Último día de estado de alarma y de confinamiento duro. Han pasado 100 días desde el 13 de marzo de 2020, el año en el que cualquier tradición popular y milenaria quedó quebrada. No hay nada ancestral que no haya dejado de celebrarse. Si buscamos las señales que sucedieron en el año anterior, encontramos decenas de detalles que precisaban interpretación, pero que no hubo modo de desentrañar. Sin embargo los signos sí fueron advertidos y observados.
Sin haber llegado al final, nos vemos obligados a volver al principio, al momento en el que abandonamos las calles y las plazas por una amenaza invisible. Hoy, 20 de junio, último del estado de alarma, el primer mes en el que no se celebrará San Juan desde hace al menos mil años, se ha inaugurado la temporada oficial de baños en la playa. El lugar escogido ha sido la playa de Los Cárabos, uno de los nombres con más significado de Melilla.
El presidente de Melilla Eduardo de Castro, junto a otros integrantes del gobierno, abrieron de modo oficial la temporada de un verano distinto, en el que existirán muy pocas posibilidades de salir de la ciudad. Un nutrido grupo de auxiliares de información de playa, con camisetas azul celeste, contarán con dos drones para vigilar el perímetro de las playas, junto a los socorristas, que ya llevan una semana desplegados en sus puestos de vigilancia.
Hay que regresar al mundo que conocíamos, pero en una normalidad adaptada a las nuevas circunstancias y en permanente estado de alerta. Hay muchos interrogantes sobre la pandemia que todavía no se han resuelto. La covid-19 sigue ahí fuera y la precaución sigue siendo la misma: Evitar el contagio bajo cualquier circunstancia. Seguimos encerrados. Melilla es un fortín del que nadie escapa.
Como extraña coincidencia histórica, el encierro de 2020 se inició apenas unos días antes que la conmemoración del Sitio de Melilla de 1775. El confinamiento empezó el 14 de marzo del presente año, y aquel asedio acabó el día 19 del mismo mes. La duración es idéntica, 100 días.
Entiendo que no se puede quedar en casa para siempre. Entiendo que habrá quien preferiría morir de Covid-19 que morir de hambre porque no hay una rueda económica en movimiento. Entiendo si alguien tiene que salir de casa porque tiene que trabajar. Entiendo que la vida no puede detenerse y debemos seguir adelante. Entiendo que hay cosas que deben hacerse fuera del hogar.
Medidas preventivas, sí. Pero sentido común también.
Gracias Miguel. Nuestro principal objetivo sigue siendo no contagiarnos. Evitar que nos contagien. Dejar las menos cosas posibles en manos del azar. Estar alerta, y aún así todo será poco.
No te creas hospitalario. El riesgo de estar afuera es muchísimo menor q estar encerrados en una burbuja. De todos modos importantes virólogos ya dijeron que la enfermedad (variedad de la gripe) se propaga rápido y las medidas que uno tome no cambiarán nada. Todos nos vamos a contagiar. Todo el mundo.
Esperemos que no todos nos contagiemos, Miguel. Se trata de no bajar la guardia y no relajarse en las medidas que ya se sabe que dificultan la transmisión del virus. Ánimo a ti y a todas y todos los que forman esta comunidad.
Nos quedamos sin celebrar el solsticio de verano… el 23 será una noche «diferente»… sin el ambiente del Paseo Marítimo… sin el olor, color y ruido de los fuegos y la hoguera…. que marcal comienzo del verano melillense, aunque este año las playas llevan semanas a pleno rendimiento… parece que todos los días es 23 de junio… han sido meses malos… se necesita desconectar.