En el edificio fantasma


 

                        Un edificio fantasma en pleno centro de la ciudad, en el lado de los impares de la calle Ejército Español, que debería llamarse avenida de las Fuerzas Armadas. El Ejército de La República también era un ejército español, al servicio del gobierno. No fue nunca un ejército rojo.

                    Un edificio abandonado es eso, un edificio abandonado. Un edificio en ruinas es lo que su nombre indica. Ambas son situaciones terminales. Sin embargo, un edificio fantasma necesita ser definido. Los edificios fantasmas pueden ser de dos tipos. El primero sería del tipo en el que sin que haya signos visibles de estar habitados, si se producen ruidos como si lo estuviese. Es más, pueden abrirse y cerrarse puertas sin que aparentemente lo haga nadie. El otro tipo de edificio fantasma sería aquel en el que sí hay signo claros de habitabilidad, pero no se ve nunca a nadie. Se producen basuras, todo está revuelto y con claros signos de habitantes en su interior, pero sin que se les vea, ni sepa por dónde entran o salen.

                  En este caso estamos ante el segundo caso, en donde los indicios de registros y otros restos de actividades humanas indican una presencia física. En las ciudades grandes, en barrios alejados del centro urbano, resulta difícil controlar la actividad de los ocupantes ilegales. El abandono de la propiedad es algo circunstancial en los barrios céntricos, o en cualquier barrio.

                  Lo que sucede en Melilla es incomprensible. Esto es el centro de la ciudad, es un edificio que está a la vista de todo el mundo, con un local de restauración en la parte baja. El centro de la ciudad no solo se muere, sino que también se arruina y se derrumba. Las propiedades se abandonan por décadas, con el consiguiente peligro de incendios, de insalubridad y de desprendimientos.

                    Hace no mucho tiempo pensaba que la energía cinética de un Estado, de una Autonomía o de una ciudad, impedían su caída, pese a que la gestión llevada a cabo fuera o fuese muy mala. Atribuía a las personas y a los integrantes de estas entidades suficiente fuerza y cohesión, como para que las cosas siguieran funcionando en espera de tiempos mejores. Ahora ya pienso que un Estado, Autonomía o ciudad, pueden caer al completo, y que una gestión pésima puede dar al traste con todo. Esto es solo una muestra, lo difícil es fotografiarlas y dar cuenta de todas.

Obras sin aviso en el Real


 

            Esta mañana, toda la calzada de los pares de la calle Mar Chica apareció cortada. Todas las intersecciones desde la calle general Villalba se convirtieron en trampas automovilísticas, para los coches allí aparcados y los que circulaban en las direcciones habituales. Son muchas calles: Valladolid, Palencia, Castilla, Salamanca, Zamora, Aragón, León, Vitoria, Vizcaya, coronel Cebollinos, capitán Arenas, Navarra, hasta la calle Cataluña. 

            Todas las entradas o salidas estaban cortadas con vallas en la intersección con Mar Chica, desde la entrada o salida en la avenida de las Infantas de España. No había un solo anuncio o advertencia en la entradas de las calles, ni en las intersecciones, ni en ninguna parte del barrio. Ni un solo anuncio o comunicación a los vecinos a través de los medios de comunicación, o en los oficiales de la Ciudad Autónoma de Melilla.

             No criticamos la obras, necesarias en una parte del barrio que lleva más de dos décadas sin ninguna adecuación de su acerado, ni de su pavimento. Señalamos el modo tan desconsiderado de llevarlas a cabo. Antaño se hubiese enviado una carta a los residentes en el barrio, bien de modo directo, o a través de las asociaciones de vecinos. Nada de esto se hace ahora.

            El nuevo diseño de las aceras están ampliando el  tamaño de los pasos peatonales en los cruces y en las esquinas, lo que es necesario, pero también están obstaculizando los giros de los vehículos de mercancías y de emergencias. También está suponiendo una pequeña pérdida de aparcamientos, sin que haya alternativa posible. En la parte central de la calle Andalucía han realizado un nuevo diseño del paseo, que sí ha recuperado aparcamientos, aunque en un número inferior al de los perdidos. Las terrazas y la remodelación del paseo central del barrio, en la calle La Legión, supuso una disminución de la zona de aparcamiento, muy superior a las previsiones de la propia obra, que ya eran alta.

          Insistimos en la idea central del artículo. No se pueden realizar obras por la bravas, sin avisos con antelación suficiente, ni alternativas posibles, ni previsión de la duración de las mismas.

 

 

El ocaso del renacimiento


 

La feria colapso de la feria renacentista de Melilla

          La feria medieval, surgida hace una década, estaba bien. Fue muy novedosa y aportó la afluencia de los melillenses a la ciudad vieja. Una vez que se escoge un modelo, hay que mantenerlo, ir renovándolo, corrigiendo errores y vigilar su evolución. El Alminar de Melilla lo será hasta el último día, y permanecerá hasta el fin de los tiempos.

            En sus primeros años, fue un éxito de público y resultaba difícil transitar por las estrechas calles de la ciudad vieja. La cabalgata, de la que tenemos el testimonio de los últimos 7 años, ofreció grandes imágenes. Los puestos de mercancías abundaban, la música de las gaitas animaban el ambiente y los desfiles de personajes medievales eran atractivos. Evidentemente la crisis económica iniciada en 2009 tuvo su impacto, y algunos confundieron Melilla con Jauja o El Dorado. La hostelería ambulante, clave en cualquier evento de esto tipo falló desde el principio, con precios demasiado elevados, pero al final, en los últimos años se convirtió en exigua y de calidad media. Los puestos de comercio empezaron a decrecer, hasta la situación testimonial del presente año, el 2018.

        Al igual que lo sucedido con la semana de cine, que ha cambia de carácter cada 5 años, hasta su estado fantasmal último, la feria medieval se transformó en el mercado de Carlos V hace dos años, iniciando un claro declive. Como si de una metáfora histórica se tratara, el colapso del Renacimiento parece trasladarse fuera del ámbito de la fiesta, que solo se salvó con la afluencia de los melillenses en la tarde-noche del domingo. El viernes y el sábado, la feria estuvo casi desierta.

        La anunciada cabalga y desfile no existió, coincidiendo prácticamente el principio con el final. Las autoridades fueron vistas de modo fugaz. No hubo manera de obtener fotos de ellas, en sana mezcla con el pueblo. Tampoco las buscamos, pero no se las vio.

                               El diorama de la Coronación de Carlos V 

         La asociación melillense de coleccionismos Muralla Azul, triunfó con su excelente montaje del diorama de la Coronación de Carlos V en la catedral de Bolonia. El inmenso diorama, que abarcaba la vida del emperador desde su desembarco en Tazones en 1518, hasta su coronación en 1530, ha sido una iniciativa particular, en colaboración con la Hermandad del Rocío, que le cedió sus instalaciones del baluarte de San Fernando. Esta asociación no cuenta con subvención de ningún tipo, ni ayuda oficial de ninguna clase. Ni siquiera tienen local donde montar sus proyectos. Todos los gastos han corrido de su propia cuenta. Los clics de Playmobil estaban caracterizados para la ocasión, y algunas piezas, como la catedral de Bolonia estaba construida para la ocasión. Su coste fue de 1500€, el resto de los edificios de una ciudad tipo de los Paises Bajos, también eran de diseños propios. Hay otra Melilla, no solo el blog, que funciona al margen de lo oficial y de lo subvencionado.

 

Bajo el estado de shock


 

                 La caída del gobierno del Partido Popular el pasado 1 de junio, cuando nadie podía preverlo unos días antes, produjo un estado de shock político cuyas consecuencias aun se notan. Quien no lo esperaba alcanzó el gobierno, y quienes pensaban perpetuarse en él, fueron obligados a abandonarlo. Ante toda la Nación se abrió un tiempo nuevo.

                  Desde la llegada de La Democracia en 1978, las únicas siglas que permanecen para el conjunto del Estado son las del PSOE, pues la derecha ha cambiado de nombre a lo largo de todo este tiempo. En su origen fue la Alianza Popular de Fraga, inmortalizada por Forges como Afananza Pandillar. Escándalos de diversa índole llevaron a la derecha a refugiarse en unas elecciones bajo las siglas de Coalición Popular, sin embargo, solo fue una estación de tránsito. Al poco dieron con el nombre de Partido Popular, con el que han llegado hasta ahora y del que deberán deshacer en breve, probablemente tras el Congreso de elección del nuevo presidente nacional del próximo 5 de julio. Para la futura reconquista del centro, la derecha deberá encontrar una nueva fisonomía, que no esté tan asociada a las prácticas corruptas del poder. El azul ya no es el futuro, aunque tampoco el naranja (ya adoptado por el PP durante un breve tiempo).

                La derecha española se ha dejado muchos nombres en el camino, siglas o incluso colores. Manuel Fraga pasó de la caverna franquista al liderazgo autonómico en la Xunta de Galicia, sin transición posible. Los escándalos de corrupción le han acabado pasando factura al PP, pero de en un solo cobro. Han caído uno tras otro, todo lo barones regionales del partido y los líderes históricos. En Melilla, el tiempo nuevo es inminente y resulta curioso, que los representantes melillenses del PP, no se hayan pronunciado por ninguno de los candidatos en liza: «es muy difícil decidirse», decía el máximo regidor local. Sin embargo a veces es obligatorio hacerlo, porque la indefinición, el a ver que pasa puede resultar letal.

                 Resulta sintomático que ninguno de los candidatos a las primarias populares, salvo Soraya Sáenz de Santamaría, haya tenido gesto alguno con Melilla, especialmente el que fuera diputado por la ciudad García Margallo, gran valedor y nombrado como hijo adoptivo. No posicionarse implica que el posible ganador mire con recelo a la ciudad de la que no recibió apoyo. La presencia de la ex vicepresidenta en la ciudad es difícil de interpretar, aunque todos los indicios la señalan como posible y quizá probable ganadora de la contienda democrática, por la dirección popular. Dolores de Cospedal no consigue trasmitir una imagen de empatía, y Casado no acaba de remontar el vuelo.

                                              El millón de afiliados

                      Históricamente el único movimiento político que ha alcanzado la cifra de un millón de afiliados fue la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) durante la II República (1931-1936). Está claro que la cifra de afiliados del PP es un bluf. Sólo 70.000 personas se han inscrito en el proceso de primarias. Los 4000 afiliados del Partido Popular en nuestra ciudad se han quedado en apenas 300 votantes. Como ha dicho la única visitante de los populares a nuestra ciudad: «el partido corre riesgo de desaparición». Refundar el centro derecha requerirá al menos un proceso de 5 años, en los que la pérdida de poder municipal y autonómico resultará una sangría política. El proceso de descomposición y caída del régimen popular es irreversible.

                                          Tiempos nuevos en Melilla

                    Ahora mismo todo es incierto y son muy pocas cosas las que pueden aventurarse. La caída de los zares en Rusia abrió una etapa de gobierno provisional con Kerensky, en la que sucedieron todo tipo de hechos, hasta el triunfo final de los bolcheviques. En nuestra ciudad el futuro lo impondrá la evolución del censo. En 2015 se produjo el final de la primera etapa, aquella en la que un partido de ámbito nacional podía gobernar con una mayoría absoluta o cercana a ella. Eso no sucederá más. La segunda fase, de duración media, requerirá de al menos dos partidos en el gobierno de la ciudad, y en la que no debería dejarse fuera a Coalición por Melilla. El PP en la etapa de Juan José Imbroda, ha sido el único partidos sin diputados rifeños entres sus filas. Los integraban en las listas pero luego los hacían salir de modo obligatorio para dar paso a diputados de origen peninsular, o tenía que dimitir por escándalos variados. La tercera etapa, a corto o medio plazo, será aquella en la que CpM o su evolución futura, sea ya siempre la lista más votada y escogerá socio de gobierno. Si la caída del partido Popular en la ciudad se acelera, esta situación puede producirse ya en las próximas elecciones, a tan solo un año vista.