personal, que lo sitúa como un hombre de elevada talla moral, intelectual y humana.

En todas las historias hay un monstruo o un personaje realmente reprobable.  En ésta, aparte del Maestre del Temple, Ridefort, destaca como ningún otro, el templario Reinaldo de Chatillón, al que las crónicas sarracenas califican como «shaitán», el diablo, y al que Saladino degolló personalmente, tras la rendición del ejército cristiano en Hattin. Las crónicas  árabes sobre las cruzadas son muy interesantes, y dan una versión diametralmente  opuesta a la imágen mítica que todavía siguen teniendo en Occidente. Las Cruzadas, como tales, fueron unos de los mayores errores históricios de la cristiandad

El tratado de Jerusalem

Heraclio de Auvernia, arzobispo de Cesárea y Patriarca de Jerusalem (al que las crónicas presentan como un clérigo corrompido y amante del lujo), negoció junto con Baliant de Ibelin la rendición de Jerusalén ante Saladino el 2 de octubre de 1187.  Los cristianos mataron a toda la población de Jerusalén en la conquista del año 1099, por lo que Saladino quiso distinguirse  haciendo justamente lo contrario, casi 100 años después. Permitió la salida de todos sus habitantes, previo pago del rescate, usual en aquellos tiempos.

A los únicos a los que no perdonó la vida en Hattin, fue a los fanatizados caballeros del Temple y del Hospital de San Juan, que habían sembrado de muerte y destrucción toda la zona, a lo largo de un siglo.

El caso es que el acuerdo de rendición, consistía en respetar todos los lugares de culto de cualquiera de las tres religiones monoteístas, y los musulmanes quedaban como administradores únicos de la ciudad y aceptaban permitir el libre acceso de los peregrino. La actual división de la ciudad mediante un muro, incumple  los  acuerdos del año 1187.

Nota: es muy difícil obtener fotografías libres de la zona de Hattin. Todo el mundo protege el material que publica en internet como si fuese tesoros objeto de expólios. Las fotos de la zona son del blog http://soldados-viejos.blogspot.com.es

Margarita Porete y “las beguinas”


 

                       Hablar a Dios sin intermediarios

        Las beguinas constituyeron  un movimiento religioso y místico de mujeres en el siglo XIII, no sujeto a ninguna regla o institución de La Iglesia. Se agruparon de modo libre, sin desafiar a nada ni a nadie. Estaba constituido por mujeres que buscaban un camino independiente para su espiritualidad. Algunas, como Margarita Porete, crearon libros de alta calidad espiritualidad y literaria, con sencillas y comprensibles normas para vivir de modo independiente las inquietudes religiosas. El libro de Margarita Porete, escrito en lengua romance, fue rápidamente editado y traducido a varios idiomas, convirtiéndose rápidamente en un “best seller” de la época. Todo esto llamó  la atención de La Iglesia, su calificación como hereje, y su sometimiento a la jurisdicción de La Inquisición. El único libro que perduró, fue: “El espejo de las almas simples”, cuyos ejemplares fueron quemados en 1306 por el obispo de la jurisdicción de Cambrai. En 1309 se inició el proceso inquisitorial contra Margarita Porete, que fue quemada viva el 1 de junio de 1310, en la ciudad de Paris. En todo momento, Margarita, se negó a declarar ante el Tribunal de La Inquisición.

          La propuesta de las beguinas, inadmisible para La Iglesia, era que la experiencia religiosa y mística se originaba en la experiencia vital, y no en el conocimiento teórico. A Dios se llega por la experiencia y no por los libros. Es una propuesta sorprendentemente actual, pero realizada en el siglo XIII. Era la propuesta del alma libre: “La que es así, escribía Margarita Porete, ya no busca a Dios por la penitencia, ni a través de ningún sacramento de La Santa Iglesia, ni por pensamientos, palabras u obras, ni a través de criatura terrestre o celeste, ni por justicia o misericordia, ni por conocimiento divino, ni por divino amor, ni divino loor”.

           Semejante afirmación era demasiado para la Santa Iglesia. Hay que decir que las beguinas no rechazaban su autoridad, ni suponía desafío alguno para ella, pero iniciaban un camino de libertad, que sólo podía ser erradicado con la hoguera, con las santas llamas. El movimiento fue declarado herético, otros nombres ilustres de beguinas sufrieron las prisiones inquisitoriales, aunque solo Porete, la más emblemática, fue entregada a “la relajación por el brazo secular”. De sus otros libros no queda rastro.

           La primera vez que leí algo acerca de Margarita Porete y Las Beguinas, fue en el libro “Beatas y endemoniadas”, de Adelina Sarrión. Las herejías y la persecución de mujeres por parte de La Iglesia, es un tema que siempre me ha interesado.No hay datos biográficos sobre ella. Para la historia quedó únicamente su nombre y la obra citada.

                        La mujer en la sociedad y en La Iglesia

              La mujer ha tenido siempre un gran problema para buscar un lugar en la sociedad patriarcal y machista. Siempre ha sido sometida y perseguida, tanto por los Estados,  como por las  religiones. Fue Engels quien dijo que: «la primera lucha de clases es la de la mujer». Primero fue sometida por la fuerza y luego por la teoría. La Iglesia y la religiones, siempre han temido a las mujeres y las mujeres siempre han tenido unas relaciones muy difíciles con La Iglesia y con todas las religiones. El papel que ésta todavía le asigna a las mujeres es el de servidora, y su concepción sobre ella es muy arcaica. La gran revolución que tiene que acometer La Iglesia, si es que quiere perdurar en los próximos mil años, es la de mujer. La sociedad patriarcal y la ideología machista  discriminan a la mujer en cualquier parte del mundo y en cualquier estado y estrato social. Ninguna sociedad escapa a esto, ni siquiera los países considerados avanzados.  No es solo la revolución pendiente de La Iglesia, es también la revolución pendiente en el Mundo.

         Si escribo de La iglesia como tal, es porque es la única de las religiones, que ha desarrollado una institución, que gobierna sobre la propia creencia y sobre la feligresía. Si escribo sobre Margarita Porete, es porque hay nombre que merecen ser recordados siempre. Margarita Porete ardió en las llamas de la hoguera un 1 de junio de hace 703 años.

Elogio y reivindicación de las brujas


               ¿Existieron  las brujas?, por supuesto que sí. ¿Quiénes eran?, mujeres buenas, sabias y libres. Eran mujeres libres, o sea, solteras, viudas, o incluso casadas, pero sobre todo, eran mujeres que se ayudaban entre ellas, y a sus niños. Eran mujeres que se transmitían sus conocimientos de medicina natural, y sobre sus experiencias. De madres a hijas, de abuelas a nietas, de tías a sobrinas. Vivir sola, sin la necesidad de los hombres, era ya un motivo de sospecha por parte de los hombres, ayudados en sus temores por otras mujeres. Eran mujeres que a pesar de vivir sin pareja, solas, no habían renunciado a su sexualidad, y transmitían sus experiencias a otras mujeres,  o sobre cómo cuidar de sí mismas y de sus problemas específicos.

                  La mujeres dan a luz por su propia condición, y mientras los hombres guerreaban y no se preocupaban si quiera de atender a los heridos en las batallas, ellas, imaginamos, acumulaban experiencias y se lo decían unas a otras, para sobrevivir al parto, o para sacar adelante a sus criaturas. También recurrían a otras mujeres, que probablemente suministraban remedios y cocciones naturales, entre ellas, o hechizos y bebedizos entre los hombres, que para entonces ya se habían adueñado del saber oficial.

                Las mujeres que vivían solas, que eran sabias y sanadoras, o sea, las brujas, fueron acusadas de provocar plagas, inundaciones, sequías, de espesar las nubes, de provocar el granizo, de provocar muertes. Contaban también, como en cualquier época, con la ayuda de algunos hombres buenos, que eran acusados de brujería igualmente. Si la mentalidad machista no soporta la condición de igualdad de una mujer en el siglo XXI, hay que imaginarse qué sucedería en el siglo XIII, o en el VII. Sin embargo, la cacería de mujeres, el feminicidio, se desarrolló en Europa en la Edad Media, entre los siglos X y XVI, en una de las más deleznables producciones del machismo, una ideología ya violenta por sí misma.

                            Malleus Maleficarum  (martillo de brujas)

       Federico Engels  dijo que la de la mujer, es ante todo, una lucha de clase, y el desarrollo teórico del socialismo especificó que hay dos colectivos oprimidos a lo largo de toda la historia humana, «la mujer y el trabajador». Esto ha cambiado muy poco y estamos asistiendo a claro retroceso.

      Dos monjes dominicos, Heinrich Kramer y James Sprenger , enfermos de odio contra las mujeres, redactaron este libro en 1486, que por su contenido de maldad, podría estar entre los más perversos de la historia humana. A las mujeres se las persiguió por ser mujeres, y se las sacrificó de modo ritual y sistemático, en casi toda Europa Central, entre los siglos XVI y XVII. La Orden de Los Dominicos fue la encargada de La Inquisición, su brazo de hierro.

                                     Mujeres sanadoras

       La medicina masculina no existía. Hasta el siglo XV no existían los hospitales en España y fueron una idea del que más tarde sería y es conocido como San Juan de Dios. Las que curaban y sanaban, desde siempre, eran las mujeres, que recibían sus conocimientos de otras mujeres, y los transmitían a su vez. Si sanaban al enfermo, era por brujería, si no sanaba con sus remedios y moría, era por brujería. Ante tal situación de acoso y hostigamiento por parte del varón, del machismo, del patriarcado, desarrollaron sus sistemas de defensas.

          La llamada «intuición femenina», verdaderamente poderosa, debió surgir por necesidad defensiva, y también por la observación de las cosas. Eran ellas las que buscaban los remedios naturales y observaban la naturaleza. Eran ellas las que debían percibir los signos de amenaza, y ocultarse y protegerse unas a otras, del varón dominante y agresivo. En la mitad de la Edad Media, siglo XIV, si te encontraba en casa algún tratado de «medicina», procedente de árabes o judíos, era una casi segura acusación de brujería. Por ello, crearon un alfabeto propio, en el que poder fijar sus conocimientos y transmitirlos, lejos de las sospechas de los varones. Cuando La Inquisición cayó sobre ellas, este alfabeto fue considerado de brujas.

                           La denigración sobre las brujas

             Fue inmensa, y llega hasta el mismo instante en que se escribe esta entrada. La última, es una película que es presentada como «los cazadores de brujas», como si eso fuese una categoría digna de elogio y reconocimiento. Casi cualquier autor clásico, de los que se estudian en el bachillerato, sucumbió a la tentación de maldecir sobre las brujas. Incluso un gran pintor, como Goya, las pintó feas y viejas, volando sobre sus escobas. Sin embargo eran mujeres normales, con el aspecto físico imperante en su época y en las condiciones sociales en las que vivían.

                 La mentalidad inquisitorial sigue presente. Se transforma según las necesidades de cada época. La ideología dominante se adapta a cualquier situación. El capitalismo está dispuesto a arrasar con cualquier logro o avance obtenido en los últimos 200 años.

      Notas:(1)http://traficantes.net/index.php/trafis/editorial/catalogo/historia/Caliban-y-la-bruja.-Mujeres-cuerpo-y-acumulacion-originaria-2a-Edicion