Filtraciones en el «aparcamiento magno»


                               El agua se filtra en Isla de Talleres

         El agua siempre se filtra. Esto lo aprendí en curso online sobre construcción de presas de la Universidad Politécnica de Madrid. Por este motivo no se puede edificar presas sobre rocas calizas, porque no retienen el agua. Existen varios errores así en la geografía nacional. Por ello hay que buscar suelos impermeables, o impermeabilizar los materiales. Todas las presas tienen en su interior filtros y drenes que desalojan el agua por debajo del núcleo central impermeable o del muro pantalla, porque el agua siempre se filtra. Esto es lo que está ocurriendo en Isla de Talleres, en la planta subterránea tercera de su aparcamiento.

          Nada de esto nos importaría si la Ciudad Autónoma de Melilla no hubiese invertido aquí 14 millones de euros en la compra de 707 plazas de aparcamiento, que apenas se utilizan, y de las que una cantidad apreciable, casi un 10%, son de tamaños demasiado reducidos para los vehículos actuales, o por estar delimitadas por un número excesivo de columnas. Esto es lógico porque en realidad se trata de la sustentación de las otras plantas y del edificio que hay encima.

        La planta s3, de color verde,  casi nunca se utiliza y solo se abre en casos excepcionales como durante la celebración de la Carrera Africa de La Legión, o en épocas festivas, en las que se prevé una mayor afluencia de público al centro urbano. Claro que en un Gobierno Local que dice apostar por el transporte público (aunque le ponga cada vez más obstáculos en su recorrido), las rutas pedestres, o el uso de medios alternativos como la bicicleta, y que obstaculiza a diario el acceso al centro de la ciudad en coche; no resulta congruente que  gaste esa desmesurada cantidad de dinero en unas plazas de aparcamiento, que a todas luces son excesivas. Parece más bien una subvención encubierta a una  empresa constructora. Las plazas de garage no se utilizan, porque pese a las campañas en contra, el vehículo solo se utiliza en Melilla cuando es necesario. Desde el sábado a medio día hasta el lunes a primera hora, Melilla es una ciudad casi sin coches.

            Lo que resulta sorprendente, es que estas dos plantas que vemos, sean solo una cuarta parte de las 3200 que existe y que se encuentran en no se sabe qué lugar. Quizá cerca del infierno, aunque esas son privadas y no nos interesan. El caso es que la mitad de las plazas públicas de aparcamiento se encuentran en una planta en que la humedad y el agua ya han aparecido. Al no utilizarse, no funcionan los extractores de aire y el ambiente es muy denso y cargado de humedad. La planta parece un gigantesco y deshabitado condensador de agua. Afortunadamente la iluminación de la planta es verde, porque si hubiesen escogido el naranja, parecería la mismísima entrada del averno. Ahora parece una pecera o un acuario.

 

 

 

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Historias del aparcamiento magno


 

          La historia se forma con los grandes acontecimientos y con los pequeños, los que pasan desapercibidos, y más con estos últimos que con los primeros. Lo que nos encontramos a diario, en la vida cotidiana es lo que da forma a nuestro devenir. El aparcamiento público de Isla de Talleres es la historia de una gran ruina, con 14 millones de euros adelantados a la empresa Magna Melilla a cambio de 707 plazas de aparcamiento, de las que apenas se utilizan 100. Sin embargo hay muchas más, hasta 3200. Todas las cifras de este lugar son mareantes y también existen leyendas. Hay quien cuenta que alguien pensó dar con el negocio de su vida, y que ahora se arruina en la oscuridad; pero esto no puede comprobarse.

      Había otra historia oculta, poco conocida, que hablaba de la venta de automóviles en su interior. Es cierto que Melilla está llena de coches, pero que no circulan, solo están aparcados, en venta en las calles. Sin letreros, sin anuncios. Son los negocios que no se anuncian, pero que existen. Durante dos años, el aparcamiento público de Isla de Talleres o Aparcamiento Magno, fue gratuito, para que cogiésemos la costumbre de pagar por aparcar, pero no nos acostumbramos.

     Las dos plantas útiles de aparcamiento se llenaron a rebosar, pero de compra y venta de coches. No son tantos los vehículos que circulan en Melilla, ni la gente esa tanto el coche como se cree. Solo hay que esperar al domingo para comprobar que en nuestra ciudad solo se coge el coche cuando se necesita. Quieren vendernos otra cosa pero para promocionar otras actuaciones millonarias. Algunos confunden obstaculizar la circulación con peatonalizar las calles, como el absurdo giro que han impedido alrededor de la Cruz de los Caídos, en la avenida de la Duquesa de la Victoria.

       Emvismesa (la empresa pública de Melilla) está arruinada. La ciudad está arruinada, pero eso quizá se vea a partir de 2019. En los días en los que ni siquiera tengo ganas de buscar aparcamiento, he utilizado el parking magno, y en la única planta abierta al pública, la otra permanece en estado fantasmal, pude ver dos coches con cepo y uno de ellos con un número de teléfono. Era la prueba que necesitaba, la confirmación de que la venta de vehículos en el mayor aparcamiento del mundo era cierta. Algún día, quizá, nos enteremos de la verdad de todo.

   Nota:https://elalminardemelilla.com/2017/05/24/el-aparcamiento-magno/

El aparcamiento magno


                   Las impresionantes cifras del vacío

    A lo largo de los seis años de existencia del Alminar, hemos dado buena cuenta de la impresionante obra que supuso la construcción del parking de Isla de Talleres. Son 5 plantas excavadas bajo tierra, con 3200 plazas de aparcamiento, de las cuales 707 (muy extraña cifra), fueron compradas por la Ciudad de Melilla, por la cantidad de 13.750.000€, o sea a 19.500€ cada una. Eso quiere decir que además de las dos plantas que vemos, existen otras 3 más, con 2493 aparcamientos, que suponemos igual de vacías que las del aparcamiento público.

    Uno de los grandes problemas de Melilla es que existe mucho dinero en circulación, tanto en la economía oficial, como el la oficiosa o atípica. El dinero lo distorsiona todo y crea contigüidades invisibles entre Poder y negocios.

      La Ciudad Autónoma intentó crear el hábito de «pagar por aparcar», pero la realidad es que no hacían falta tantas plazas de aparcamientos de titularidad pública. La otra cuestión es que a las arcas municipales les da igual rentabilizar o no la inversión realizada, algo que no sucederá hasta pasado el año 2300, cuando ya nada de esto importe, y el destino de Melilla ya no esté en nuestras manos. El centro de la ciudad no tiene población y queda vacío pasadas las ocho de la tarde, por lo que ante cualquier acontecimiento público de gran magnitud, se encuentra suficiente sitio libre para aparcar. Nada de esto fue una previsión acertada.

     Las fotografías están realizadas con ocasión del acontecimiento de La Carrera Africana, y si ante un evento así, las dos plantas de aparcamiento están así de vacías, entonces queda demostrado que no eran necesarias. Nunca habrá tanta gente en el centro de Melilla como en una ocasión como esa, salvo la Cabalgata de Reyes o la de Carnavales.

     El otro problema es el acceso, complicado en la entrada, dada la dimensiones de los coches actuales y teniendo en cuenta el tipo de vehículo preferido en la ciudad: los mastodónticos 4×4. La salida es sencillamente infame. Eso sí, hay que agradecer que el árbol no esté situado en el centro del carril.

      La obra, fue prácticamente financiada con la inversión público, sin embargo el mejor acceso a los aparcamientos, los de la parte privada, fue construido gracias a una cesión generosa de terreno público, para lo que hubo que desmontar el patio de la antigua Casa de Socorro. Son las incongruencias de ésta ciudad, en la que el dinero sobra, para ser derrochado.

     El resto de las cifras magnas son estas: 29.000 m³ de hormigón; 20.000 m² de parking; 8800 metros lineales de muro pantalla (Trump debería tomar nota); 100.000 m³ de tierra evacuadas; 88.000 m³ de gua achicadas( el pantano de Las Adelfas); 3500 Tm. de hierro utilizado ( 1/2  Torre Eiffel). Y todo esto para el uso y el beneficio que se ve en las fotografías.

    Nota:https://elalminardemelilla.com/2012/03/01/tocando-fondo-en-isla-de-talleres/

El azul se paga


       

          El daltonismo es una anomalía que consiste en confundir los colores de las franjas o longitud de onda más próximas. La mas frecuente es confundir el azul con el verde. En nuestras ciudades, la zona azul significa zonas de pago, mientras que el verde es justo lo contrario. El Verde se asocia con esperanza y con zonas libres de tasas, mientras que en donde esté el azul, se acaba pagando, de una forma u otra. El daltonismo social sería una situación anómala, en la que una gran parte de la población confunde un color con otro y al final acaba pagando las consecuencias de la confusión. El azul es el color del neoliberalismo económico y político.

              Eliminación de aparcamientos y árboles en las calles

       Melilla es azul, reza el lema de una campaña. La zona azul y los aparcamientos de pago se nos echan encima con más rapidez de la que nadie se piensa. Cuando un gobierno invierte 13 millones de euros en comprar 700 plazas de garaje de un futuro parking público, solo existen dos opciones. La primera es rentabilizar esa inversión forzando a los usuarios de vehículos a aparcar en ellos, y la otra es poniéndolos a la venta y que alguien/otro  haga negocio con ellos, porque un gran negocio de las ciudades son las plazas de aparcamientos.

              Para ello solo hay que reducir las plazas gratuitas disponibles de forma gradual y sin que el ciudadano lo advierta, con excusas diversas. Instalación de rotondas, ampliación de las zonas de prohibición del estacionamiento, o mediante la creación de zonas peatonales decorativas, que supongan una merma clara del aparcamiento público disponible.

                                  Isla de Talleres

        Uno de los casos más claros en donde se va a perder estacionamiento gratuito es en la zona limítrofe con Isla de Talleres, porque es incompatible la presencia de un parking público (azul), en donde se ha invertido tanto dinero, con la existencia en las inmediaciones de plazas de estacionamiento libres de cualquier pago. Las reformas » supuestamente peatonales» en la Plaza de los Héroes de España y en Carlos de Arellano, solo tienen como objetivo el forzar el aparcamiento en Isla de Talleres y en Duquesa de La Victoria.

            Hay tres calles: las avenidas de La Democracia y de la Marina Española, que ya tiene espacios acotados y cuyos aparcamientos no volverán a estar disponibles ( en estas dos se teme por la suerte incluso de los árboles). La parte trasera de la urbanización de Isla de Talleres, en la calle Sanchez Suárez, ya tiene las preceptivas señales de estacionamiento prohibido. Solo aquí se perderán unas 30 aparcamientos en vía pública.

                  No creo que se atrevan a implantar por el momento la zona azul en el centro de la ciudad, primero por su carga de impopularidad y segundo porque necesitaría de una logística nada fácil de poner en marcha, con agentes especializados solo para el control de los expendedores de billetes de aparcamiento. Lo que si harán será aumentar las zonas de limitación de aparcamiento. La instalación de terrazas o veladores sobre la propia calzada, también contribuye a la reducción de espacio público libre de tasas de aparcamiento. Las dos falsas rotondas de la Duquesa de La Victoria han eliminado unas 50 plazas de estacionamiento. Lo dicho, el azul se paga. El liberalismo no nos hace libres.

Hacia la zona azul en Melilla


            Los aparcamientos de Isla de Talleres

        En 1982, el Ayuntamiento del buen alcalde Rafael Ginel Cañamaque, lanzó un globo sonda sobre la posibilidad de implantar una zona azul en Melilla. Las protestas fueron tales, que han pasado 3o años y nadie se ha vuelto a planteear un cosa semejante. Sin embargo, la posible  finalización de las 4 plantas de aparcamientos del solar conocido como Isla de Talleres, llevará aparejada la instalación obligatoria de la zona azul en Melilla, tal y como avanzaba en días atrás el director general de EMVISMESA, Juan Antonio Iglesias.

          La ciudad Autónoma de Melilla ha adelantado la cantidad de 14,5 millones de euros a la constructora de Isla de Talleres, para adquirir la propiedad de 700 plazas de aparcamiento. La necesidad de amortizar semejante cifra, aunque se imagina casi imposible, obligará a derivar a los automovilistas melillenses  hacia un aparcamiento, que será público en parte. No sabemos todavía si será una sociedad pública o privada la encargada de la gestión.

          La única forma de obligar al automovilista a aparcar en Isla de Talleres será con la instalación de la zona azul, lo más amplia posible, y además reducir el aparcamiento libre en la zona centro. Aumentarán los vados, las zonas de exclusión y la terrazas en vías publicas. Esto es así en cualquier ciudad de España. Los parkings públicos o privados no siempre son rentables. En la situación de crisis actual, la gente deja el coche en una zona próxima al lugar al que se dirige y aparca en zonas gratuitas, porque  los parkings suelen ser caros. Una inversión tan elevada como la que se ha hecho en Isla de Talleres, es cuando menos discutible. Además, recientemente se ha incrementado en un 1,5% el aval concedido a la constructora, con una justificación que no quedó clara para el gran público, entre los que me encuentro.

            Rentabilizar esa inversión será difícil para las arcas públicas, resultando demasiado caro el precio medio por cada plaza de aparcamiento. El último punto extraño es el relativo a cómo se va a permitir la utilización y puesta en funcionamiento del parking, a la vez que se prosigue la construcción de viviendas encima. Había oído lo de empezar una casa por el tejado, pero nunca lo de hacerlo por el aparcamiento.

Tocando fondo en Isla de Talleres


         A veces es bueno tocar fondo, como en el caso de Isla de Talleres, pues eso quiere decir que a partir de ahora, veremos alzarse las famosas 5 plantas de un parking público que resolverá, supuestamente, el problema de aparcar en el centro de la ciudad. Sin embargo, aquí se acaban la buenas noticias porque, todo hay que decirlo, la Ciudad Autónoma de Melilla adelantó la cantidad de 14, 5 millones de euros, para hacerse con la propiedad de  714  plazas de aparcamiento, lo que supone un coste por plaza que oscila entre los 16.500€  y 20.300€,   que es una cifra carísima para el mercado de plazas de aparcamientos.

        ¿Cuánto tardará la ciudad de Melilla en amortizar semejante cantidad de dinero?. Calculando de modo generoso la utilización del parking público de Isla de Talleres, aproximadamente se tardarán 100 años en revertir a las arcas públicas la cantidad desembolsada, siempre y cuando los melillenses aparquemos de modo constante y por cualquier motivo, en ese parking. Ocurre que los aparcamientos públicos empiezan a resultar deficitarios en todas las ciudades de España y más en tiempos de crisis y de disminución de sueldos, que ya no revertirán a su estado original. La gente, en cualquier parte, está empezando a utilizar los transportes públicos, a reducir el uso de los vehículos privados y sobre todo, a buscar zonas gratuitas de aparcamiento aunque suponga, tener que realizar andando parte del trayecto. En una ciudad pequeña como Melilla, ese negocio del parking, está llamado a no resultar provechoso nunca. Además, los precios de este tipo de aparcamientos resultan muy caros.

         No se entiende lo ocurrido en Isla de Talleres, ni el porqué de ese adelanto tan descomunal de dinero a una empresa, que ni siquiera tiene su sede social en Melilla. Todo esa inversión se escapa,  en su mayor parte, de Melilla  y no está creando que se diga, demasiado empleo en nuestra ciudad. Extraña también, que dada la cantidad de terreno removido, no se haya encontrado siquiera una hebilla romana, una moneda árabe o una chapa púnica.

    El Informal de Fran también se hizo eco de esto en su momento: http://www.elinformaldefran.com/2011/04/aparcamientos-isla-talleres.html

      Nota: todavía se está drenando agua del nivel freático, de la antigua zona pantanosa de Isla de Talleres.