Stalingrado


    El 2 de febrero será siempre el día Stalingrado, ciudad situada en la orilla derecha del Volga,  no era una ciudad cualquier. No era Moscú, ni Kiev, ni Leningrado. Era la ciudad de Stalin. La máxima militar soviética era que las capitales no se entregaban, fuese cual fuese el precio en vidas que hubiese que pagar. Las guerras también se ganan con el aparato de la propaganda, y el éxito o el fracaso en una ciudad que llevaba el nombre de Stalin, era algo que supieron ver tanto uno como otro dirigente. Una de las muchas diferencias entre ambos, era que el dirigente comunista Josip Stalin dejaba hacer a su Estado Mayor, mientras que con Hitler, el mandatario nazi, el único camino a seguir era la ciega obediencia de sus órdenes, por muy disparatadas que fueran. Afortunadamente para el Mundo, para Europa, la victoria soviética en la ciudad más emblemática, cambió el curso de la marea bélica, que empezó a retrodecer hacia Alemania.

                        Stalingrado desde Melilla en El Telegrama del Rif

          Resulta muy curioso pasar las páginas del Telegrama a partir del mes de octubre de 1942, cuando la ciudad de Stalingrado ya se daba por conquistada, y releer los titulares y abundante información que se ofrecía sobre la batalla en curso.

           El 1 de noviembre ya se daba por conquistada la ciudad, y el diario ofrecía una imagen da soldados alemanes paseando por el centro de la misma. Tres días después, se informa a los melillenses de que uno de los barrios había sido completamente destruido, aunque no se especificaba cuál. Resulta curioso contemplar la gran cantidad de fotografías publicadas, y ver el grado de destrucción de la ciudad, que llegó casi al 100%, sin que quedasen ya indicios de la resistencia soviética. El turrón y el champán ya se preparaba en la Cancillería del III Reich, y en los palacios de sus amigos y aliados, los franquistas españoles. El periódico mostraba cierto interés por las durísimas condiciones de vida de la población civil de Stalingrado, mientras que el Reich Alemán, la normalidad era absoluta. El diabólico doctor Goebbels, recibía a una comisión de escritores alemanes. Estamos en la mitad de noviembre y la lucha en el interior de la ciudad era feroz.

               Sin embargo había un detalle que el Estado Mayor alemán no sabía, y era que en ese momento, el VI Ejército Alemán del General Paulus ya estaba atrapado sin remedio, en el interior de una ciudad de la que no volverían a salir nunca. Pero esto no se sabía entonces. El Telegrama del Rif seguía inasequible al desaliento, e informaba de las «operaciones de limpieza de focos de resistencia bolchevique». España, con su Caudillo al frente, se encontraba, una vez más, en el lado correcto de la historia, junto al Eje del Mal, y había que transmitir esa sensación a la población. Franco, el vencedor del bolchevismo, conducía a la nación, hacia una victoria que duraría mil años. El 20 de noviembre llegó hasta nuestra ciudad el General Yagüe, conocido como la hiena de Badajoz, para participar en los actos del homenaje a José Antonio. También se informaba a los melillenses de que el estado de Stalingrado, era ya el de una escombrera. Mientras tanto, el Generalísimo recibió en audiencia al alcalde de la ciudad, Rafael Álvarez Claro. La normalidad era absoluta.

         Pese a que la conquista era algo dado por hecho, todos los días se informaba de una nueva eliminación de un foco de resistencia, de un nuevo barrio destruido, o de la llegada de las fuerzas alemanas a la fábrica de Barricada. A finales de diciembre, los alemanes ya están cercados en Stalingrado. Ya no tienen posibilidad de escapar, ni de avanzar. En realidad ya se está defendiendo, pues la operación Urano, desencadenada por el ejército soviético, ha cerrado la tenaza sobre la ciudad. Europa contenía el aliento, porque se sabía lo que estaba en juego en la lejana ciudad del Volga, mientras que en España y Melilla, se vivía en un sueño, que en realidad era pesadilla, la de Franco.

       En la mitad del mes de enero de 1943, y con temperaturas de -40º, el VI Ejército de Paulus vive sus últimos días. En la prensa de Melilla se sigue informando de que cada día se captura más material y más territorio en Stalingrado. Lo raro es que todavía les quedase algo en su poder. El 20 de enero, Adolfo Hitler recibió en Berlín a una delegación de Falange, presidida por su entonces jefe, el camarada Arrese. El General Paulus ya sabe que su resistencia está al límite, en solo diez días deberá rendirse.

       En la prensa algo ha cambiado y se informa, el día 25 de enero, de que las fuerzas alemanas se «defienden» con brillante heroísmo, pero que aún así, la ciudad de Stalin, será el crisol de la victoria definitiva alemana. En los últimos días Paulus es ascendido a mariscal de campo. Hitler y Goebbels informan de que en el vocabulario alemán no cabe la palabra capitulación. Los otrora atacantes y firmes conquistadores son ahora heroicos resistentes.

         El día 3 de febrero, Von Paulus ya se había rendido. Una última noticia informa de que el nuevo mariscal continuaba la resistencia. Será la última vez que el nombre de Stalingrado aparezca en la prensa de Melilla. Europa entera celebró la victoria, y la gente se echó a las calles. En Alemania se declararon tres días de luto. En España no se volvió a mencionar nunca lo sucedido. En la capital de Francia, todavía una plaza lleva el nombre de la ciudad de Stalingrado.

        PD: El bombardeo de castigo llevado a cabo por la Lufttwaffe sobre la indefensa ciudad de Stalingrado en agosto de 1942, causó un número de víctimas civiles superior al bombardeo aliado de la ciudad de Dresde.

125 aniversario de la muerte de Sor Patrocinio


        El 27 de enero de 1891, fallecía en Guadalajara, a los 80 años de edad, Sor Mª de los Dolores y Patrocinio, conocida en su tiempo como la monja de Las Llagas. En la muerte alcanzaba al fin el reposo que nadie le había concedido en vida. Ha pasado ya mucho tiempo, demasiado para poder acercarnos ya a su época, pero sí a las personas que la conocieron en vida, y que dejaron testimonios escritos sobre ella, o incluso muy próximos al tiempo de su fallecimiento, cuando su recuerdo estaba todavía sin apagar.

            Hay fechas que se repiten de modo enigmático en una vida. Nació y murió un día 27. Murió en enero, en el mismo mes que nació a la vida en Cristo, o sea, que ingresó como novicia, en la comunidad del Caballero de Gracia. Nació en 1811, y murió en 1891. Ambas cifras empiezan y acaban en 1.

                           Nacimiento de la futura madre Patrocinio

             María Josefa Dolores Anastasia de Quiroga Capopardo, nació el 27 de abril de 1811 en el pinar de San Clemente de La Mancha, siendo abandonada por su madre inmediatamente. Los padres huían por separado de la invasión francesa.  La niña sobrevivió de modo milagroso, y a los tres días pasó por el lugar su propio padre, Diego de Quiroga, no sabemos si en su busca o de modo casual, como explica la cronista y secretaria personal, Sor María Isabel de Jesús. El caso es que unos llantos infantiles permitieron al padre encontrar a su hija recién nacida, que puso al cuidado de su abuela, Romana del Castillo. Este hecho tiene una difícil explicación, y sentará las bases de una tormentosa relación entre madre e hija. La pequeña Lolita, o Dolores, será la cenicienta de la familia, y su madre se convertirá en la malvada madrastra, que la atormentará hasta el final, aunque en su momento postrero, solicitará el perdón de su hija.

                     Ingreso en el convento y persecución de Olózaga

              Tras la reposición en el Trono de España de Fernando VII, Diego de Quiroga, padre de «Dolores», recuperará su cargo de funcionario de Palacio, pero una muerte repentina  dejó en desprotección casi total a la familia. Para una joven viuda con cinco hijos, la existencia se tornaba muy dura. La única posibilidad de mantener la posición social era un nuevo matrimonio o el de una de las hijas. Según las crónicas y fotos disponibles, Dolores era una mujer muy bien parecida y de mirada profunda y cautivadora por lo que la madre concibió para ella unas expectativas muy diferentes, de las que la propia niña manifestaba para sí misma.

                    Con tan solo 17 años, un 19 de enero de 1929, Dolores, apadrinada por la duquesa de Benavente, ingresó en el convento del Caballero de Gracia de Madrid, para profesar como novicia, con el nombre de María de los Dolores y Patrocinio. Dotada de una vida espiritual intensa y de gran inteligencia social y política, alcanzó pronto gran fama, tanto por la aparición de «llagas» en su cuerpo, en los mismos lugares que las de Cristo, como por lo atinado de sus profecías y consejos.

       Con la notoriedad pública llegó la atención de la gente, con ella la de la Regente María Cristina y su hija Isabel, y con ellos, justo detrás, la obsesión del diablo, en este caso Salustiano de Olózaga, solo seis años mayor que ella. Era un hombre acostumbrado a conseguir todo, incluso por la fuerza. Se obsesionó con ella de manera enfermiza. Hombre de Estado, diputado, gobernador civil de Madrid, Liberal, intrigante, Presidente del Consejo de Ministros, implicado en uno de los sucesos más escabrosos de la política española, y del que los historiadores pasan de puntillas. No dudó en utilizar los poderes del Estado en su contra, en contra de una mujer a la que se acusó de absolutamente todo, incluso del intento de asesinato de Isabel II, a manos del sacerdote demente conocido como «el cura Merino«.

       Hemos encontrado testimonios sobre su vida, libros y artículos de prensa. Testimonios poco conocidos, e incluso su propia obra, unos ejercicios espirituales a la Virgen del Olvido, Triunfo y Misericordia, de más de 600 páginas, en una edición personal pagada por la propia Reina Isabel (Reina y súbdita, amiga y confidente). Dos mujeres zarandeadas por el violento mundo de los hombres.

                Si Salustiano Olózaga, político indigno donde los haya fue su particular demonio (empleamos los términos de la época), su hermano Juan Antonio Quiroga será su personal ángel de la guarda, que la defenderá en el Congreso de los Diputados, aunque nadie tendrá la capacidad de evitarle destierros y sufrimientos, ni siquiera la propia Reina, en un país y época dominada por los espadones: Espartero, Narváez y otros muchos. La propia hermana de la Reina Isabel II, Luisa Fernanda se convertirá en una de sus  peores enemigas, junto con su marido, Antonio de Orleans, duques de Montepensier, instalados en Sevilla, ciudad a la que convirtieron en capital de la intriga política. Su vida y los acontecimientos que la rodearon, son un ejemplo de cómo se ha hecho la política en España.

             Su nombre salió a la luz pública en 1835, cuando por orden del gobernador civil de Madrid, Salustiano Olózaga, y con el permiso del Ministro de  Gracia y Justicia, la fuerza pública entró en su convento para arrestarla, bajo la supervisión del juez Modesto Alcazar. La orden era «curar a la fuerza» sus llagas en manos y pies y examinarlas. La prensa de la época se llenó de opiniones e interpretaciones del suceso. Hasta ese momento, su vida como monja solo era conocida en el ámbito eclesiástico y popular. A partir de ese momento todo fue de dominio público, en un país acostumbrado a usar la religión, ya sea a favor o en contra, como ariete político. Fue uno de los más grandes ejemplos de prevaricación administrativa y abuso de autoridad, por aprte del Estado,  aunque ninguno de esos  delitos no estaban contemplados entonces, por ser moneda común en el ejercicio político de aquellos tiempos.

          Desde 1835 hasta su exilio en Francia en 1868, tras «La Revolución» (auspiciada entre otros por el propio Olózaga), y deposición del trono de Isabel II, su vida será un torbellino de destierros en el propio país, y bajo acusaciones de todo tipo. Unos la acusaban de nombrar ministros y otros querían usar su supuesta influencia sobre la Reina Isabel, que la propia monarca  desmentirá en una carta fechada en 1904, unos meses antes de su muerte. En España, de muy poco sirve decir la verdad. Entre 1868 y 1877 permanecerá exiliada en Francia, en donde ya había estado desterrada entre e 1825 y 1853.

            A Sor Mª de los Dolores y Patrocinio se la permitirá regresar en 1877, y ya permanecerá en el convento de Guadalajara hasta su fallecimiento en 1891. La Restauración Borbónica de 1875 aflojará la tensión en torno a La monja de las llagas, pero no con respecto a Isabell II que morirá en París. Sus influencia y vida religiosa desaparecerá del espacio público y sobre su nombre empezará a cubrirse con el manto del olvido.

                   En 1925, tras la muerte de la que fuera su secretaria personal, Sor Isabel de Jesús (la francesita), su recuerdo volverá a cobrar actualidad, al iniciarse su causa de beatificación, promovida desde la Diócesis Primada de España, la de Toledo. Un escritor laico, Benjamín Jarnés, realizará una excelente biografía en ese mismo año. El texto de Jarnés pretende ser una visión científica, leteraria y equilibrada sobre la persona de Sor Patrocinio, pero acabará cautivado por la potencia de su ejemplo y sobre todo, por la virulencia de las fuerzas que se aliaron en su contra.

      La madre Isabel de Jesús lo escribió todo de modo claro y preciso, en una visión hagiográfica, pero de la que se extraen con facilidad la realidad de los hechos. Los biógrafos externos, como Jarnés,  quedaron atemorizados y sorprendidos ante la revelación de algunos hechos, que llegan hasta uno de los asuntos más sórdidos y tenebrosos de la historia de España, el ya mencionado «incidente Olózaga».

        Hay mucho más que contar y escribir, pero debe hacerse de modo ordenado. La puerta está ya abierta. El eco de lo sucedido está preservados por las silenciosas piedras del convento de Guadalajara, el de las Concepcionistas Franciscanas en el que reposa, y por otros sumidos en el silencio, como el del Real Sitio de San Ildefonso en Segovia.

      Todo se ha mantenido a salvo, aguardando el tiempo de ser contado sin apasionamientos, sin prejuicios, retirando la hojarasca y la maleza con la que se ha cubierto su nombre y su vida, que se desarrolló en un siglo feroz. Aun así, hay que conducirse con cuidado, porque las fuerzas que la acecharon, tanto a favor como en su contra, permanecen aletargadas esperando el momento de volver a entrar en conflicto.

Segismundo Casado y Abu Abd Allah (Boabdil)


                        

                     Casado y Boabdil , derrotas paralelas

      El coronel Segismundo Casado en 1939, y Abu Abd Allah en 1492, tuvieron que rendir sus capitales (Madrid y Granada), con una gran parte del territorio bajo su mando. Segismundo Casado rindió la II República española y Boabdil la «provincia musulmana de España». La historia ha tratado mal a estos dos hombres, pero la realidad es que defendieron sus territorios y a sus gentes, hasta el último momento; en la esperanza de un trato favorable para todos los que no tenían posibilidad alguna de irse, y porque esas eran sus tierras y sus vidas.

        Abu Abd Allah, Muhammmad XII obtuvo una Capitulaciones honrosas y el respeto para las vidas, haciendas y costumbres de los musulmanes andalusíes. Segismundo Casado no obtuvo absolutamente nada por parte del ya proclamado Generalísimo Franco. La leyenda llorona de Boabdil es falsa. La de la traición a La República del  conocido como coronel Casado también. Tras la rendición, Boabdil embarcó con destino a Cazaza y luego desapareció de la historia para siempre en la ciudad de Fez.  Segismundo Casado se fue a Londres, aunque pudo regresar a España en la década de 1960, y desaparecer también en un final muy oscuro.

                La derrota de La República social y de izquierdas española

       La caída de Barcelona el 26 de enero de 1939 supuso el final de la actividad bélica en los frentes de guerra, salvo pequeñas acciones, y sobre todo, la irremisible condena de la II República. El muy cuestionado Jefe del Gobierno, doctor Juan Negrín, pretendía una resistencia a ultranza, basándose en la teoría de que el inminente inicio de una guerra en Europa, cambiaría la suerte política de lo que quedaba de La República española. La evolución histórica mostró lo equivocado de esa idea, porque la II Guerra Mundial no comenzó hasta los ataques alemanes a Londres en  otoño de 1940. La resistencia hasta esa fecha se tornaba imposible.

           La supervivencia de la República en el último año, ya estaba solo garantizada por la heroica resistencia del Ejército popular y Constitucional de La República y sus muy dignos jefes militares y políticos. Lluis Companys, afirmó en una entrevista que: la operación del Ebro fue un golpe poético que destrozó todo el ejército del Ebro, perdimos 30.000 hombres y todo quedó disperso y deshecho (1). Tras su final, en noviembre de 1938, la caída de todo el territorio catalán era inevitable.

                   Santiago Carillo escribirá: Con Franco no había acuerdo ni compromiso posible. La paz para él era la continuación de la guerra, pero ya sin un Ejército que protegiera a los republicanos. Esta paz costó decenas de miles de vidas, entre ellas la del propio Julián Besteiro, sacrificadas fríamente para asentar con mayor firmeza su dictadura (2).

                            El Golpe de Estado del coronel Casado

               El 5 de marzo de 1939 el coronel Casado crea su Consejo de Defensa y destituye al gobierno de Juan Negrín. ¿Fue un golpe de Estado?. Los hechos muestran que el Estado republicano ya no existía. Manuel Azaña había dimitido el 5 de febrero y nadie aceptó sustituirle, la escuadra republicana había huido abandonando Cartagena, Las Cortes de La República, sin quorum suficiente, se reunieron en Figueres en el mes de febrero, y muchos de sus participantes se marcharon definitivamente a Francia. La última vez que el gobierno de Juan Negrín estuvo en Madrid fue en los últimos días de febrero, y el coronel Segismundo Casado le informó claramente sobre la inutilidad de prolongar la resistencia. A esta posición se sumó también el general Miaja.

      A la República española solo le quedaba en su poder la zona Centro-Sur y parte del Levante, con su respectivos Cuerpos de Ejército. Prolongar la resistencia solo hubiese exaltado aún más, la ferocidad de Franco y de su Ejército. Los mando militares estaba divididos entre prolongar la resistencia o pactar la rendición con Franco.

       El 5 de marzo se iniciaron en Madrid los combates entre los partidarios del ya depuesto gobierno del doctor Negrín, al que apoyaba el general Modesto, y los defensores  del Consejo de Defensa del coronel Casado. La lucha se prolongó hasta el día 1o. A partir de ese momento, cuando ya todos aceptaron a La Junta de Segismundo se iniciaron «las negociaciones» con Franco, que no fueron tales, porque solo aceptaba la rendición incondicional. No obtuvieron de Franco ni una sola concesión. Durante ese mes escaso, miles de personas y todos los dirigentes que susceptibles de caer bajo la represión franquista, pudieron escapar de España.

        Durante esos 20 días, tras el cese de los combates en el interior de Madrid, Franco se impacientó y amenazó con desencadenar una ofensiva general sobre todo el frente republicano, que hubiese causado otros varios miles de víctimas más. Una conquista de Madrid al asalto habría dado lugar a una masacre. La derrota de La República fue brutal y enormemente triste.

                                   La rendición de Granada

          Málaga se rindió a las tropas de los Reyes Católicos el 18 de agosto de 1487, tras un firme defensa de varios meses, en la que las tropas cristianas creyeron que no podrían conquistarla. Los historiadores juzgan como «salvaje» el trato dado a la ciudad y a los conquistados. Todo fue demolido, se ejecutaron a los renegados y a los que se negaron a rendirse , y se vendieron, repartieron y regalaron como esclavos a los hombres, mujeres y niños supervivientes. Almería pactó la rendición el 26 de diciembre de 1489. Granada ya estaba aislada y como dijera el Rey Católico: Me haré con el Reino de Granada grano a grano.  En una metáfora de la fruta que daba nombre el reino nazarí.

       Cortado el acceso al mar, lo que le imposibilitaba el recibir refuerzos. Quemadas y arrasadas todas la vegas y campos, para no poder obtener alimentos de ningún tipo, en la mitad de 1490, la suerte del Reino granadino estaba echada. Los nazaríes, con Boabdil al frente, se defendieron mucho y bien, pero Abú Abd Allah comprendió que lo mejor era evitar sufrimientos innecesarios frente a una situación inevitable y negoció una paz honrosa con los Reyes Católicos, entregando Granada y el resto del Reino, el día 6 de enero de 1492.

    Su intención fue la misma que la del coronel Casado. Boabdil no fue ningún traidor a su pueblo. Sin embargo, obtuvo algo que no lograra el militar republicano: paz, piedad y perdón, como dijera Manuel Azaña. Ninguna de esas tres palabras estaban en el vocabulario de Franco. La única paz posible con él, era la de la fosa del cementerio.

    Notas: (1) Por qué perdimos la guerra, Carlos Rojas, (2) La II República, recuerdos y reflexiones, Santiago Carrillo.

El convento olvidado del Real Sitio de San Ildefonso


               

               El Convento del Triunfo de la Inmaculada Concepción

 Enrique Delgado

     Algunas piedras guardan un mensaje, pero no siempre es posible interpretarlo o entenderlo. Las piedras no tienen prisa y pueden guardar su secreto durante años o siglos. Las ruinas de esta Iglesia conventual en el Real Sitio de San Ildefonso o La Granja, en Segovia, llevan más de 6 décadas en estado de abandono. Las impresionantes celosías de madera ocultan una historia a punto de perderse, incluso una de ellas se está hundiendo.  La enorme mole del convento, hecho con piedra de granito de Guadarrama, se mantiene incólume, pese a no haber recibido ninguna atención en los últimos 60 años. El altísimo campanario sigue vigilando y guardando celosamente los secretos de su historia y de su fundación. Lo más que aciertan a decir los habitantes del Real segoviano es que se trata de un convento, sin mayor detalle o especificación. Pese a todo, son una ruinas especialmente atractivas, casi orgullosas, en la esbeltez de las líneas que lo forman.

           Muchas cosas resultan  llamativas en esta historia, que nos persigue desde el año 2013, en el que por primera vez escribimos sobre ella. También es curiosa  la advocación de Nuestra Señora del Olvido, la virgen rectora de la Orden de la Inmaculada Concepción de María Santísima, fundada por la madre María de los Dolores y Patrocinio. Esta es la narración de una historia que hemos ido componiendo a lo largo de varios años, en la que un paso ha llegado solo después de otro, sin que haya sido posible saltarse nada. El olvido,  el del manto de Nuestra Señora del mismo nombre, ha cubierto y protegido estas ruinas a lo largo de años, localizadas en el Real Sitio de San Ildefonso. Ahora ha levantado su manto para que sea conocido  y no todo se pierda.

          Solo la aparición de un libro olvidado, editado en 1925, el de Sor María Isabel de Jesús,  ha permitido que conozcamos la historia completa de estas ruinas. Sor María Isabel, la francesilla, como la llamaba su venerada madre, compuso en sus últimos años una biografía completa de Sor María de los Dolores y Patrocinio. La riqueza de los datos recogidos da para muchos artículos, pero ahora solo nos centraremos en el convento.

                   Los conventos de la Madre Patrocinio

         Sor María de los Dolores y Patrocinio fue una reformadora de la Orden de las Concepcionistas, y en algunos textos se la compara con la labor de Santa Teresa, de hecho en ambientes canónicos se la llama la Santa Teresa del siglo XIX. Fue objeto de persecuciones por el Poder público, siendo desterrada varias veces en el interior de España (Talavera, Úbeda, Badajoz), y también enviada al exilio en Francia durante una década. Así mismo, fue objeto de martirio físico (golpes y palizas) para que se retractara de sus visiones, y de escarnio social con viñetas e historias difamatorias.

             Pese a todas estas trabas y reveses, no cesó en ningún momento en sus reformas y fundaciones: Torrelaguna en 1856, Aranjuez en 1557, San Ildefonso y El Pardo en 1559, 1561 en San Lorenzo de El Escorial y en Lozoya, en 1864 funda un convento en Manzanares, en San Sebastián en 1866. El fundado en Guadalajara en 1867 se convertirá en su sede permanente, en donde morirá el 27 de enero de 1891. Antes en 1868, tras el derrocamiento de Isabel II será exiliada a Francia al instaurarse la I República española tras un pronunciamiento militar. Las dos siguientes fundaciones e llevarán a cabo en Francia, Seine et Oise  en 1869, y en Beloc en 1871. Tras su regreso de Francia en 1877 reformará varios conventos; el convento de Las Puras en Almería, la del convento de San José en Madrid en 1877, y la de Corral de Almaguer en 1880. Fundará un convento en 1882 en Alcazar de San Juan en 1882, reformará el de Puebla de Alcazar en Badajoz en 1882 y el de Almonacid de Zorita en 1883. Las dos últimas reformas serán las de 1884 en Cabeza de Buey de Badajoz, y el del Santísimo en Granada.

                     8 de octubre de 1859 en La Granja de San Ildefonso

          Una Real Orden de 3 de agosto de 1859 dio el placet, a través del ministro de Gracia y Justicia,   a la  madre Patrocinio para fundar y poner en marcha el convento del Real Sitio de San Ildefonso, con la finalidad de mejorar la educación y conocimientos de la clase  menesterosa. será el siguiente en ser fundado tras el del Aranjuez, en un plan Real de fundaciones en los Reales Sitios.

               Sor María de los Dolores y Patrocinio llegó a La Granja de San Ildefonso el día 3 de octubre de 1859. Al día siguiente, 4 de octubre, se celebrará la primera misa en la iglesia del Convento del Triunfo de la Inmaculada Concepción, en honor de San Francisco de Asís, a la que asistieron todas la autoridades de la zona. El convento fue inaugurado solemnemente el día 8 de octubre, en presencia de la Reina de España Isabel II. Este que reproducimos a continuación, es el discurso inaugural de la madre Patrocinio y su opinión sobre el nuevo convento fundado, tras los agradecimientos protocolarios: El Convento  es muy bueno, con mucho mayor local que el de Aranjuez; la huerta no tan grande, pero tiene mucha fruta. Hay iglesia pequeña, algo más grande, como vez y media que la capilla. El coro bajo es anchísimo, de largo como el de Torrelaguna, ancho el doble por doble. Estas gentes son muy buenas y a todas nos ha probado bien. El día 10 tendremos la función de inauguración y establecimiento de la comunidad, a la que asistirán todas las autoridades, como el día de nuestro Padre San Francisco, y por la tarde tomarán el hábito dos o tres religiosas. Lo más esencial quedará concluido pronto, de modo que pienso dejar todo arreglado en debida forma, para marchar a primeros de noviembre. Los artistas y todos, por lo que se observa, trabajan aquí más con el corazón que con las manos, y tienen un respeto todos, grandes y pequeños, que no se observa en esa (Aranjuez). El administrador se porta admirablemente. Hemos encontrado muchas camas, mantas, vidriado y toda clase de muebles.

                                         El abrupto final

           Como puede comprobarse quedó muy satisfecha con el convento de San Ildefonso, que además contaba con unas dependencias conventuales. Los finales casi siempre suelen ser muy abruptos. Apenas 9 años después triunfaría la revolución y asonada militar que concluyó con el derrocamiento de Isabel II, su amiga y protectora. Apenas tuvo tiempo Sor Patrocinio de cruzar la frontera en dirección a Francia. Con la desamortización de Mendizabal en 1870, las monjas Concepcionistas franciscanas perderían la propiedad del convento para siempre. Las dependencias conventuales quedarán cerradas, y solo se usarán con posterioridad como hostal. La iglesia sin culto desde entonces, salvo por un breve espacio de tiempo en el que habitó una comunidad franciscana. Desde 1943 la iglesia es propiedad privada*.

             El artesonado de madera del techo, las decoraciones de los muros y otros elementos artísticos están en buen estado, solo presentan problemas las cubiertas. Todo permanece como testigo mudo de un tiempo ya pasado y casi olvidado.

Herejes, profetas y brujas


              San Ireneo de Lyon, un santo contra los herejes

          Hoy es el día de San Ireneo de Lyon, un santo y teólogo del siglo II, fallecido en esta ciudad de Francia, que compuso un monumental tratado contra la herejías del cristianismo, que por entonces eran legión. Su obra más conocida es Adversus Haereses, en las que detalla, combate e intenta refutar las más conocidas o activas del momento.

                Gracias a la obra de San Ireneo conocemos los nombres de muchas de ellas (Barbeliotas, Ofitas, Caínitas), siendo Valentín y sus valentinianos, y Marción, junto con otros muchos, los principales objetivos de sus invectivas. La erudición de San Irineo era inmensa. Tenía una gran ventaja con respecto a nuestros días, y es que estaban muy cerca de los sucesos acaecidos en Palestina en el inicio del siglo I, y contaba con el acceso a textos y relatos pseudo evangélicos que hoy ya están desaparecidas, porque ellos mismos los mandaron quemar. Pese a todo, para poder refutar las doctrinas herejes, debían citarlas de manera prolija, por lo que tuvo que transcribir el contenido principal de las mismas y sus principales afirmaciones, así como sus nombres, con lo que contribuyó a salvar parte de su contenido. Gracias a San Irineo se sabía de la existencia histórica del evangelio de Judas, por lo que la aparición del texto manuscrito hace unos poco años, ya contaba con una prueba de autenticidad esperando  desde el siglo II.

                                        La vida en la disidencia

                Herejes, profetas y brujas, no fueron otra cosa que personas que no aceptaron las verdades doctrinales imperantes en su momento. Unos se opusieron a ellas de modo frontal, los herejes, y les fue bastante mal. Otros grupos, como las brujas, eran mujeres que accedieron a conocimientos medicinales y curativos, y hacían uso de ellos entre la población, por lo que fueron objetos de la ira de los poderes establecidos, que eran los custodios de los saberes tradicionalmente aceptados, y reservados a las clases privilegiadas.  Los profetas eran por lo general, personas, que denunciaban la inmoralidad del poder reinante y pronosticaban su caída, con lo cual también eran objeto de persecución. Profetas y brujas intentaban hacerse un hueco dentro del sistema imperante, los herejes sí se enfrentaban a el.

           En el mundo moderno, surgido a partir del siglo XX, todos los que no aceptaron los sistemas dominantes eran calificados como «disidentes», en los países socialistas, y «antisistemas» en el mundo capitalista. A cualquiera de los grupos de personas encuadrados en categorías les suele ir mal, porque nada altera más a la sociedad, que una persona o grupo que disiente del pensamiento establecido, lo manifiesta y lo hace público, tenga o no seguidores. Quien se sale de la norma es objeto del acoso social, del escarnio o incluso de la ira. Obviamente ni todas las herejías fueron buenas, ni todas las disidencias aceptables, ni todos los profetas tenían tino. Eso sí, el desacierto de algunas de estas disidencias, no hace mejor ni justificable al sistema con el que se enfrentaron. Es una cuestión muy compleja. En general, las herejías, las disidencias, los profetas y las brujas, contribuyeron a mejorar el sistema y a hacerlo más humano.

                                 El triángulo místico de Lyon

                 Lyon, atravesada pro el Ródano, es la tercera ciudad más importante de Francia. Fue uno de los bastiones de La Resistencia durante la II Guerra Mundial, y también compone uno de los vértices del triángulo de peregrinaciones católicas de Francia. En las otras dos puntas se encuentra Lissieu y Ars sur Formans. Francia es muy revolucionaria, muy laica y también muy espiritual. Gracias a las fotografías de Betty Beges, colaboradora del Alminar, podemos compartir las espléndidas vidrieras de la iglesia de San Buenaventura, la catedral de San Juan Bautista, y otras imágenes de Lyon, en el día de San Ireneo.

Una historia bizantina


El cuento del gallo y del asno

          El Imperio Romano de Occidente cayó en 476, y la gran expansión árabe no llegó al Norte de África hasta el año 648, casi dos siglos después. Entre invasiones y desembarcos de los vándalos, los bizantinos y su imperio, apenas ejercieron su influencia en la zona a lo largo de dos siglos escasos. Sin embargo dejaron en la zona muchas leyendas (la del conde Don Julian) y un vocablo griego, parakaló (Παρακαλώ), que significa tanto «por favor», como «de nada», y que en el norte de Marruecos significa «gracias» y se pronuncia como barakalofi. Es la explicación más lógica a la presencia de este vocablo en el idioma del Rif, el tamazigh.

         Hay otro término conocido como aromi o arrumi, y que se cree que designa a los españoles, equiparándolos a los romanos. Pero esto no es correcto. El vocablo procede de los árabes, que jamás estuvieron en contacto con los romanos, pues su parte del imperio se hundió en el siglo V. Los árabes solo conocieron a los griegos, esto es, a los bizantinos, y es a ellos a los que llamaban así: rum o rumi, que eran los que profesaban la fe de Cristo.  Al llegar a la península, las crónicas árabes designaban como rumis, a los integrantes de las fuerzas que se les opusieron, pero es una palabra surgida de su contacto con los griegos o bizantinos.

               Al llegar las cruzadas a Jerusalén, en el siglo X, los árabes no llamaron a éstos rumis, que para ellos eran los griegos, sino que los conocieron como los «frany», los francos, y esto ya sí englobaría a todos los occidentales en general.  Los «frany» ofrecieron una imagen salvaje en Palestina, con sus caballeros cruzados. Al defender a Cristo con la espada, siempre desde el punto de vista árabe, corrompieron para siempre sus enseñanzas. Pese a todo, las cruzadas no fueron pensadas solo para combatir a los árabes, sino también a los propios cristianos. Hubo una cruzada contra las herejías cristianas de Europa y otra contra los cristianos de Constantinopla.

                       Genios y demonios en el mundo rifeño

        El norte de África es un territorio de mezclas, de historias, de leyendas y de gentes. Hay creencias y leyendas comunes. Una de ellas hace referencia a los genios, ángeles y demonios y a su manera de detectarlos. Son los seres invisibles o puramente espirituales. El profeta de los musulmanes, Mahoma, explicó en sus hadizes o dichos, algunos puntos oscuros de la revelación coránica, y también opinó de temas mundanos. Según el hadiz de Bujari y Muslim afirmó: Cuando escuchéis el canto de un gallo pedid a Al´lah sus bondades, porque el gallo ha visto un ángel, y cuando oigáis el rebuzno de un asno, buscad refugio en Al-lah, porque ha visto a un shaitán.

            En algunas casas de Melilla, todavía se pueden ver y escuchar el canto de los gallos. Hace no muchos años, podía oír un gallo desde mi casa todas las mañanas. También es verdad que los asnos rebuznan sin venir a cuento y provocan a veces más de un sobresalto. Si a nuestro paso escuchamos el canto de un gallo, o un rebuzno, podemos saber qué tipo de espíritu nos acompaña. En mis visitas al barrio hebreo de la semana pasada siempre cantó el gallo, y el asno permaneció en silencio.

           También, mi amigo Wally, el librero, me regaló una novela «El ángel sombrío» de Mika Waltari, sobre la caída de Constantinopla en 1453, y por fin he podido unir todas estas historias que debía contar. Nombres ya perdidos en la historia, como el del Megadux Lukkas Notaras, o el del último emperador de Bizancio, Constantino Paleólogo,  vuelven a aparecer ante nosotros.

Isabel II y Sor Patrocinio


            Mujeres en un mundo de hombres

       La sociedad patriarcal ofrece pocos resquicios en un duro muro de dominio. Las mujeres son las principales víctimas, la gran revolución pendiente,  aunque los hombres tampoco escapan a la construcción de modelos y patrones diseñados para todos y de los que es difícil escapar.

             El 10 de noviembre de 1843 una niña de 13 años, Isabel de Borbón, a la que el Parlamento español, compuesto íntegramente por hombres,  jura el cargo como Isabel II, como Reina de una monarquía absolutista. Su educación fue deficiente y muy escasa en cualquier aspecto. Tres años después la obligarán a casarse, por decisión parlamentaria, con su primo Francisco de Asís, al que despreciaba, en el mismo día en que cumplía los 16 años, el 10 de octubre de 1846. «Pónganse ustedes en mi caso. Este me aconsejaba una cosa, aquel otra, y luego venía un tercero y me decía: ni esto ni aquello debes hacer, sino lo de más allá», le confesará a Galdós, en una citas rescatadas por el libro de Isabel Burdiel sobre la vida de esta ultrajada mujer, un juguete en manos de los más oscuros intereses de la época. «Diecinueve años y metida en un laberinto en el cual tenía que andar palpando las paredes pues no había luz que me guiara. Si alguno me encedía una luz, venía otro y me la apagaba». Isabel II abdicará en 1868, tras el triunfo de la Revolución conocida como La Gloriosa. Dice la autora de la biografía que no es posible ponerse en su lugar y yo creo que sí.

         Mª  Josefa Dolores Anastasia de Quiroga y Capopardo

    Este aparentemente complicado nombre se resumiría muy pronto y cobrará toda su dimensión si la mencionamos por su apodo religioso, Sor Patrocinio, a la que algunos quisieron comparar con la versión española de Rasputín, el monje negro que ejerció una nefasta y perversa influencia sobre la zarina Alejandra.  Mª Josefa Dolores nació un 27 de abril de 1811. Las biografías de la Reina Isabel II y de la monja coincidirán desde los primeros años de su reinado y la biografía de la primera mujer  no puede entenderse sin la de la segunda.

       Fue la época de los espadones, Espartero, Narvaez, O Donnell, Olózaga, su propia madre la regente Mª Cristina y la de tantos hombres a los que describe de esta manera el mejor biógrafo de Sor Patrocinio,  Benjamín Jarnés: «Y más si el espíritu se debate en un mundo grosero, entre hombres rectilíneos o de torpe sinuosidad, como lo fueron casi todos los hombres que nutrieron el ejercicio político de España, durante el siglo XIX».

           El 2 de febrero de febrero de 1852, el sacerdote demente conocido como el cura Merino, intentó asesinar a la Reina en la madrileña calle de Atocha. Sor Patrocinio sufrió también otros dos intentos de atentado en el refectorio,  por parte de intereses tan oscuros, que jamás se llegó a averiguar los motivos o la autoría. A lo largo del reinado de Isabel II, sor Patrocinio sufrió diversos destierros en suelo español, e incluso uno entre 1868 y 1877, que finalizó tras la Restauración de la monarquía en la cabeza de Alfonso XII, hijo de Isabel, a la que jamás se permitió regresar a España.

         La dignidad de ambas mujeres fue atropellada en lascivos panfletos que las representaban en un burdel, caso de Sor Patrocinio, o de prácticas lujuriosas y desenfrenadas, caso de la Reina. Curiosamente, los panfletos se editaron el las imprentas de los hermanos Becquer, y dicen que con el patrocinio (sin doble sentido), del espadón Narváez, que a su vez se hacía pasar por uno de los grandes valedores de Isabel II. El camino para dñar la imagen de una mujer es siempre el mismo. El imaginario machista es cerril y siempre sigue la misma senda, como la de las yuntas de  bueyes.

               La historia del convento abandonado de San Ildefonso

          Jamás pude pensar, que ese fantasmal edificio de granito de la sierra de Guadarrama, cercano a la casa de mi madre, pudiese albergar tantos secretos en sus ya enmudecidas piedras y celosías. El edificio hipnotiza. El eco de los sucesos vividos allí dentro tarda en apagarse, diría que no se ha extinguido aún. Las piedras hablan y a veces llaman, pero hay que estar atentos y saber escucharlas, y también a personas. Hay que buscar las voces de aquellos que conocieron las cosas antes que nosotros. Lo que no se escribe desaparece en la tiniebla del olvido.

             San Ildefonso, o La Granja, fue durante 25 años la capital espiritual del reinado isabelino. Por allí pasaron Sor Patrocinio o monja de las llagas, y el padre Claret. En 1858 Sor Patrocinio fundo 4 conventos entre El Pardo, La Granja, El Escorial y Lozoya, lugares a los que Jarnés llama «los parques reales». Tan solo 10 años después todo estará quemado y destruido.

              Todos los años me acerco allí, y entre sus rendijas intento captar la presencia de algún eco del pasado, de algún fantasma, o de alguna voz no oída de las piedras, en las que todavía hay algo que sigue llamando.

           PD: La importancia del reinado de Isabel II para Melilla es absoluta, pues durante el mismo se firmaron los tratados de ampliación del territorio melillense en 1860. En sus manos se puso el Decreto de la demolición y tala de la mezquita, morabito e higuera santa del cerro de Santiago, el secreto mejor guardado de la historia de Melilla,  hasta que lo desvelamos. Fue la época en la que los espadones españoles camparon a sus anchas por el territorio marroquí.

 (1) http://elfarodigital.es/enrique-delgado/28099-la-mezquita-de-la-higera-147-anos-de-su-demolicion.html#