Si existen modos perdurables de cambiar el mundo, uno de ellos es la Cultura. Elena Fernández Treviño, Consejera del área en Melilla, ha decidido moverse, plantarle cara a la desidia cultural que nos atenazaba desde hace décadas y variar el rumbo y reinventar los espacios, como por ejemplo el de la Plaza de Armas. Ella es una de las revelaciones de este gobierno (la otra es el consejero Rachid Bussian y su verano deportivo), beneficiada por la sentencia ceutí que desorganizó consejerías y gobierno. Las atribuciones de Cultura parecen haberle sentado como un traje a medida. En medio de la desolación tenemos algo. El dicho es claro «y de un mal a veces puede sacarse un bien.
Frente al amplio sector inmovilista que promueve el cerrojazo y la autarquía como única opción frente a la pandemia, la Consejera de Cultura ha decidido dinamizar las calles y noches melillenses con actividades culturales en «modo seguro», que también es posible. La caverna atiza desde todos los frentes, dispone de lanceros, mercenarios, agoreros, veletas y todo un despliegue mediático que cubre todo el espectro de redes sociales, en una plena y llamativa actividad estival. No falta ni siquiera la labor de zapa en las propias filas autonómicas, prestas a filtrar cualquier cotilleo o diversos «dimes y diretes». Pero esto también lo decía Lope de Vega en El perro del Hortelano: Tapices tienen oídos y paredes tienen lengua.
Música en el auditorium Carjaval, música en las calles, exposiciones en las fachadas del Gobernador y la reinvención de la Plaza de Armas, en sentido opuesto a lo que veníamos viendo en los últimos tiempos. La transformación es completa, de la parte baja y mirando a tierra, a la zona alta y en vista hacia la ensenada, hacia el mar. Hemos pasado de la música a la Luna, a la de la Ensenada. Aforo limitado en la zona del concierto, con controles de temperatura en los accesos a la plaza de, con reparto de mascarillas por si alguien necesitaba alguna. La vida debe volver y seguir su curso. Si luego las circunstancias imponen otra cosa, al menos se habrá intentando.
Escribimos esto hace unos días y lo repetimos: La principal preocupación es la salud, pero desde El Alminar pensamos que “el contagio no es irremediable” sino más bien evitable. Nuestra visión es esperanzada, porque el azar también es una opción con la que contar, si se cumplen todas las recomendaciones necesarias y se es riguroso en su observancia., podremos salir de esta peste sin contagiarnos.
Música en la Ensenada, con Vega
Vega fue la protagonista de este su primer concierto en solitario en Melilla, ya estuvo anteriormente en un festival de cantautores. Es cordobesa, aunque afincada en Galicia. Participante en la 2ª edición de Operación Triunfo. Ha estado dos veces nominada para los premio Grammy latinos. Todo un lujo en la noche melillense. Vega ( Mercedes Mígel Carpio) se ha hecho un hueco propio en el mundo de la canción y de las cantautoras españolas, con un estilo muy personal e intimista.
La consejera Elena Fernández está al pie del cañón, no delega las actividades en otros, sino que las dirige en persona. Se arriesga, se atreve y mueve el espacio cultural en un verano funesto. Se encuentra frente a una oportunidad única, de las que raras veces se dan, para dejar una impronta en la cultura melillense, necesitada de renovación, nuevas propuestas y abierta a todas y a todos. Sabe lo que hace y lo que quiere hacer, no improvisa, porque sus ideas vienen con ella desde hace tiempo. En apenas unos días, unirá el pasado con el futuro, en una decisión que nadie se había atrevido a llevar a cabo.