Papel para la incineradora


          Cuando una ciudad apuesta por una incineradora, no puede haber separación de residuos, ni selección alguna. Melilla es una de las capitales más atrasadas de España en cuanto gestión medioambiental. En realidad no existe ese concepto en la gestión política de la ciudad.

            Los contenedores instalados en las calles de la ciudad son solo un maquillaje. No hay recogida selectiva de residuos, no puede haberla con una incineradora al frente de la vanguardia medioambiental. No podemos afirmar qué se hace con el vidrio, adonde va a parar ni cuando, pero en cuanto al papel sí podemos afirmar que en su mayor parte, sirve de pasto para la incineradora. Esto es algo que solo se puede probar con una fotografía. Ocurre que el camión cargado de papel pasa como una centella por las calles, y en alguna ocasión sí lo hemos visto camino del Puerto, pero en la mayor parte de las veces suele ir camino de la incineradora. La abundancia de moscas en el mes de septiembre puede haber sido fruto de una parada técnica, que es obligatoria una vez al año. También es la responsable de que cuando sopla el viento de levante, todo el centro de la ciudad huela a basura.

       Así pues, solo queda esperar a tener suerte, a que el camión de papel pasa por delante de nuestras narices y poder fotografiarlo. Esto ha ocurrido hoy, y además ha ayudado el apretado tráfico de la calle del Padre Lerchundi, que lo ha retenido en un atasco durante 10 minutos, y así, como un «francotirador» en Stalingrado, hemos podido coger la posición exacta e inmortalizar el momento en que el camión toma el camino del «vertedero», en una definición antigua que todavía se usa en Melilla. El papel incrementa la potencia de combustión de la incineradora.

         Hay envases y residuos sólidos de las sociedades industriales y desarrolladas de los que ya es imposible deshacerse, por eso se compran países para llevar hasta allí las basuras europeas. La basura, su eliminación y transporte es un negocio en el que ya empieza a entrar la mafia. Esta es la realidad que no queremos ver, o que nos encontramos con ella de casualidad.

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