Cosas que se pueden hacer con una cabina


             Las cabinas de teléfono siguen siendo útiles. Las compañías telefónicas como Movistar, antes Telefónica,  siguen manteniendo un número de ellas por razones estratégicas. En caso de corte de comunicaciones con el satélite, o de una caída de las líneas de internet, los teléfonos móviles dejan de funcionar. En caso de catástrofes naturales, como terremotos o atentados, como el de Boston, lo primero que deja de funcionar es la telefonía móvil. Es cierto que cada vez hay menos cabinas, apenas dos o tres por barrio. Desde la última vez que escribimos de ellas, se ha reducido su número.

                  El problema de las cabinas  de teléfono, es cuando se las utiliza para cosas distintas de las previstas. Esta de la calle Colombia, en el Barrio de Cabrerizas, está completamente reventada y se la está utilizando como papelera.  Siempre tengo la duda de mantener o no la categoría de «vandalismo urbano», y pasar sus contenidos a «denuncia con foto» o una categoría similar. Sin embargo, cuando  me encuentro con estas cosas, me reafirmo en que es necesaria esa especificidad.

              También me pregunto siempre lo mismo: ¿dónde están las compañías de mantenimiento, o los encargados de reportar estas incidencias?. Esto no lleva así un día, ni dos.

       Nota: https://elalminardemelilla.com/2012/07/31/cabinas-telefonicas/

Estampas ciudadanas


             La destrucción de las calles

      Hay cosas que se deterioran por la falta de mantenimiento y de la longevidad de los materiales, pero también hay cosas, que siendo nuevas o recientes, son destruidas por la acción de las personas. Cualquier ciudad debe enfrentarse a ambas categorías. En este caso es la del vandalismo urbano, presente en todos los lugares y que en nuestra ciudad, adopta formas específicas. Estos dos pivotes del paso de cebra de la prolongación de la calle de Gaeta (Barrio de La Victoria), han sido devastados por la termita humana. Sin embargo, puede apreciarse que no es una destrucción brutal y bárbara,  incluso parece poseer cierta estética. Es como si el vándalo estuviese enviando un mensaje, o dejándo uan rúbrica, en este insolito tipo de destrucción.

        Ya lo dijo uno de los poetas malditos, Rimbaud: «uno puede extasiarse incluso en la destrucción». El primer caso fue el de la mujer de Lot, que no pudo evitar mirar hacia las ciudades de Sodoma y Gomorra, aniquiladas por la ira divina.

      Nota: En otras calles del barrio, parece haber mas obras firmadas por el mismo destructor/artista.

La liquidación del mobiliario urbano


         Dudaba si suprimir o no la categoría de «vandalismo urbano», que existe en todas las ciudades de España. La lucha contra el destrozo del mobiliario urbano y la reposición del mismo, supone un gasto considerable en casi todas las ciudades. Estaba envuelto en las dudas mencionadas al principio de esta entrada, cuando al llegar esta tarde a la nueva rotonda que comunica las dos fases del Parque Forestal, me encontré con estas dos papeleras destrozadas. El hecho me reafirmó en mantener este tipo de entradas, porque implica un destrozo o daño visible en la ciudad, que no es el que pueda achacarse a una mala gestión o a un descuidado mantenimiento de las cosas. Alguna vez también hay que exonerar de culpa al Gobierno de Melilla.

    Ya dije hace apenas dos semanas, en una entrada anterior, que este nuevo vial y esta creación de una zona aislada y falta de vigilancia, traería a la larga consecuencias no deseables. Es verdad también que los jóvenes necesitan de un espacio urbano en donde reunirse, hablar, escuchar música o cualquier otra actividad sana, sin molestar en las zonas residenciales. Este área po´dría ser adecuada para eso, vigilándola de modo discreto,  porque las edificaciones están relativamente separadas  y no crean excesivas molestias, aunque ya hemos detectado carreras de coches. Las aceras de la rotonda ya aparecen con grandes manchas de suciedad, como si hubiesen pasado cinco años desde su inauguración.

             Hay que crear zonas nuevas de esparcimiento en las ciudades y luego hay que mantenerlas y vigilarlas en la medida de lo posible. Imponer multas por arrojar basura al suelo, o sancionar conductas que no respeten las inversiones realizadas.  La cizaña crece siempre junto al trigo.

   Nota: https://elalminardemelilla.com/2012/03/21/las-carreras-de-los-autos-locos/

Aparcar sin miramientos


   En la mañana de ayer día 21 de diciembre, alguien creyó haber encontrado el aparcamiento de su vida, y sin consideración alguna, sin miramientos de ningún tipo, sin la más mínima voluntad de respeto hacia el resto de los conductores, dejó allí aparcado el coche y se marchó a realizar gestiones, compras o lo que sea. El caso es que cegó completamente el carril de circulación en la plaza de los Héroes de España (la nacional). Llegó la COA, el autobús urbano de Melilla y el atasco monumental. Dos COAs, una detrás de otra, tuvieron que hacer una complicada maniobra marcha atrás y salir en dirección contraria hacia La Avenida, tomando el escape de la calle de Justo Sancho-Miñano.

        Ese aparcamiento fue un acto bárbaro. Hay una minoría que no respeta nada, que aparca como y donde quiere. A la que no le importa dejarte encerrado  el coche, utilizar el espacio de dos aparcamientos o aparcar los vehículos en sentido contrario. Se creen más listos que nadie. Casi todos nos molestamos en buscar aparcamiento en condiciones, en dar vueltas y más vueltas hasta encontrarlo y llegado el caso, procurar dejar el espacio suficiente para facilitar las maniobras. Algunos no, y contra esa minoría hay que ir de modo contundente.

     Estas navidades  tanto la Policía Local,  como los Agentes de Movilidad, están siendo bastante tolerantes. Hay zonas que no son específicamente de aparcamiento, pero en las que se permite hacerlo, porque no se interrumpe el tráfico, ni se dificulta maniobra alguna. Sin embargo, hay una minoría, que acaban estropeando las cosas para todos. Esto que he presenciado, ha sido incalificable, por eso lo coloco en vandalismo urbano, ni siquiera en foto denuncia.

Incendios en Melilla



              El diario Melilla Hoy informaba en su edición del día 6 de diciembre, de los incendios producidos en el último fin de semana en Melilla, tres en total.  Uno se produjo en una vivienda de los pabellones militares de la calle Gral. Manzanera, otro en un solar abandonado del Tesorillo (hay demasiados solares abandonados en Melilla), y el último de la serie se produjo en el barrio de La Cañada de Hidum, calle de la nebulosa de Hércules. Sin embargo, nadie daba cuenta de este incendio producido en un vehículo, en la calle Infantería.

   Quizá se trataba de un incendio anterior. Consultadas las diversas fuentes, solo localizamos la noticia del incendio de un vehículo, que ardió de manera fortuita, tras la jornada electoral del 20N, en la calle Salvador Rueda, junto al Instituto de Formación Profesional. Otros medios de comunicación locales escribían sobre otros vehículos incendiados, en otros lugares No se trata pues del  caso del vehículo de la calle Infantería. Dejamos  la fotografía y la constancia del incendio. Nos queda saber la explicación.

Vandalismo urbano


 

           El chiclazo

 El vandalismo urbano, antes llamado incivismo, asola las ciudades y provoca grandes gastos en los presupuestos públicos. Uno no deja de sorprenderse acerca de qué tipo de hábitos y comportamientos  desarrollan «las jóvenes generaciones». Pintar las paredes, degradar el mobiliario urbano, volcar papeleras son cosas habituales en cualquier ciudad del occidente civilizado. No nos engañemos, en las ciudades del 3er Mundo, en donde ni siquiera existe mobiliario urbano, ni tan siquiera urbe, es imposible romper nada. Mucho menos el gastar 5 o 6 euros en un bote de pintura, cuando esa cantidad puede equivaler al salario diario de una familia con trabajo. Todas estas cosas son enfermedades de Occidente y de nuestras ciudades. 

           Los chicos se aburren, nadie les enseña «educación para la ciudadanía» (menuda pelotera cogió el PP con esta asignatura), y lo mejor que pueden y saben hacer es destrozar las ciudades, las comunidades en donde viven, o como en este caso, pegar «chiclazos» en el techo de madera del nuevo parque infantil y espacio de ocio ciudadano, de la plaza de Las Conchas.  Una costumbre insólita, incívica e incalificable.

La lucha contra el vandalismo urbano


 

 

 

              El deterioro de una plaza nueva

       Esta plaza fue inaugurada en el mes de enero del presente año. Un mes después el diario El Faro ya informaba de que uno de los bancos de piedra había aparecido reventado. Se pidió vigilancia y al mes se destinó allí a un vigilante en el horario de juego de los niños, mas que nada para impedir el «uso inapropiado» de los columpios y juegos infantiles.

         La afluencia de jóvenes de otras zonas convirtió la acera colindante con la urbanización «Géminis» en un frecuentado campo de fútbol que ocasiona grandes molestias a los vecinos en las horas de la siesta. Algunos balonazos rompieron una farola y los muros empezaron a llenarse de grafitis.

       Más tarde empezaron a desaparecer las bonitas papeleras metálicas, muy cotizadas en las fundiciones próximas a Melilla. Hoy otro banco ha aparecido destruido por «implosión». Una de dos, o esa piedra artificial es poco resistente, o se golpea con mazas los bancos. Urge empezar a colocar cámaras de seguridad. Dentro de poco ya no quedará nada. El vandalismo urbano se adueña de las ciudades.  Sin remedio.

 PD: ¿Qué le ocurrió al banco de piedra?

 Implosión: Acción de romperse hacia dentro con estruendo las paredes de una cavidad cuya presión es inferior a la externa..

Explosión:  Rotura violenta de algo por un aumento rápido de la presión interior