Cuando obras no son amores


 

            Hemos padecido una ciudad insufrible desde el día siguiente del último recuento electoral, y ahora una año antes, volvemos al «estado de obras». La planificación de la ciudad no existe. Solo hay planificación electoral, el único motivo es ganar las elecciones, para poder mantenerse. No tenemos nada equiparable a cualquier otra capital española, ni siquiera un paupérrimo carril bici. Lo que van a instalar en un «falso carril» bici. Ninguna ciudad española degrada y/o bloquea sus arterias principales de comunicación. Ahora, en la zona del Paseo Marítimo y del barrio del Industrial, calle marqués de Montemar, se van a instalar «un carril sin salida» para bicicletas y otra zona semipeatonal, que en una ciudad como Melilla solo provoca la saturación de las vías colindantes. Hemos viajado, hemos visto verdaderos carriles para bicicletas, y en ningún caso, se anula un carril de circulación de vehículos, como se ha hecho en Melilla, con la sola separación  de un neumático viejo. Es un carril repintado de rojo para simular, porque no lleva el pavimento especial para las bicicletas.

          Obstaculizar el tráfico no es fomentar el uso de medios alternativos o el transporte urbano. Curiosamente toda esta zona (Paseo Marítimo y Barrio Industrial), es la única que carece y ha carecido siempre de la posibilidad de acceder al transporte público o COA, que ya es solo un transporte de fronteras. Todas las líneas de autobus empiezan y acaban en las fronteras de Melilla con Marruecos. El gobierno de la ciudad no fomenta el transporte público. El estado del servicio de taxis en Melilla es bochornoso. Todas estas obras en estas calles, solo pretenden la revalorización urbanística de la zona, y son contrapuestas a una zona escolar, residencial  o de comercios.  Eso sí, las entradas a los garajes privados están a salvo.

         Es un modelo de gestión que hace caso omiso a las recomendaciones ciudadanas. Tras el fracaso de las reformas en el Barrio del Real, con la eliminación del autobús urbano en el barrio, y que ha sido desviado a una vía secundaria; y las que se llevaron a cabo en la calle Carlos de Arellano, se podría haber esperado a iniciar estas nuevas obras, en dos vías principales del barrio del Industrial, o buscado proyectos alternativos. El Paseo Marítimo tiene acera suficiente para que el carril bici no se hubiese llevado por delante un carril de circulación completo. La reforma en Marqués de Montemar convertirá la calle Carlos V en un infierno rodado.

           La otra obra en curso, de las decenas que nos esperan, es el cambio de solería en una de las entradas de acceso a la zonas de oficinas del Cargadero de Mineral. No es un modelo de gestión, es solo un modelo de obras. Demasiados millones invertidos solo en pavimento y solería.

 

 

 

 

 

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3 comentarios en “Cuando obras no son amores

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