El doble aniversario del sacerdote Buxarrais


                                  Padre Ramón Buxarrais, 59 años como sacerdote

         El mes de diciembre significa para el párroco del Centro Asistencial de Melilla desde 1991, monseñor Ramón Buxarais Ventura, una ocasión de doble conmemoración. Por un lado celebra su cumpleaños el 12 de diciembre (este año ha cumplido ya su 85 aniversario), y por otro conmemora su ordenación sacerdotal, de la que ya han pasado 59 años, pues fue ordenado sacerdote un 17 de diciembre de 1955 por el entonces arzobispo de Barcelona monseñor Gregorio Modrego Casaus.

                   Todos los años solía celebrar esta fecha en la ciudad Condal, con sus antiguos compañeros del Seminario Mayor de Barcelona. Los 23 jóvenes que fueron ordenados como sacerdotes en aquel año, y de los 6 ya han fallecido, se reúnen anualmente y celebran un almuerzo, en el que uno de ellos lee una homilía al resto. Vicisitudes personales le han impedido acudir este año a la cita, pero ha seguido oficiando misa en su capilla del Centro Asistencial, para su pequeña comunidad de feligresas, la mayor mujeres ya ancianas, residentes en esta Institución melillense de caridad.

                Monseñor Buxarrais siempre insiste en la necesidad de predicar con el ejemplo, algo más importante que cualquier cosa que se diga, en cualquier profesión y no solo en la sacerdotal. Las hechos deben siempre acompañar, o incluso anteceder a las palabras. Para él, en la España de la posguerra y del hambre, fue muy importante la figura del párroco del entonces pequeño pueblo de Santa Perpetua de La Moguda, Don José, al que él ayudaba como monaguillo. Aquel hombre recibía en ocasiones pequeños regalos de la gente, e inmediatamente los repartía entre otras personas más necesitadas. Aquellos pequeños gesto le decidieron a seguir esa vocación y ese ejemplo para su vida como sacerdote, que llegó a lo más alto con el paso del tiempo, pues fue obispo de Zamora y Málaga.

       Además de la misa diaria que oficia en el Centro Asistencial, monseñor Buxarrais también asiste las necesidades de otras parroquias, como la castrense, en la que recientemente cubrió la ausencia del párroco titular, el padre Francisco.

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Aves en el río de Oro


        La presencia de aves junto a la desembocadura del Río de Oro, proporciona imágenes más bellas y relajantes que cualquier intento o proyecto de cubrir la zona con cemento. Son aguas estancadas, que la depuradora no ha conseguido tratar. A poco que hubiese algo de eficacia en su gestión, y se consiguiese acondicionar la zona y mantener limpias las aguas remansadas,  la desembocadura del río melillense podría ser un espacio de relación con la naturaleza. El ciudadano melillense solo convive con el asfalto y el cemento. El contacto con la naturaleza está anulado o es completamente artificial, como el espacio de La Granja Agrícola. No se ven seres vivos en estado salvaje en nuestra ciudad. Por eso, la presencia de estas aves, aunque se trate de aguas sucias, resulta más gratificante, que cualquiera de los proyectos que tenía preparados para la zona y que afortunadamente, de momento, no es posible llevar a cabo.

     Todas las mañanas, en las primeras horas del día, la aguas embalsadas de la desembocadura del río, se llenan de aves. Se trata de una estampa muy agradable y necesaria. La de la naturaleza.