El ocaso del renacimiento


 

La feria colapso de la feria renacentista de Melilla

          La feria medieval, surgida hace una década, estaba bien. Fue muy novedosa y aportó la afluencia de los melillenses a la ciudad vieja. Una vez que se escoge un modelo, hay que mantenerlo, ir renovándolo, corrigiendo errores y vigilar su evolución. El Alminar de Melilla lo será hasta el último día, y permanecerá hasta el fin de los tiempos.

            En sus primeros años, fue un éxito de público y resultaba difícil transitar por las estrechas calles de la ciudad vieja. La cabalgata, de la que tenemos el testimonio de los últimos 7 años, ofreció grandes imágenes. Los puestos de mercancías abundaban, la música de las gaitas animaban el ambiente y los desfiles de personajes medievales eran atractivos. Evidentemente la crisis económica iniciada en 2009 tuvo su impacto, y algunos confundieron Melilla con Jauja o El Dorado. La hostelería ambulante, clave en cualquier evento de esto tipo falló desde el principio, con precios demasiado elevados, pero al final, en los últimos años se convirtió en exigua y de calidad media. Los puestos de comercio empezaron a decrecer, hasta la situación testimonial del presente año, el 2018.

        Al igual que lo sucedido con la semana de cine, que ha cambia de carácter cada 5 años, hasta su estado fantasmal último, la feria medieval se transformó en el mercado de Carlos V hace dos años, iniciando un claro declive. Como si de una metáfora histórica se tratara, el colapso del Renacimiento parece trasladarse fuera del ámbito de la fiesta, que solo se salvó con la afluencia de los melillenses en la tarde-noche del domingo. El viernes y el sábado, la feria estuvo casi desierta.

        La anunciada cabalga y desfile no existió, coincidiendo prácticamente el principio con el final. Las autoridades fueron vistas de modo fugaz. No hubo manera de obtener fotos de ellas, en sana mezcla con el pueblo. Tampoco las buscamos, pero no se las vio.

                               El diorama de la Coronación de Carlos V 

         La asociación melillense de coleccionismos Muralla Azul, triunfó con su excelente montaje del diorama de la Coronación de Carlos V en la catedral de Bolonia. El inmenso diorama, que abarcaba la vida del emperador desde su desembarco en Tazones en 1518, hasta su coronación en 1530, ha sido una iniciativa particular, en colaboración con la Hermandad del Rocío, que le cedió sus instalaciones del baluarte de San Fernando. Esta asociación no cuenta con subvención de ningún tipo, ni ayuda oficial de ninguna clase. Ni siquiera tienen local donde montar sus proyectos. Todos los gastos han corrido de su propia cuenta. Los clics de Playmobil estaban caracterizados para la ocasión, y algunas piezas, como la catedral de Bolonia estaba construida para la ocasión. Su coste fue de 1500€, el resto de los edificios de una ciudad tipo de los Paises Bajos, también eran de diseños propios. Hay otra Melilla, no solo el blog, que funciona al margen de lo oficial y de lo subvencionado.

 

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Un comentario en “El ocaso del renacimiento

  1. por ahí decían que el nuevo nombre estaba perfecto. Como metáfora, que un periodo asociado al florecimiento de las artes y la cultura en toda Europa fuera en Melilla este «churro», definía perfectamente la mediocridad cultural de la desgobernancia que padecemos.

    Al menos cuando yo lo visité estaba bastante animado y mis invitados este fin de semana disfrutaron. Ya que han sido atracados por las compañías aéreas que campan a sus anchas por la inacción del desgobierno, por lo menos se lo pasaron bien.

    Pero me gustaría detenerme en la proyección sobre el lienzo amurallado. ¿De verdad en Cultura no hay nadie que le haya dado un poco de vergüenza la cosa? De todo lo destacable de Carlos I y V, ¿qué queda? ¿Que las pasó chungas para llegar a Asturias en vez de a Santander? ¿Que toreó un toro camino de Valladolid? Siendo un mercado «renacentista», ¿cabría hacer mención alguna a algún aspecto pictórico de la época, arquitectónico, musical, escultural…?

    El tono general, lejos de ser épico, es de generar miedo a los más pequeños con estruendo y efectos sonoros en los graves. Pero enfoque cultural, dar información histórica que se precie…nada de nada.

Acostúmbrate a sufrir con paciencia las contrariedades, a escuchar en silencio lo que desagrada, a estar sosegado entre los turbulentos y a permanecer tranquilo entre el estrépito del mundo.

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