Planta Desalinizadora de agua


Suministra o revienta, el insólito caso del agua en Melilla

La planta Desalinizadora de agua de Melilla ha reventado. Está desconectada y sin funcionamiento. Una avería: «un reventón en un filtro» ha dejado a los 4 módulos sin servicio. La información emitida nos es precisamente muy exacta y técnica. El verbo reventar hace alusión a: deshacer o desbaratar algo aplastándolo con violencia. Sugiere más una explosión que otra cosa. En la otra acepción, como verbo intransitivo hace referencia a abrirse por no poder soportar la presión interior. También parece indicar algo que explota y se parte o raja, deshaciéndolo. De le escasa información sobre lo que sucede en esta Planta, viene quejándose desde hace mucho tiempo la asociación Ecologista Guelaya.

La planta Desalinizadora es responsabilidad de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, aunque la gestión y mantenimiento esté bajo otra empresa. El número de avería y la importancia de las mismas, hasta el presente y definitivo «reventón», sitúa el vector de sospecha sobre el mantenimiento y cuidado de la planta. A la hora de dirimir o exigir responsabilidades, es importante la atribución del problema, porque a lo mejor, lo que hay que hacer es revertir el mantenimiento y la gestión del agua, sobre una empresa pública o sobre la propia Administración de Melilla. La externalización solo trae negocio y beneficio al gestor, y problemas y gastos a la parte pública.

Un colaborador del blog nos remitía en días pasados estas reflexiones: Queremos saber cuántos metros cúbicos de agua han entrado en la red y cuántos metros cúbicos han salido de la red facturados. ¿Y cuántos han sido los cobrados, y dónde están los metros cúbicos no facturados, y quién cobra los cargos realizados a los ciudadanos? Porque hay una diferencia abismal entre la cantidad consumida por los ciudadanos (120m3), y la que indican las cifras de producción de agua, en torno a los 300m3, por persona y año. Un hogar medio melillense, de entre 3 y 4 integrantes, consume anualmente la primera cifra, que es la que se le factura. A día de hoy, la casi totalidad de los hogares melillenses cuentan ya con contador individual de consumo de agua, por lo que la discrepancia o diferencia no se sostiene con ninguna explicación racional. No pueden existir tantas piscinas privadas, ni las familias tienen el día entero los grifos abiertos, todo lo contrario. El recurrente recurso a las fugas tampoco se sostiene, porque si la pérdida de agua fuese el triple de la consumida, el suelo de la ciudad estaría permanentemente encharcado y todos los bajos inundados, y no es el caso. La posible población oculta debería ser de 100.000 personas, a añadir a los 80.000 empadronados, lo que tampoco parece creíble, ni digno de ser tenido en cuenta.

Ya tenemos 4º módulo, tras instalarse unas tuberías nuevas el año pasado, por parte de la Consejería de Medio Ambiente, que no es la responsable de la gestión de la planta, aunque sí de todo lo demas. Justo cuando deberíamos tener el máximo rendimiento, se produce el estallido más severo y casi definitivo. ¿Qué ha ocurrido, esto es lo que habrá que investigar y explicar? La opacidad es más espesa que nunca, justo cuando estamos oficialmente en la era administrativa de la transparencia. Aquí hay muchas cuestiones que resolver, y ninguna se dirige a lugares claros, sino todo lo contrario. La anterior administración decía que el gasto medio por hogar era de 316m3 y Guelaya afirmaba que el consumo oficial, que no real, era de 396m3. Tanto una cifra como otra, darían a entender que los melillenses pasamos el día entero sumergidos en el agua, Ambas cifras son míticas.

La otra cuestión pendiente sería la del embalse de Las Adelfas, inversión estratégica para proporcionar agua a Melilla durante 10 días, en caso de corte total de suministro, o incluso un mes si tuviese que producirse un corte táctico, debido a un sabotaje o un cataclismo en la planta Desalinizadora. ¿Por qué no está lleno nunca? ¿Por qué no está integrado en la red de suministro de agua?

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Unidos por el Parque Hernández


El Parque Hernández es el símbolo de la ciudad de la expansión, la que surgió tras los Acuerdos con Marruecos de 1860, y la que se abrió a un terreno nuevo tras la larga noche de los 400 años (1497-1860). Tocar o alterar un símbolo es muy arriesgado. Desde este blog y a lo largo de más de una década, hemos denunciado algunas excentricidades que se han llevado a cabo en su interior, y la pérdida de árboles y de palmeras.

Existe una interesante Guía didáctica sobre el Parque, editada en 1990 por el Centro de Profesores de Melilla, y elaborada por los profesores/as : Adoración Perpén, José Mª Cano y Vicente Moga, con ilustraciones de Julia Picazo y Tala Moga. En la guía se relata toda su historia, su origen, su fundamento, su localización y su transformación.

El ingeniero militar que redactó el proyecto del parque en 1901 fue Vicente Garcia del Campo, materializando una idea del General Venancio Hernández, al que se considera como promotor intelectual del mismo. El parque, que desde su origen fue denominado con el sobre nombre de Hernández, se inauguró el 18 de mayo 1902. como recoge el historiador y militar Francisco Saro, en su obra: Notas sobre Urbanismo, Historia y Sociedad en Melilla (1996). Esta zona de la ciudad era nueva y estaba en constante transformación y delimitación, como el propio parque, que desde su inicio estuvo delimitado por un muro o verja. La plaza de España fue se materializó en 1915. El parque Hernández se urbanizó 1906 y el primer templete de música se alzó un año después. El cerramiento del parque se completó en 1914, año en el que se edificó su portada actual.

La cuestión del muro

Lo que identifica al parque es su muro, es más, hasta que no se completó su cerramiento, fue objeto de mordidas urbanísticas, surgidas la necesidad de crear nuevos barrios y su urbanización. Por tanto, el parque Hernández es un legado físico a la ciudad, que permanece en sus actuales dimensiones y entorno desde 1914. La defensa del muro que es también la defensa del parque, está siendo apoyada por entidades y personas de diversa índole y procedencia, en un movimiento transversal, que no puede identificarse como «un ariete contra el Gobierno actual», por más que algunos hayan intentado aprovechar esta circunstancia. De hecho, el Partido Socialista, que pertenece a ese mismo gobierno, apoya el mantenimiento del muro perimetral, que es realmente lo que lo aísla y protege del urbanismo extremo, en una ciudad con limitación de espacio. La convocatoria fue lanzada por Guelaya-Ecologistas en Acción y secundada por otros grupos, como el Movimiento en defensa del arbolado.

Lo que no se entiende, es la obcecación de la Consejería de Medio Ambiente en su derribo y transformación integral, algo que no sucede desde 1914. La ciudadanía, desde muy diversas procedencias, ha ofrecido todo tipo de razones para mantener esa delimitación física. El Parque Hernández ya ya sufrido muchas pérdidas y deterioros, como para consentir lo que probablemente sería la más agresiva, e incluso un primer paso para su desaparición futura. Es un símbolo de Melilla y también un legado de la etapa más ilusionante de esta ciudad, la de la expansión.

Los muros no siempre separan. Hay una parte por la que unen, y es el adarve o camino de ronda.

El muro del referéndum


No es país para referéndums

En 1986, Felipe González derivó a la ciudadanía la responsabilidad sobre la permanencia de España en la OTAN. Está claro que él quería continuar con esa pertenencia y que había cambiado de opinión, pero por si las cosas salían mal, quiso compartir esa responsabilidad mediante un referéndum. Años después Felipe González reconoció su error, entre otras cosas, porque hay cuestiones que no se pueden decidir con un sí, o un no. Los referéndums siempre dividen a las sociedades. Así sucedió en Gran Bretaña con el Brexit, el error de Cameron, y con el de Cataluña, que aunque ilegal, dividió igualmente a la sociedad catalana, y envenenó la política española.

El muro del Parque Hernández

Todo esto nos sirve como antecedente al lío en el que se ha metido la Consejería de Medio Ambiente, de Hassan Mohatar, al organizar el prometido referéndum sobre el derribo del muro perimetral del Parque Hernández. Lo enrevesado de algunas preguntas recuerdan a la redacción de las del Referéndum OTAN: «Estaría usted de acuerdo en que en determinadas condiciones, y sin que eso signifique que está de acuerdo con la peatonalización total del centro, y sin que eso implique el establecimiento de una zona azul, en integrar el Parque Hernández en el centro de la ciudad, en el que ya se encuentra». No se menciona derribo del muro por ningún lado.

La jurisprudencia está devorando a la Justicia, y la judicialización sustituyendo a la política. La clase política, los gobiernos, tiene miedo a tomar decisiones, por miedo a las denuncias. Un gobierno, este o cualquier otro, tiene suficientes competencias legales para poner o quitar un monumento, como hacía el anterior. Un gobierno tiene capacidad legal para cambiar el nombre de 100 calles a la vez, y proponer los que les de la gana, como también hacía el anterior, sin necesidad de ampararse en Ley de Memoria Histórica alguna, que está para cosas de más altos vuelos. Algunos nombres y monumentos deberían salir del callejero y de las calles de la ciudad, sin necesidad de protecciones específicas. Un acuerdo del Pleno de la Ciudad es un acto legítimo en sí mismo.

Esto mismo ocurre con el muro del Parque Hernández, restaurado y embellecido en su aspecto actual por Mustafa Aberchán, cuando fue consejero de Medio ambiente en otro gobierno pluripartidista. Si la Consejería de Medio Ambiente quiere derribar el muro, que lo haga, pero deberá asumir las consecuencias electorales, si las hubiera. El pulso de la ciudadanía es claramente contrario, pero en este embrollo se han metido ellos solos. No se puede preguntar a los ciudadanos sobre qué precio consideran adecuado para un parking, tema que merecerá un espacial del Alminar. ¿Quieren eliminar todos los aparcamientos del centro urbano para que utilicemos los parkings ruinosos? Que lo hagan , estarían en su derecho como gobierno, pero no se atreven porque no saben por qué modelo decidirse.

La última opción del Referéndum Muro Perimetral lo muestra claramente: » si tiene alguna otra idea más, porque nosotros estamos secos, a pesar de todos los altos cargos que hemos nombrado, y es tan amable de decírnosla, escríbala aquí. Eso sí, si se derriba, se pueden guardar trozos de recuerdo, como en el Muro de Berlín. Ya hemos dado una idea.

La historia del quiosco errabundo


De una entidad como la ONCE, se supone una preocupación máxima por las condiciones de seguridad e higiene laboral de sus trabajadores. Hay muchos trabajadores que venden cupones a la intemperie, en la puerta de centros comerciales o en zonas muy transitadas, en jornada laboral completa, y sin importar las condiciones climatológicas.

De la Consejería de Medio Ambiente debería esperarse una vigilancia extrema en cuanto a la instalación de los quioscos de venta de cupones y otras loterías de la ONCE, una organización que atiende hoy en España las necesidades laborales, físicas y médicas de muchos colectivos discapacitados, y no solo de las personas con discapacidad visual. Esta Consejería debe explicar el traslado de este quiosco, instalado originalmente en la calle del general Pareja y luego en la del General Chacel y finalmente en un rincón perdido, umbrío y húmedo de la plaza de los todavía Héroes de España. Debe explicar porqué no se permite la reposición del quiosco en su lugar primigenio, y si fue expulsado de la 2ª de las instalaciones, por la reclamación del propietario de un edificio, en la zona en donde ahora está el puesto de castañas asadas. Quien manda en las calles es la Consejería de Medio Ambiente.

La ONCE debe explicar si aceptó esa desubicación de motu propio o por presiones externas, y porqué no ha solicitado la reubicación en la calle del General Pareja. Los quioscos deben estar en los lugares más visibles, en zonas transitadas y sobre todo, en donde los trabajadores estén en mejores condiciones. En la actual ubicación, queda semioculta por la terraza de la cafetería colindante.

Desconocemos si el Gabinete de Seguridad e Higiene en el Trabajo actúa de oficio, pero este quiosco está actualmente ubicado sin conexión a la luz eléctrica. La lamparilla de alumbrado debe aportarla el propio trabajador, y funciona con pilas. Por tanto, el puesto laboral está expuesto a la humedad, al frio y al calor, sin protección auxiliar de ningún tipo.

Por si estas condiciones no fueran suficientes, el quiosco, de unos 400 kilogramos de peso, está elevado sobre el suelo con tacos de madera y trozos de ladrillo. No está anclado de una manera fija, lo que contraviene cualquier normativa. Es una situación vergonzosa y vergonzante, que exige explicaciones y soluciones definitivas.

Las gaviotas se adueñan de Melilla


           

              Melilla tiene un serio problema con las gaviotas, se han hecho dueñas de la ciudad y campan a sus anchas, no lo decimos con segundas. La voz de alarma la dió el propio Viceconsejero de Medio Ambiente, Gillermo Merino, quien se declaró desbordado por el problema, a la vez que  echaba la culpa de todo al auge de la construcción en el litoral marroquí. Al incremento de la presión migratoria humana desde Marruecos a Melilla, incluidos los menores no acompañados, debemos ahora hacernos cargo también de «sus gaviotas». A este paso el país vecino se va a quedar completamente vacío

            Defecan en cualquier lugar, alarman e impiden el sueño de los ciudadanos con sus gritos y hasta se comen las carpas de nuestro Parque Forestal, aunque  aquí surge la duda de porqué se han merendado las carpas de este parque y no las del estanque de Los Pinos. La Consejería afectada,  se ha declarado «a merced de las gaviotas» y solicita la colaboración ciudadana en la búsqueda de posibles soluciones. Quizá ahora alguien recuerde y si no, ya lo hacemos desde El Alminar, como la propia Consejería de Medio Ambiente consiguió acabar con la colonia del cernícalo primilla, la 2ª más importante de España, por no respetar su época de anidación durante «la rehabilitación» de las murallas de Melilla La Vieja. Ya no queda ningún cernicalo primilla y las gaviotas se han desmandado.

          Ayer por la tarde subí a Melilla La Vieja a observar y fotografiar a las gaviotas. Miran con descaro y encima ni se molestan en levantar el vuelo. Se han hecho dueñas de todo. Familias enteras ocupan un área determinada y la habitan como si fuera suya. Les da igual el Viceconsejero del ramo y sus amenazas de acabar con ellas. No le tienen miedo. Conocen cual es su eficacia. La verdad es que son bonitas. Las de pico rojo son una especie protegida y por eso se sienten a salvo.

           Es muy fácil controlar una población de gaviotas, el evitar su incremento desmesurado, pero no lo vamos a contar desde El Alminar. Que se molesten en hablar con Guelaya, o con personas entendidas, que las hay y mucho en Melilla. Cobran mucho dinero al mes para solucionar «problemas» como éste. Cualquier cosa es mejor que echarle a Marruecos la culpa de todo.  Si esas son las ideas que muestran, no queremos ni imaginar qué harán con asuntos realmente complicados.

  Nota: (1) http://www.elfarodigital.es/melilla/medio-ambiente/64831-el-gobierno-local-estudia-nuevos-metodos-para-controlar-a-las-gaviotas

(2) http://www.elfarodigital.es/melilla/medio-ambiente/85775-el-gobierno-local-estudia-metodos-para-controlar-la-poblacion-de-gaviotas.html

(3) http://www.elfarodigital.es/melilla/medio-ambiente/85955-el-aumento-de-gaviotas-debe-analizarlo-un-ornitologo.html

(4) https://elalminardemelilla.com/2011/07/07/la-colonia-del-cernicalo-primilla/