Emilio Caramazana Hernández, canónigo de la Catedral de Badajoz
«Entre sus monaguillos había un seminarista, Emilio Caramazana, que durante las vacaciones de los meses de agosto de los años 1927, 1928 y 1929 le ayudó a misa». Esto sucedía en Madrid, en el Patronato de Enfermos en el que el futuro fundador del Opus Dei, Josemaría Escrivá, hacía las labores de capellán, en la calle de Santa Engracia. El dato aparece escrito en la biografía de Andrés Vázquez de Prada sobre el fundador del Opus Dei y editada por la editorial Rialp, nombre célebre bosque el que se escondieron Josemaría Escrivá y sus ayudantes, tras el Golpe de Estado de 1936, que abrió paso a la Guerra Civil española.
Emilio Caramazana había nacido en la madrileña localidad de Alcalá de Henares, en 1914. Su padre era Guardia Civil, pero murió joven, por lo que Candida, su madre, quedó viuda y a cargo de varios hijos. Su vocación religiosa y la necesidad de cuidar de su madre y de sus cuatro hermanos, le llevaron a tomar el camino del sacerdocio, que ejerció hasta su muerte el 3 de febrero de 1992, en Badajoz, en cuya catedral ejerció como beneficiado y canónigo. Fue párroco en Fuente del Maestre, La Albuera, Puebla de la Calzada, Nogales, La Garrovilla y otros pueblos de la provincia de Badajoz.
A lo largo de toda su vida, mantuvo los lazos de amistad con el fundador del Opus Dei, con el que intercambió correspondencia hasta el fallecimiento de éste el 26 de junio de 1975. Perteneció a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, la élite de los clérigos del Opus Dei, creada directamente por San Josemaría. Todos los veranos acudía a la localidad madrileña de Cercedilla, al Sanatorio de la Marina, para intercambiar sus vacaciones sacerdotales con el capellán.
En Badajoz ejerció como capellán de las Siervas de María, y residió en un piso de la congregación hasta su jubilación. Estuvo en el entierro del parlamentario español Joaquín Calvo Sotelo, asesinado por Guardias de Asalto en julio de 1936. Tras iniciarse la Guerra Civil abandonó la capital de La República y se marchó a Badajoz, en donde tuvo conocimiento directo de «la matanzas de la plaza de toros», perpetradas por el Coronel Juan Yagüe y sus tropas, que aterrorizaron al mundo. Nunca quiso hablar de este tema, pero en privado sí reconocía el infernal tableteo de las ametralladoras, en los días posteriores a la conquista de Badajoz en agosto de 1936.
Las cifras de civiles y defensores republicanos de Badajoz asesinados por las tropas bajo el mando directo de Juan Yagüe , oscilan entre las 2000 y 4000 personas. Ocurre que el Estado franquista tuvo más 4 décadas para eliminar pruebas, borrar registros y seguir confundiendo acerca de la magnitud de «la masacre de la capital extremeña».
Han pasado ya 25 años desde que falleciera Emilio Carmazana, mi Tío, y me ha parecido oportuno traer hasta aquí su nombre y el recuerdo de su testimonio. También ejerció de director espiritual de la muy conocida familia pacense Reynolds de Miguel*.
Pobrecillo tu tío, haberse topada muy joven con ese personaje fundamentalista próximo al fascismo, alienador de conciencias.
http://rebelion.org/noticia.php?id=215508
Al lado de estos estaba el «santo». Siempre con la ultraderecha, el Opus creció al lado de Franco, Videla y Pinochet. Una Obra más bien del diablo.
Para ser sincera, no entiendo cómo le llamas «san».
Yo no le llamo «san». Lo es por decisión de la Congregación para la Causa de los Santos, y por refrendo papal. Algún día podemos debatir qué es ser santo.
Estará bien. Santo es alguien que se propone como modelo a seguir, a quien se venera y se reza. La cuestión es cómo y por qué se eligen y hacen determinados santos.
Snoopy
Vaya, vaya con la Isa! Desde luego tú santa, no eres. Qué odio entre tus dientes!
D. Emilio Caramazana fue profesor mío y disfrutaba de haber podido ayudar a la Santa Misa a San Josemaría, que por lo visto es un santo de la Iglesia, aunque a ti te pese.