Teoría de la relatividad


Un mundo hostil

     Me han robado el móvil a las 17h 30 minutos de la tarde, en acto de servicio, mientras buscaba una dirección para mi trabajo. Todo esto ha sucedido en la Carretera de la Vía Láctea, junto al callejón del Universo. Parece «2001 Odisea en el Espacio» , pero solo es 2015 en la Galaxia de Hidúm. Un poco más abajo de donde se ha producido el hecho se encuentran los callejones de Caronte (el barquero del infierno)  y Pandora (la caja que al abrirse esparció los males por La Tierra). Quién puso algunos de esos nombres, acertó casi de pleno, con la situación social latente de éste barrio.

    Hablo de estos barrios y estas calles porque transito mensualmente por ellos, como muchos otros trabajadores: carteros, repartidores, notificadores de La Administración. Lo hago desde hace muchos años, y nunca me había sucedido nada hasta ahora. El mundo se está volviendo hostil. En el Distrito 5º se concentra la mayor parte del desempleo de Melilla. Hay mucha gente, sobre todo joven, sin presente ni futuro. Son muchas horas sin nada que hacer, y eso es tener siempre abierta una puerta al mal.  Los malos ejemplos son siempre mayores que los buenos, y sobre todo, más fáciles de imitar.

       Dentro de la violencia  del suceso, ha resultado la mínima posible. Traigo a colación a Albert Einstein, porque su Teoría de La Relatividad estableció una Ley Universal, como la del callejón. Einstein solo dijo que era relativa la percepción del tiempo según la posición del observador, pero dejó claro que existen tanto el tiempo como el espacio.

           Del concepto de La relatividad se pasó al relativismo social, y esto es algo falso, porque el Bien y el Mal existen, así como las acciones que fomentan uno y otro. Si nada tiene premio ni castigo, entonces todo da igual y nada importa. Esta es la norma que impera. Ahí está el caso de Rodrigo Rato, de Miguel Blesa y de tantos y tantos otros. Los bandidos siguen libres y los jueces que intentaron castigar sus fechorías fueron apartados de sus funciones. El mensaje que se transmite a la sociedad es demoledor.

                                               Lecciones de un robo

           No confío en internet. Es un mundo en el que los hackers se mueven a sus anchas. No realizo  ningún tipo de operaciones a través de ella. Los teléfonos móviles son los más vulnerables de todos. Además puede ocurrir que se pierdan, extravíen o sean robados, por lo que no se deben usar para otra cosa que no sea la que su nombre indica. Por ello recomiendo el borrado y vaciado constante de cualquier cosa almacenada en estos aparatos. A partir de ahora, lo que venía siendo una norma genérica lo convertiré en una ley personal. Si se extravía o lo roban, que sea solo un teléfono lo que se pierde.

             Muchas veces he escrito que no se pueden  abandonar áreas completas de las ciudades a su suerte, como es el caso de Reina Regente, de la urbanización Los Pinares, de La cañada de Hidúm. Caminar, moverse  por estos espacio urbanos es muy inquietante. No hay vida en las calles, ni cafeterías, ni espacios comunes, no hay nadie sentado en los pocos bancos públicos. Todo se lleva a cabo dentro de las casas y a partir de una determinada  hora las calles están vacías. Mientras que en otras partes de la ciudad una papelera caída, o una tulipa de farola rota,  causa alarma social, por aquí, en la Vía Láctea, un coche puede permanecer en este estado durante un mes, sin que nadie siente la necesidad de llamar a los servicios municipales para que lo retiren.

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El fin del monumento a la diversidad


                             Crónica del monumento perdido

              Hay dos venenos que como se permitan crecer en una sociedad, acaban con ella, son los venenos del odio y del resentimiento. Ha pasado solo una semana desde su instalación, y el monolito ya está reventado. Ha durado exactamente nueve días. Cuando sobre un barrio se asienta el desempleo, la falta de oportunidades, la marginación social, y además le cae encima la etiqueta de la radicalidad religiosa, entonces se está al borde del precipicio social y político.

               En los últimos cuatro años, a este barrio no se ha acercado ni uno solo de los componentes del gobierno de la Ciudad de Melilla. Apenas se atreven a traspasar la frontera que marca el puente de la avenida de Barcelona, sobre la confluencia del Río de Oro y el arroyo de Farhana, en la urbanización de Las Palmeras, y por allí tampoco se les ve.  Cuando se abandona un Distrito completo de la ciudad a su suerte, no se puede pretender instalar allí un monumento tan absurdo, y que dure mas de 10 días.

               Este gobierno de Melilla lleva como tal, al frente de la ciudad desde el años 2000, y el plan para el Desarrollo de los Distritos 4º y 5º solo se les ocurrió en las pasadas elecciones. Eso sí, nombraron a un alto cargo de libre designación para llevar a cabo un plan ineficaz y tan absurdo como el monumento de los 9 días.  Una ludoteca, un campo de fútbol, y las migajas de los planes de empleo, no sirven para la integración de un barrio en el conjunto de la ciudad.

                      El Alminar de Melilla se creó hace cuatro años, también en periodo electoral, y ya advertimos entonces, que del ejemplo de Sarajevo, la ciudad Olímpica y de la convivencia, a la de la guerra religiosa y étnica, se pasa en un solo momento. Entonces nos dimos cuenta y eramos conscientes de la gravedad de la situación. Hoy la fractura social se ha convertido ya en abismo. Apenas quedan puentes que cruzar.

          En Bosnia, en Yugoslavia, tuvieron la mala suerte de contar con los peores dirigentes posibles, un la situación política más difícil. No solo no apagaron el incendio en ciernes, sino que lo avivaron.

             En estos días en La Cañada, siempre que me he acercado, me han preguntado dos cosas: si pertenecía a algún partido y si pagaba alguna cantidad por el próximo voto. No se fomenta la diversidad sino la diferencia, no se fomenta la convivencia sino la diferencia social. Quienes nos han llevado a esta situación política sin retorno, no pueden seguir por más tiempo al frente de la ciudad. También sobran algunos de los que se presentan como alternativa.

        Nota:  (1) https://elalminardemelilla.com/2011/05/11/la-parabola-de-sarajevo/. (2)https://elalminardemelilla.com/2015/05/13/un-monumento-en-la-canada-de-hidum/ (3)https://elalminardemelilla.com/2013/04/05/la-parabola-de-yugoslavia/

Un monumento en La Cañada de Hidúm


                                                Inaugura y Corre

          La política de desarrollo de los Distritos 4º y 5º empieza  a dar sus frutos, aparte de los propagandísticos. El gobierno de la derecha popular de Melilla ha instalado un artefacto indescriptible, en una de las dos rotondas inauguradas en La Cañada el pasado mes de octubre, por la módica cantidad de 64.000€.

              Ha pasado medio año y ha emergido allí un insólito monumento, que nadie de los preguntados sabía muy bien qué representa, o de qué se trata. Parece un segmento de un  línea cúfica ornamental, que se entrelza sobre sí misma. Recuerda o quizá lo intente al entramado ornamental árabe. Pero todo esto son suposiciones. Cuentan crónicas no escritas,  que por primera vez en toda la legislatura, el Presidente de Melilla Juan José Imbroda se acercó, fuertemente escoltado, a las inmediaciones del Parque de La Cañada, para visitar la zona, y dar por inaugurado el monumento.

                    La igualdad de los barrios y el desarrollo armónico de la ciudad consiste en esto: rotondas, ludotecas y monumentos. Este es el concepto imperante de diversidad, al menos eso es lo que pone en la placa de la base del monumento.

Nota: (1)https://elalminardemelilla.com/2014/10/26/en-la-galaxia-de-hidum/

En la galaxia de Hidúm


              En Madrid acaba de presentar una exposición titulada «El universo de Melilla».  Esto es la galaxia de Hidum, porque alguien, hace algunos años tuvo la ocurrencia (que habrá que corregir algún día),  de nombrar a todas estas calles con nombres tales como Alfa Centauro, Orión, Casiopea, Perseo, La Hidra, Ptolomeo, Las Aurigas, Osa Mayor, La Luna, y a la carretera que circunvala el barrio se la llamó Vía Láctea. Es uno de los mayores dislates de la gestión administrativa de Melilla. Aquí no hay calles, solo callejones y pasadizos.

           En otras partes de la ciudad la gente se queja del pésimo estado de las aceras, de mal estado de la señalización vial, de la ausencia de papeleras. Aquí, en el corazón de La Cañada de Hidúm, o de La Muerte, o Monte de Reina Regente, o Barrios de Los Cuernos, la gente se queja de que no existen aceras, o donde ni siquiera llega La Ciudad, porque en este lugar, todavía, a ir al centro de la ciudad se le llama «bajar a Melilla».

                           Rotondas en medio de la nada

          Acaban de instalar dos rotondas, dentro del plan denominado con el eufemismo de Desarrollo de los Distritos 4º y 5º. La realidad enmascarada siempre con el lenguaje. Un joven del barrio me condujo hasta una de ellas y me preguntó: ¿Tú crees que estas rotondas valen 64.000€?. Han realizado dos rotondas, ésta que comunica con la carretera de Hidúm y otra al pie de la Vía Láctea por el importe indicado.

                 Vista la rotonda y manifestado mi desconocimiento acerca del importe de los materiales de obra y de los jornales de los obreros, me condujo hacia la zona que ni siquiera tiene acera, desde hace más de 20 años. Todo es una rugosa superficie de hormigón desgastado y propiciador de caídas de ancianos y de niños. Esta es la zona de las tiendas, ya casi todas cerradas y sin actividad económica alguna. Todos los residentes bajan por la carretera de Hidúm, la mayoría de ellos a pie, en busca de los comercios en donde abastecerse.  La única panadería del barrio está a punto de cerrar.

               No solo es la inseguridad, es también la falta de actividad económica la que provoca la desaparición de los comercios. En una estimación propia se podría decir que la mitad del total del paro de la ciudad de Melilla se concentra en este barrio, sin futuro y casi sin presente.

                  Transitar por estas laberínticas calles es sumergirse en un mundo irreal. No se cruza uno con nadie y toda la vida se realiza dentro de las casas. A partir de cierta hora, que suele ser la de la puesta de Sol ya nadie sale a la calle, principalmente las mujeres. La única vida posible pasado el atardecer, se concentra en torno al cafetín, al quiosco del barrio y en las mezquitas, ambas de orientación salafista, una moderada y otra rigorista. La moderada es la clásica del barrio, la primera existente, al del alminar de estilo almohade, está situada en el final de la calle Ptolomeo. La otra, llamada la mezquita blanca por el color de su interior, fue edificada hace una década.

                 Un poco más arriba, mi guía particular, me muestra la salida del callejón de Las Aurigas, en donde en época de lluvia o con suelo húmedo, suele caerse la gente que por allí transita. La inclinación del suelo invita a ello.

               ¿Cuál es aquí el futuro?. Casi ninguno. Aquí ni siquiera llega la gestión de la ciudad,  Melilla es la que está un poco más allá de la nebulosa de Orión, a algunos años luz de aquí.

Los vientos de La Cañada de Hidum


        ¡Quien siembra vientos, recoge tempestades!                                                                                                                                               Presidente Imbroda, octubre de 2010

      Los distritos 4º y 5º de Melilla (Reina Regente, Cabrerizas, Monte Mª Cristina y Tiro Nacional) son un polvorín, y en ellos se concentra la tasa más alta de paro de toda la ciudad. En el monte de Reina Regente hay una calle que se llama Pandora, de la que ya hemos hablado. La Cañada ya explotó en octubre de 2010, pero en contra del entonces Gobierno socialista, y resulta curioso releer la hemeroteca, para enfrentar a algunos a «sus vientos y tempestades».

        ¿Podríamos hoy decir que comprendemos moralmente a los autores de los disturbios?. Esto lo dijo un presidente de Melilla, pero claro, los disturbios de entonces iban en contra de los dirigentes socialistas  y entonces sí eran moralmente justificables, no en las formas, pero sí en el fondo.

       Resulta enigmático que tras la publicación en un diario local de la lista de los Planes de Empleo, que dieron trabajo a 1600 personas, el número más alto de los contratados hasta la fecha, estallará una de las revueltas más violentas que se recuerdan. Las de este año 2014 han sido un pálido reflejo de aquellas, porque en octubre de 2010 afectaron a los dos distritos marginales de Melilla, y se prolongaron durante casi tres días.

         Destacan varias cosas al repasar la hemeroteca y una de ellas, la más llamativa es que los tres periódicos de la ciudad, atribuyeron a la Delegación del Gobierno la responsabilidad de la revuelta. Una unanimidad sospechosa, que hizo pensar en una «autoría intelectual de la rebelión», o en algún hilo negro como conductor y zurcidor de los mismos. En aquel año, el entonces Delegado del Gobierno dio una buena muestra de reflejos, y recibió al cabecilla o máximo dirigente del barrio, que no de los disturbios.

         Tras la comprensión moral presidencial, que nunca de los disturbios, salió el resto de la corte a ahondar en el surco del arado establecido desde lo más alto, senda que siguieron el Vicepresidente 1º y la Presidenta de la Asamblea. Todos atribuyeron, sin excepción posible, al PSOE la responsabilidad de lo sucedido, resultando culpables tanto cuando estaban en el gobierno como cuando están en la oposición.

           Muestro los hechos, sin juzgar, para que cada cual compare ( yo ya opiné sobre los disturbios de 2010), y extraiga sus conclusiones, si es que quiere hacerlo. Mi opinión es que estas tempestades son las mismas que las del año 2010, y que el sembrador de las mismas, recoge ahora el fruto sembrado hace tres años. Ocurre también que una vez echada la semilla uno ya no puede detener el proceso y no le puede pedir al campo que este año no de fruto. También sucede que no siempre se recoge solo aquello que se siembra, porque junto al trigo también está la cizaña. Cada uno es responsable de sus actos, y de lo que hizo y dijo entonces, y de lo que hace y dice ahora.

                 Se recoge lo que se siembra,  pero no todo,  porque a veces los sembradores no son los mismos que los recolectores,  y también porque a algunos les toca recoger lo que sembraron otros. El fuego una vez encendido lo devora todo.

La Cañada de Hidúm


                        

              Historia de La Cañada de Hidum

        Hasta 1860 Melilla se extendía a lo largo de 1 km². Tras los acuerdos con Marruecos para la extensión del territorio melillense se añadieron a la ciudad otros 11 km², hasta completar los 12 actuales.  Se sabe que la comarca de Melilla era un territorio poblado desde siempre, en donde el peñón rocoso de la ciudad vieja, sería la zona en dónde se realizaban las transacciones comerciales, el lugar del mercado. Cuando llegaban los piratas, la población se refugiaba en el interior de la comarca. Todavía no se ha investigado a cuantos pobladores desplazó el acuerdo entre España y Marruecos, que debían incribirse en un registro del Sultanato marroquí y certificar las propiedades que tenían en la nueva zona española. En los acuerdos se especifica que era el Suktán de Marruecos el que debía pagar las indemnizaciones, que nunca fueron satisfechas.

        El caso es que entre 200 y 400 familias ( 1000 y 200o personas) quedaron desalojadas y se repartieron entre la cábilas limítrofes (Mazuza, Beni Chicar, Mezquita) y tmabién dieron lugar a la edificación de nuevas poblaciones, como Farhana, a donde se desplazó la mayor parte de la gente, incluido el propio Sultán, que ordenó edificar la ya derruida alcazaba de Farhana. Las guerras entre los propios cabileños y el sultanato volvía a originar un movimiento de desplazados, pero esta vez en dirección a Melilla. Hasta 1920 existía un gran campamento de refugiados marroquíes en el Cerro de Camellos, que ya no volvieron a Marruecos, entre otras cosas porque el Protectorado convirtió toda la zona del Rif en España. De aquella época datan los primeros asentamientos autorizados en la zona de La Cañada de Hidúm. Con la creación del cuerpo de Regulares Indígenas y la utilización de marroquíes por el Ejército de Franco, se autorizó la residencia de las familias de aquellos soldados que contribuyeron a la victoria franquista.

         Poco a poco y al margen de cualquier plan de edificación, La Cañada de Hidum se ha ido expandiendo de modo cosntante, pero desordenado. El trazado interior reproduce claramente el modelo morisco de asentamiento, situado sobre un cerro, con calles muy estrechas y con trazado serpenteante, en donde es fácil desorientarse. La expansión urbanística descontrolada ha multiplicado el barrio por 10 en apenas 20 años, con frecuente y habitual ocupación de terreno público. En nada se parece este barrio al de finales de la década de 1980.

                    ¿ Es posible legalizar La Cañada ?

    La Cañada es el único barrio de Melilla sin acceso a la red telefónica, o en donde la recepción de la televisión crea una zona de sombra. Alcantarillado o el acceso a la red de agua potable son cosas recientes. Incluso la instalación de la luz eléctrica presentaba ciertos problemas, ya que al no estar muchas viviendas legalizadas, no se podían obtener cédulas de habitabilidad y por tanto, no se podía realizar contratos de suministro eléctrico.

   El Plan para el Desarrollo de los Distritos 4º y 5º arrancó con mucha fuerza, pero parece que se va a quedar solo en el nombre. Para legalizar el barrio habría que ir edificando nuevas zonas y demoliendo otras, adaptándolas a un modelo urbanístico seguro, en donde puedan acceder los servicios de emergencias. Un desarrollo de ese tipo requeriría mucho dinero y eso parece ser que es lo que no hay ni habrá. Por tanto, atrapados en una situación muy difícil, sólo queda como opción el legalizar jurídicamente algo que de hecho ya es una realidad, pero eso presenta muchos problemas, porque aceptar como un hecho la ocupación de terreno público crea complicadas situaciones legales. Para hacer eso sería necesario impedir que se siga ocupando terreno público y  trazar una raya desde la cual empezar la legalización.

           Aun así, y aceptando todo lo anterior, hay zonas difícilmente legalizables, pues el urbanismo es tan desordenado, que en caso de catástrofe no podrían acceder los servicios de emergencias. Casas que no están construidas con los criterios vigentes de construcción y que en caso de ser legalizadas convertirían al Ayuntamiento en responsable civil de lo que ocurriese. Parece que tenemos un nombre para un plan de desarrollo, que puede quedarse solo en eso y en alguna que otra medida de titular espectacular, pero poco fondo social y político.