- Colisión, calle Jiménez e Iglesias
- Acceso al Real, calle Luis de Ostariz
- Saturación y accidentes
Melilla tiene 81.000 habitantes censados en doce kilómetros cuadrados. Su vías urbanas son las que son y no son susceptibles de ampliación . El informe del Plan General de Ordenación Urbana, insiste, barrio a barrio en la carencia de vías lo suficientemente amplias como para permitir un tránsito ordenado, y la falta de aparcamiento en cualquier área de la ciudad. Los vehículos no se pueden tirar al río, ni la gente deshacerse de ellos, o dejar de usarlos porque a algún grupo ciudadano así lo considere.
Dificultar la circulación de vehículos, con obras permanentes y sin planificación, o eliminado el tránsito rodado en vías principales, solo lleva a la saturación de las adyacentes. Es exportar el problema algunos metros más allá, en ningún caso resolverlo. Melilla necesita una planificación integral del tráfico, y aparcamientos suficientes en los barrios. No existe ninguna de las dos cosas. Las obras del bulevar del Real han resultado un fracaso y un derroche de dinero sin paliativo ninguno.
El barrio del Real es uno de los más populosos de la ciudad, con 13.000 habitantes y una exigua cantidad de aparcamientos en las vías públicas, que se han visto mermada de modo considerable con la obra de la calle de La Legión, que se ha vuelto intransitable. Una ciudad mal planificada, no puede tener un desarrollo ordenado y camina hacia el estrangulamiento.
El barrio del Real está estrangulado tanto en el acceso como en la salida del mismo, que solo puede realizarse por las calles Aragón, Gurugú y General Astilleros. Al retirarse el tráfico de la ya intransitable calle de La Legión, el objetivo que satisface a algunos; se han saturado las colindantes, como es la calle de Jiménez e Iglesias. Entrar o salir del barrio en las horas punta es una situación infernal, que cuesta un mínimo de 10 a 15 minutos.
La remodelación del bulevar del Real ha supuesto, entre otras cosas, que el autobús urbano ya no puede transitar por allí. Ahora realiza las paradas en la calle de Jiménez e Iglesias, y al detenerse, provoca retenciones del tráfico. No se ve a ningún ciclista transitando por la recién peatonalizada calle central.
Estas obras o ensayos, no se pueden llevar a cabo si no existen alternativas, al tráfico rodado, a los aparcamientos eliminados, y a aquello que se ofrece como solución, el transporte urbano. Han conseguido empeorar las tres categorías, y aumentar la peligrosidad para peatones y conductores, que pagan los mismos impuestos. Los pasos de peatones de la calle Jiménez e Iglesias, son absolutamente vergonzosos.