Obras sin aviso en el Real


 

            Esta mañana, toda la calzada de los pares de la calle Mar Chica apareció cortada. Todas las intersecciones desde la calle general Villalba se convirtieron en trampas automovilísticas, para los coches allí aparcados y los que circulaban en las direcciones habituales. Son muchas calles: Valladolid, Palencia, Castilla, Salamanca, Zamora, Aragón, León, Vitoria, Vizcaya, coronel Cebollinos, capitán Arenas, Navarra, hasta la calle Cataluña. 

            Todas las entradas o salidas estaban cortadas con vallas en la intersección con Mar Chica, desde la entrada o salida en la avenida de las Infantas de España. No había un solo anuncio o advertencia en la entradas de las calles, ni en las intersecciones, ni en ninguna parte del barrio. Ni un solo anuncio o comunicación a los vecinos a través de los medios de comunicación, o en los oficiales de la Ciudad Autónoma de Melilla.

             No criticamos la obras, necesarias en una parte del barrio que lleva más de dos décadas sin ninguna adecuación de su acerado, ni de su pavimento. Señalamos el modo tan desconsiderado de llevarlas a cabo. Antaño se hubiese enviado una carta a los residentes en el barrio, bien de modo directo, o a través de las asociaciones de vecinos. Nada de esto se hace ahora.

            El nuevo diseño de las aceras están ampliando el  tamaño de los pasos peatonales en los cruces y en las esquinas, lo que es necesario, pero también están obstaculizando los giros de los vehículos de mercancías y de emergencias. También está suponiendo una pequeña pérdida de aparcamientos, sin que haya alternativa posible. En la parte central de la calle Andalucía han realizado un nuevo diseño del paseo, que sí ha recuperado aparcamientos, aunque en un número inferior al de los perdidos. Las terrazas y la remodelación del paseo central del barrio, en la calle La Legión, supuso una disminución de la zona de aparcamiento, muy superior a las previsiones de la propia obra, que ya eran alta.

          Insistimos en la idea central del artículo. No se pueden realizar obras por la bravas, sin avisos con antelación suficiente, ni alternativas posibles, ni previsión de la duración de las mismas.

 

 

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El ocaso del renacimiento


 

La feria colapso de la feria renacentista de Melilla

          La feria medieval, surgida hace una década, estaba bien. Fue muy novedosa y aportó la afluencia de los melillenses a la ciudad vieja. Una vez que se escoge un modelo, hay que mantenerlo, ir renovándolo, corrigiendo errores y vigilar su evolución. El Alminar de Melilla lo será hasta el último día, y permanecerá hasta el fin de los tiempos.

            En sus primeros años, fue un éxito de público y resultaba difícil transitar por las estrechas calles de la ciudad vieja. La cabalgata, de la que tenemos el testimonio de los últimos 7 años, ofreció grandes imágenes. Los puestos de mercancías abundaban, la música de las gaitas animaban el ambiente y los desfiles de personajes medievales eran atractivos. Evidentemente la crisis económica iniciada en 2009 tuvo su impacto, y algunos confundieron Melilla con Jauja o El Dorado. La hostelería ambulante, clave en cualquier evento de esto tipo falló desde el principio, con precios demasiado elevados, pero al final, en los últimos años se convirtió en exigua y de calidad media. Los puestos de comercio empezaron a decrecer, hasta la situación testimonial del presente año, el 2018.

        Al igual que lo sucedido con la semana de cine, que ha cambia de carácter cada 5 años, hasta su estado fantasmal último, la feria medieval se transformó en el mercado de Carlos V hace dos años, iniciando un claro declive. Como si de una metáfora histórica se tratara, el colapso del Renacimiento parece trasladarse fuera del ámbito de la fiesta, que solo se salvó con la afluencia de los melillenses en la tarde-noche del domingo. El viernes y el sábado, la feria estuvo casi desierta.

        La anunciada cabalga y desfile no existió, coincidiendo prácticamente el principio con el final. Las autoridades fueron vistas de modo fugaz. No hubo manera de obtener fotos de ellas, en sana mezcla con el pueblo. Tampoco las buscamos, pero no se las vio.

                               El diorama de la Coronación de Carlos V 

         La asociación melillense de coleccionismos Muralla Azul, triunfó con su excelente montaje del diorama de la Coronación de Carlos V en la catedral de Bolonia. El inmenso diorama, que abarcaba la vida del emperador desde su desembarco en Tazones en 1518, hasta su coronación en 1530, ha sido una iniciativa particular, en colaboración con la Hermandad del Rocío, que le cedió sus instalaciones del baluarte de San Fernando. Esta asociación no cuenta con subvención de ningún tipo, ni ayuda oficial de ninguna clase. Ni siquiera tienen local donde montar sus proyectos. Todos los gastos han corrido de su propia cuenta. Los clics de Playmobil estaban caracterizados para la ocasión, y algunas piezas, como la catedral de Bolonia estaba construida para la ocasión. Su coste fue de 1500€, el resto de los edificios de una ciudad tipo de los Paises Bajos, también eran de diseños propios. Hay otra Melilla, no solo el blog, que funciona al margen de lo oficial y de lo subvencionado.