Lo recuerda ya muy poca gente, pero los «kabulíes», habitantes de la capital de Afganistán, despidieron llorando a los soldados soviéticos en febrero de 1989, cuando Mijaíl Gorbachov ordenó la retirada de las tropas de la URSS, que estaban en el país desde 1978. Sabían perfectamente lo que se les venía encima, primero las distintas facciones de los señores de la guerra afganos, que habían hecho frente y resistencia al ejército soviético, pero que también, que ellos serían una etapa efímera, porque los talibanes o estudiantes del Corán, estaban detrás.
Para el significado exacto de los términos, se hace imprescindible la consulta del libro Diccionario de Islam e Islamismo, de la arabista Luz Gómez García. Los talibanes tienen una interpretación muy tosca y rudimentaria del islam o de su tradición. Fueron conocidos por sus salvajadas en el estadio de fútbol de Kabul, pero tampoco hacen o hicieron nada que no hagan Arabia Saudí o Irán, como las ejecuciones públicas con fines pedagógicos. Mientras que Irán o Arabia Saudí han conseguido formar Estados, los talibanes se asientan sobre el sistema ancestral de las organizaciones tribales. Con los talibanes no existe derecho alguno, tanto individuales como colectivos. En cualquier ámbito suponen un regreso a tiempos medievales (siglos VI al X de la Era Común)
Según las estimaciones más rigurosas, los militares rusos sufrieron 13.310 bajas mortales durante su decenio en Afganistán, y 35.478 heridos, en un ejército en el que salvo los militares profesionales, todos eran soldados de reemplazo, o sea, reclutas. Las misiones internacionales destacadas en Afganistán desde el año 2001, entre las que se incluyen las aportaciones españolas, son todas de ejércitos profesionales, con una buena preparación material. Algo de lo que no dispusieron los rusos. Un ejército desplegado fuera de su país durante una década, supone no solo una sangría humana, sino también un considerable gasto económico. Esta fue una de la causas del hundimiento de la URSS, y no solo Chernobyl.
La retirada de Estados Unidos de Afganistán
Las cifras de víctimas mortales rusas, serían hoy insoportables para cualquier nación, de hecho, es una de las razones de la retirada de EEUU. Hasta el momento presente, dos décadas después del 11S, los estadounidenses han tenido 2372 bajas mortales y más de 20.000 heridos. España ha aportado 16.627 soldados a las misiones internacionales, y 93 militares españoles perdieron allí sus vidas. Los Talibanes, perfectamente enraizados en las regiones pastunes, nunca han sido derrotados. Son un amenaza siempre presente, y que solo ha sido parcialmente contenida en estas dos décadas de conflicto de media intensidad, y misiones internacionales de paz.
La retirada de los Estados Unidos ya está provocando enormes fugas de los soldados del Ejército Afgano hacia la república ex soviética de Tayikistán. Los rusos entraron y salieron por Uzbiekistán, atravesando el río Amu Daria, sobre el que construyeron el puente de Las Naciones o de la Amistad, cercano a la ciudad de Mazar-e Sarif. El regreso de los talibanes, que vuelven a recuperar terreno ciudad a ciudad, supondrá una amplia derrota de la llamada comunidad internacional.
La agencia de noticias afgana Vatan Today, informa de que Irán ya ha expresado su preocupación por el deterioro de la situación en la nación afgana, y se desvincula por completo de las acciones de los Talibanes, expertos en el manejo de la dinamita. En las ciudades de las regiones que conquistan, suelen volar los edificios gubernativos y sobre todo, las escuelas de niñas. No hay librerías, el único libro permitido es el Corán.
El pasado 8 de mayo, el ataque a una escuela de niñas en Kabul se saldó con 64 estudiantes asesinadas, y más de 180 heridas. El 14 de mayo otro ataque terrorista talibán destruyó una mezquita en la capital afgana y causó mas de 25 víctimas mortales. Resulta paradójico la arbitrariedad de la indignación internacional. No hay carteles, ni sentimiento universal de dolor por las niñas asesinadas en Kabul. En El Alminar no se nos olvida nada relacionado con los talibanes, desde el mucho antes del año 2001.
El límite moral para cualquier ejército, está en el asesinato de niños/as y en el bombardeo de población civil. En este caso se trata de un movimiento tribal, que ha hecho de la interpretación tosca de la doctrina islámica, una causa política, y de la voladura con dinamita una norma de intimidación, conquista y acción política.
Noticiario Afgano e infierno Talibán
Hasta el año 2001 se podía publicar con relativa facilidad en los medios escritos de Melilla. Tengo cientos de artículos publicados en El Telegrama, Melilla Hoy y El Faro. A partir de ese momento empezó el control informativo a cambio de las generosas subvenciones, la selección de noticias y finalmente la censura. En 2001 ya llevaba dos años enviando dólares y medicinas, vía correo postal, al campamentos de RAWA (Mujeres Afganas huidas del infierno talibán). Tenía suficiente información sobre el grado de peligrosidad del régimen de los Talibanes, como para empezar una serie de artículos sobre tan peculiar y criminal movimiento político religioso.
La buena y mala suerte de ese primer artículo, que titulé: La vida en el infierno talibán. ¿Qué es RAWA? que se publicó el día 10 de septiembre de 2001, solo un día antes del atentado contras las Torres Gemelas. La advertencia no llegó con la suficiente antelación, pero queda claro que la comunidad mundial miró para otro lado, desde la salida de los soviéticos en 1989, y desde la victoria de los talibanes en 1996. No toda la culpa es de los talibanes, sino también de quienes les armaron y adiestraron para luchar contra los rusos, y del colonialismo europeos, que trazó extraños países, mezclando y separando etnias y diferencias religiosas irreconciliables (chiíes y sunníes) en despachos con escuadras, cartabón y tiralíneas.
Lo que llamamos Afganistán, nunca ha constituido un Estado o País. Son tribus ancestrales, separadas de muchas formas, desde los tiempos de Alejandro de Macedonia, primer europeo que atravesó difíciles y hermosas tierras, en el siglo IV AEC. Ahora regresan los talibanes y sus horrores, que tampoco se fueron nunca.
Abdelfattah Gohari defendía la ciudad de Badghis con su unidad del ejército afgano. La agencia Vatan News informa que defendieron la ciudad hasta la muerte, apresamiento y martirio a manos de los «terroristas talibanes», y ya sabemos, desde los tiempos de los soviéticos, qué significa la palabra «martirizar» para los talibanes. Ellos odian a las mujeres, las escuelas, los libros, la televisión y el cine, y también las cometas, ejercicio en el que los afganos, son maestros mundiales. Prohibieron volar cometas en su primera etapa de gobierno (1996-2001) Pronto se apagará la información sobre Afganistán.
Nota:El origen del Mal | El Alminar de Melilla
Las injerencias politicass y militares extranjeras siempre ha generado repulsa. En términos económicos, pienso por ejemplo, en Francia. Todas los países que ocupa, hoy día, están inmersos en una crisis económica y política. En Oriente pasó lo mismo pero quién se queda, son movimientos extremistas y fanáticos religiosos que siembran el caos amparados supuestamente por las sagradas escrituras. Las primeras potencias tienen el deber de establecer el orden y la paz y no dejar a suerte a las poblaciones porque son los daños colaterales de este negocio (lucha por las materias primas).
Y la opinión pública, nada que decir (manipulación informativa).