Si la comparación entre Melilla y cualquier capital, ciudad y pueblo de España, se realiza en lo que se refiere a las piscinas públicas, entonces el déficit resulta abrumador. Esta piscina fue inaugurada en abril de 1990 por el alcalde Gonzalo Hernández, como todavía reza la placa que desaparecerá cualquier día. En los últimos 27 años, de los cuales 20 son del mismo gobierno, no se ha hecho absolutamente nada, salvo mínimos mantenimientos. En el programa electoral del Partido Popular en 2015, cumplido al 110%, se hablaba de la construcción de una nueva piscina pública.
A lo largo de estos 7 años del Alminar, hemos recogido todo tipo de noticias y denuncias sobre el deficiente estado de esta instalación pública. en estos últimos 20 años, los usuarios han padecido todo tipo de inclemencias en su interior, desde frío en el agua y la instalación, hasta las aguas verdes y todo tipo de fauna en las duchas.
Las piscina municipal está muy por debajo de la demanda ciudadana. Constantemente, en la gestión de instalaciones deportivas, aparece el cartel: «No hay plazas para nuevos usuarios en la piscina». Todo está saturado. No solo es la gran afición deportiva que existe en Melilla en el campo de la natación, sino también en las numerosas personas que la utilizan por motivos terapéuticos y de salud personal.
En dos décadas no se ha sido capaz de renovar la instalación, y mucho menos de construir otra nueva. La zona de cafetería lleva 15 años cerradas sin que hayan sido capaces de darle un uso para el público. En la nueva renovación será dedicada a oficinas, probablemente la de instalaciones deportivas que se encuentran en el pabellón de deportes. Solo ahora han encontrado el momento para cerrarla, renovarla y dejar a los melillenses de cara al verano y al próximo otoño. El próximo 30 de mayo la piscina echará el cierre, hasta el momento más próximo posible a las elecciones.
Se va a sustituir la caldera de gasoil, por una de biomasa. Se bajará el techo para reducir el volumen de aire a calentar o refrigerar, y se renovará la instalación interna al completo: duchas, vestuarios, gradas; y también se cambiará la cubierta. Eso sí, en ningún lado se informa del inminente cierre y de su posible duración.