Carlos V en Llanes


 

5º Centenario de la llegada de Carlos I a España

Enrique Delgado

      Los días 26 y 27 de septiembre de 1517, contando solo con 17 años cumplidos el 24 de febrero, desembarcó en el puerto de Tazones el archiduque Carlos y ya rey de Castilla y Aragón, el hijo mayor de Juana de Castilla, para asumir la Corona de España. La historiadora Ana Díaz Medina relataba en una edición especial de la revista Historia 16 (septiembre 1986), como los lugareños se aprestaron a la defensa del pequeño pueblo costero, creyéndose objeto de una invasión.

       Ya desembarcados se dirigieron a Llanes, para entrar en Castilla por la vía natural del valle del Liébana y Potes. El futuro rey llegaba a España con su grupo de consejeros flamencos. Uno de los objetivos del nuevo monarca era retrasar en todo lo posible el encuentro con el Cardenal Cisneros, y visitar a su madre, Juana, recluida en Tordesillas.

      El estado mental de Juana, desinteresada de los asuntos de gobierno desde mucho antes de la trágica muerte de su esposo Felipe el hermoso en 1506, era algo ya conocido por la Reina Isabel I, su madre, tras el célebre incidente de Medina del Campo. Sin embargo ese desinterés, no era óbice para que no fuese consciente de todo el entramado de intrigas que se tejían en torno a ella. La principal la de Los Comuneros de Castilla, cuando pretendieron proclamarla Reina de Castilla, en contra de su hijo Carlos. Juana se negó a firmar documento alguno, pese a la presión e incluso amenazas del comunero Padilla.

       Así pues, un joven de 17 años, llegó a España hace 500 años, para hacerse cargo del imperio más grande jamás gobernado. Su llegada se produjo en el mismo año, apenas un mes antes de que Martín Lutero proclamase sus imperecederas 95 Tesis contra el Papa de Roma. Octubre de 2017 es un mes de centenarios. No hablaba español, pero sí otros cuatro idiomas, y no le costó aprenderlo. Pese a ser hijo y nieto de reyes de reyes de Castilla, se le consideró en principio un monarca extranjero.

                      Carlos V frente a los Comuneros

      La Corte de Castilla, sus tradiciones y sus rígidas normar, eran un corsé que asfixiaba a los propios, y debieron parecerle casi una prisión a alguien educado en un mundo intelectualmente más abierto que el castellano. La estrecha vigilancia moral de La Iglesia española debió hacer más difícil esa situación.

     España se divide ante su llegada. Los historiadores también. ¿Quiénes representaban lo moderno, Los Comuneros o el joven Rey Carlos?. El eminente catedrático Jose Antonio Maravall lo tiene claro, Los Comuneros, pero reconoce que los defensores del Rey tienen igualmente sus razones de peso. La revuelta de Las Comunidades es compleja, pero al anclarla a la defensa de las tradiciones de Castilla estaban promoviendo un inmovilismo, frente a los claros intentos modernizadores del nuevo monarca.

     No fue una revolución, pues en aquellos momentos nadie podía plantearse una lucha contra las monarquías absolutas. Además, proclamaron la Santa Junta de Comunidades, vinculada a La Iglesia, liderada por el obispo de Zamora don Antonio de Acuña, igualmente ejecutado y su cabeza llevada  a la picota, tras la derrota de la batalla de Villalar en 1521, hecho que le valió la excomunión al ya emperador Carlos V.

    La preponderancia de la nobleza, el atraso económico del País, y la estrecha vinculación a la Iglesia de Roma, fueron los tres grandes problemas identificados por los asesores flamencos del Rey. La Reconquista se pagó con el latifundio, con la cesión de inmensas cantidades de tierra a los nobles y caballeros que la apoyaron durante 5 siglos, pues entre los siglos VIII y X no hubo reconquista como tal, sino baile de fronteras. Los que eran ciudadanos más o menos independientes bajo la dominación musulmana, se convirtieron en vasallos tras la reconquista de sus tierras. Ese malestar social, sí lo recogieron los comuneros, pero no en un sentido revolucionario. La nobleza apoyo en principio a Las Comunidades y finalmente al Rey.

       El monarca español prohibió cualquier contacto con su madre, pero los comuneros conquistaron Tordesillas y en cierta forma, la convirtieron en su rehén político. Es admirable la firmeza con la que Juana hizo frente a las presiones comuneras: “Que no la rebolbiese nadie con su hijo, que todo lo que tenía era suyo”(1).

        Maravall cita una frase del Almirante de Castilla, que: «no podía entender porqué ese empeño en obtener con sangre, lo que muy bien pudieran conseguir con una audiencia». Todo estos complejos sucesos «hicieron crecer al Rey», afirma otro historiador. Lo hicieron crecer como Rey y también como persona, pues se desarrollaron entre su 17 y 21 años.   Para mí, para El Alminar, Carlos I representó siempre el intento modernizador frente al inmovilismo de Castilla, que equivalía decir al de España.

     Carlos I una rápida y resonante victoria el 23 de abril de 1521 en Villalar, sobre Los Comuneros, pero le causó gran disgusto tener que vencer sobre su propio pueblo. Se desvinculó de los asuntos de España, a los que consideró como imposibles de enmendar y pasó gran parte de su tiempo en Europa, en sus funciones de emperador. Renunció a su programa de reformas, se deshizo de sus asesores flamencos, y en especial del cardenal Adriano, flamenco como él, y al que había nombrado como Primado de Toledo. Era la gran «bicha de Balazote» para los comuneros. En cuanto pudo nombró a su hijo Felipe como regente en España.

       En 1555, el mismo año en que murió su madre, Juan de Castilla o Juana la loca, inició su proceso de abdicación. La historia en España se ha alterado mucho y se ha tergiversado su visión, para favorecer según que propuestas.

      Nota:(1)https://burgospedia1.wordpress.com/2013/02/08/castilla-contra-carlos-v-4a-y-ultima-parte-por-francisco-blanco/

 

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