El becerro del consumismo


 

          Los centros comerciales son los «becerros» de la sociedad del consumo, el único modelo económico vigente e imperante en el mundo. Para que haya consumo debe haber consumidores, y por tanto producción, pero sobre todo productores, y ésta sí es la clave. ¿Quienes producen para que tantos consuman?. El caso, la paradoja más bien, es el sistema del consumo solo necesita de 1/5 de la población mundial para sostenerse. La mitad de la población del Planeta está sumergida en la pobreza, esa no interesa ni podrá acceder a este tipo de modelo económico, pero para que éste exista, es necesario que se mantenga así. Para que esta pirámide cónica se sostenga, la base debe ser muy ancha y la parte alta lo más estrecha posible. El inmenso beneficio de lo consumido, llena las arcas de muy pocos y pocas.

          Es imposible consumir todo lo que se produce. La sociedad del consumo desecha la mayor parte de su producción. Lo consumido dura poco, la caducidad de los objetos es muy elevada, porque es algo necesario para volver a consumir de nuevo. Constantemente se cambian los modelos del deseo. Se esquilman países, se devastan recursos, para que la zona media de la pirámide consuma de modo constante, mientras aumenta la riqueza de la punta de la pirámide, siempre muy estrecha. Para que todo esto exista, la base empobrecida debe ser siempre muy ancha. Es un modelo económico criminal, al que es muy difícil escapar.

           La parte alta, la que concentra la riqueza y decide los modelos futuros del consumo, está tan alto, y es tan estrecha como el edificio del Emirato de Dubai, la Babel del lujo y de la vanidad humana, que ha ardido en el último día del año 2015. Es todo un símbolo que «la antorcha «, uno de los edificios más altos de Dubai haya ardido, tal y como su nombre parecía predecir.

                       Melilla está fuera de la sociedad del consumo

          Nuestra ciudad está fuera de todo este desafuero consumista que criticamos. No hay nada, ni centros comerciales, ni multicines, ni piscinas abiertas al público, ni parques de atracciones, ni posibilidades de ocio. Vivimos en el modelo económico  más cerca del mercado  medieval, que una semana al año se nos muestra como si fuera algo del pasado, que aquel que está al alcance de todos, en cualquier punto de la geografía peninsular. Lo que parece pasado es en realidad nuestro  presente. Eso sí, el modelo piramidal es similar en nuestro territorio.

           Lo único malo que no teníamos, lo digo por el modelo económico que representa, era el McDonald’s, que ha llegado por fin a Melilla, apenas cinco años después que a la ciudad vecina de Nador. Ha sido inaugurado con gran pompa y boato, como si se tratase de una de los mega pantanos del Caudillo.

            Estamos tan desfasados, que ni siquiera Acciona, la compañía del mejor contrato marítimo de la historia, se ha molestado en corregir la denominación de avenida de Generalísimo en los obsoletos planos que muestra en sus buques, como promoción de la ciudad.