Como cada año, desde hace 7, la plataforma WordPress nos manda un saludo y felicitación, y nos anima a seguir en la misma línea y tarea con el blog. El Alminar de Melilla fue registrado como tal un 3 de mayo de 2011. La primera publicación apareció dos días después el 5 de mayo.
El nombre ya existía y eso resultó fundamental para su creación, porque antes de que existiera El Alminar, ya era. Abrir el blog, inscribirlo y los dos días de prácticas previos a su salida a la luz fue un proceso gradual. Un nombre es todo y por eso, cuando el tutorial me preguntó si tenía un nombre para el blog, no dudé un solo instante y escribí El Alminar de Melilla.
La aventura era absolutamente incierta. En ningún caso, en ninguna previsión se contaba con seguir aquí 7 años después. El Alminar se creó en la soledad y el anonimato, pero con el firme propósito de ser abanderado de «la libertad de expresión y opinión», en un entorno que ya entonces se intuía como hostil. El espacio que hemos creado, se lo hemos arrancado a la oscuridad y a la cerrazón. Ha costado y cuesta mucho mantenerlo, porque la lucha contra el pensamiento único no admite tregua. Enfrentarse a la comodidad que proporciona la mentira acarrea muchos problemas, porque hay que mostrar y demostrar lo que se dice. Lo importante no es que te crean, sino ser creíbles.
El valor de algo se consigue por el contraste con el entorno. Un lingote de oro en una isla desierta no tiene valor alguno. Lo que pone en valor algo es el entorno en el que se desarrolla y en el que vive. El Alminar está sujeto tanto a las influencias como a las turbulencias. Nada existe por sí mismo.
La más poderosa influencia del Alminar han sido sus «comentaristas», que a lo largo de todo este tiempo han dejado escritos 18.000 comentarios. Es en esta faceta en donde los servidores de lo oscuro han librado su principal batalla, espantando, rastreando a los comentaristas, para disuadirlos de escribir aquí. Esa labor de vigilancia y amedrentamiento constante, día y noche, a lo largo de los 365 días del año ha conseguido reducir los comentarios en 2/3 partes. Los lectores del Alminar ahora no escriben, tampoco lo hacen en los medios escritos, pero siguen leyendo, de modo igualmente constante. En los últimos 5 años la cifra de lectores/as nunca ha estado por debajo de los 220.000 anuales, y esto nos ofrece un dato muy importante. La fidelidad del apoyo silencioso y oculto de la comunidad «alminariense».
No es posible destacar una noticia, un artículo entre los 2068 escritos a lo largo de estos 7 años, ni resaltar una imagen de las más de 5000 publicadas. El Alminar de Melilla ya es un testimonio de la ciudad en la que surge y a la que pertenece.
A todas y todos los que están aquí ahora, a los que siguen desde el principio, a los que estuvieron en algún momento, a los que entran y salen, en el absoluto ejercicio de La Libertad: ¡Gracias, siempre gracias!